Nacido en Asturias y criado en Alicante debutó en el Elche CF en 1964 y llegó a ser internacional con la selección española.
Rechazó ofertas de Inter de Milán, Real Madrid y FC Barcelona para fichar por el RCD Espanyol.
Marcial Pina fue un centrocampista muy completo, potente y con un gran manejo del balón, pero sobre todo ambidiestro de verdad.
No de esos que manejan bien su pierna mala, manejaba las dos piernas igual de bien.
Su calidad le llevó a cambiar de barrio en la Ciudad Condal y fichar por el Barcelona donde jugó entre 1969 y 1977, la mayor parte de su carrera.
Salió de allí rumbo al Atlético de Madrid cuando muchos pensaban que estaba llegando su ocaso, pero el toque no se pierde nunca y en la ribera del Manzaneras ofreció otros tres buenos años.
Prueba de ello son los dos goles de falta directa que marcó el 3 de diciembre de 1978 a su ex equipo en el Camp Nou.
Por si alguien dudaba de su calidad se reivindicó como ambidiestro anotando una falta desde cada perfil, ejecutando una con cada pierna y a cuál mejor.
El partido acabó 2-4 a favor de unos colchoneros que no pelearon el título hasta el final, quedando terceros, dos puestos por delante de los blaugranas.
Seguro que más de uno se preguntó en Can Barça después de este en partido, que bien podían haberle sacado un par de años más de buen rendimiento a Marcial Pina.