En el fútbol actual tener un buen mediocentro, lo que ahora llaman «playmaker» resulta fundamental si se quiere tener un juego fluido y, los ingleses llevan años buscando uno del nivel de «Gazza», tal vez por esto se visto relegados a un segundo escalón del fútbol continental.
Algo muy similar a lo que padecen con los porteros, ya que, parece que últimamente este tipo de jugadores no afloran en el país en el que se inventó este deporte.
Gascoigne fue un elegantísimo centrocampista que comenzó a despuntar a finales de la década de los 80. Desarrolló la mayor parte de su carrera en Inglaterra, con un breve paso por Italia y unas temporadas vistiendo la zamarra del Glasgow Rangers.
En la Eurocopa de 1996, que tenía a los ingleses como anfitriones, el destino quiso que se cruzaran en la fase de grupos con sus vecinos escoceses.
Golazo con mensaje
Un derbi de las islas británicas nunca es un partido aburrido, aunque solo sea por la extrema rivalidad entre ambas conjuntos. Es el duelo más antiguo del planeta fútbol, pero curiosamente sólo en esta ocasión en un torneo de gran calado.
Al comienzo de la segunda parte Shearer adelantó a los «Pross«. Mediado el segundo tiempo «El ejército de Tartán» tuvo la oportunidad de empatar desde los once metros, pero David Seaman detuvo el lanzamiento.
En el 79′ el guardameta inglés sacó en largo poniendo la primera piedra para esta maravilla. El gol de Gascoigne a Escocia posiblemente sea el mejor que marcó con la camiseta de Inglaterra y, que mejor rival para hacerlo que ante sus vecinos del cardo.
Si célebre es el golazo, no lo es menos la polémica celebración. Con la complicidad de sus compañeros recreó la famosa «silla del dentista», una postura para ingerir alcohol a raudales.
Fue su jocosa reacción a las duras críticas de la prensa inglesa tras el empate en la jornada inaugural.