No todos los goles valen lo mismo. Un tanto en las postrimerías del partido que sirve para lograr un título. Que te da la victoria para frente a tu eterno rival o que te sirve para arrancar un empate en un campo complicado. Uno de esos tantos tiene un valor superlativo.
¿Quién no se acuerda del golazo de Nayim cuando la final de la Recopa de Europa se iba a los penaltis? O la más reciente subida a la desesperada de Palop para meter a su equipo en las semifinales de la UEFA.
Sheringham y Solksjaer lograron el más difícil todavía. Remontaron la final de la Copa de Europa de 1999 en el descuento. Maravilloso. Para todos menos para la gente del Bayern de Múnich, claro.
Los madridistas más jóvenes han vivido recientemente lo que bautizaron como el minuto “Noventa y Ramos” por la habilidad del camero para darle puntos y títulos a su equipo en los instantes finales.
Que sepan todos esos “minnellials” que los goles en el último suspiro tienen su origen mucho años atrás en el tiempo con la figura de Renato Cesarini.
¿Qué es la zona Cesarini?
La zona Cesarini se ubica en esos minutos finales en los que se lo juegan todo a una carta. Mientras unos llevan el balón al córner para arañar unos segundos, otros cuelgan balones a la desesperada para meterla en la meta contraria.
Todo comienza con Renato Cesarini. Nace en la localidad italiana de Senigallia un 11 de abril de 1906, pero a los pocos meses su familia se muda a Buenos Aires.
Allí se forma futbolísticamente, comienza en el modesto Borgata Palermo y a los 19 años debuta en Primera División con Chacarita Juniors.
Jugó en otros dos clubes argentinos hasta 1929, cuando regresa a sus orígenes para formar parte de un equipo de leyenda la Juventus de Turín del “Quinquenio de Oro”, que gana cinco Scudettos consecutivos entre 1931 y 1935.
Cesarini ya se había especializado en los goles al filo de la bocina. Ya era profeta en su tierra, esto le permitió la “azzurra”, en un tiempo en el que se permitía cambiar de selección.
Apenas jugó once encuentros con Italia pero fueron suficientes para dejar su sello. Vistiendo de azul marcó su gol más famoso.
El 13 de diciembre de 1931 Italia y Hungría empataban a 2 goles en un encuentro de la Copa Internacional disputado en el Estadio Filadelfia, la casa del legendario Grande Torino.
Ahí, como no, más allá del minuto 90 apareció Cesarini para dar la victoria a los suyos.
Para describir el gol el periodista italiano acuñó el término “caso Cesarini”, que con el paso del tiempo derivó a “zona”, adaptado del “Bridge”, en el que se utiliza para denominar los instantes finales del juego de cartas.
De éxito en éxito
Tras su glorioso periplo en la “Vecchia Signora” regresa a Argentina para jugar en River Plate, donde le dio tiempo a ganar otros tres títulos antes de retirarse en 1937.
Precisamente los “Millonarios” fueron el primero de los 8 equipos que dirigió desde los banquillos hasta 1968, incluida la albiceleste.
Como entrenador también cosechó multitud de éxitos. Junto a Carlos Peucelle fue el creador de uno de los mejores equipos de la historia, aquel River conocido como “La Máquina”, que ganó 10 títulos en la década de los 40.
Cesarini nos dejó en 1969. Jorge “el Indio” Solari, padre de Santiago, fundó en Rosario una escuela con su nombre, de la que han salido grandes futbolistas en las últimas décadas.
Así que, ya sabéis cuando vuestro equipo marque un gol acordaos de este jugador italiano que dio nombre a la zona Cesarini. Cuando los demás bajaban la guardia esperando el pitido final aparecía para asestarles el golpe definitivo.
Un especialista en cambiar en el último momento las tristezas por alegrías para los suyos. Ese era su hábitat. La zona Cesarini,