Hoy vamos a rescatar una hazaña, ya algo antigua, de nuestro combinado nacional. Posiblemente sea la mayor hazaña jamás lograda por nuestra selección, obviando los títulos, claro está.
Aquel 21 de diciembre de 1983 España necesitaba una diferencia de once goles para superar a Holanda, líder de su grupo.
Sólo los líderes de los siete grupos se clasificaban directamente para la Eurocopa de 1984. La débil Malta no parecía ser un escollo para la victoria española, pero de ahí a ganar por once goles iba un mundo.
Los malteses contaban con un equipo cuasi amateur, salvo el portero que jugaba en un modesto club alemán (SC Herford de Westfalia), el resto no eran profesionales. Cabe destacar el comentario del guardameta Bonello a la prensa antes del partido:
Todo comenzó de la peor manera posible. El Benito Villamarín presentaba un escenario de media entrada, ya que, en una fecha tan cercana a la Navidad y tras el descalabro del Mundial de 1982, el de Naranjito, el nuestro, el panorama era muy pesimista para aquella fría noche sevillana.
Para colmo, con 0-0 Señor falló un penalti. Todo hacía presagiar el desastre. Santillana adelanto a los locales en el 16′, pero fue contrarrestado por Degiorgio en el 24′.
Finalmente se marcharon al descanso con 3-1 en el marcador, con dos goles más de Santillana. Hacían falta nueve goles más en 45 minutos.
¿Quién creía en la hazaña contra Malta?
Dicen que ni los jugadores creían en el milagro, pero había uno que desde el principio estaba convencido de que la hazaña era posible, ese era «Poli» Rincón y ese era su día. El hoy comentarista radiofónico, era ex canterano del Real Madrid y vigente Pichichi de la Liga (1982-1983). Además jugaba en casa ese día, junto con Rafa Gordillo, ambos en el Betis.
Se dice que tiró de casta y me imagino al carismático Rincón, apodado “El Gremlin”, porque era el instigador de las novatadas en la selección, arengando a sus compañeros.
Tras pasar por varios equipos modestos recaló en el Real Madrid donde consiguió dos Ligas (1978 y 1979), aunque sin muchas oportunidades en el campo. Fue sin duda en sus ocho temporadas como verdiblanco donde dio su mejor versión, llegando a ser el máximo goleador bético en primera.
Nada más salir del vestuario Rincón hacía el 4-1 (min. 47) y el 5-1 a los 10 minutos. En el 57′ la proeza parecía algo más cerca. Maceda ayudaba con 2 goles más poniendo el 7-1 en el 63′.
¡Goooool de Señor!
Todavía faltaba muchísimo pero la gente comenzaba a creer y más aun con el 8-1 de Rincón en el 64′. Aunque inmediatamente después el partido se enfrió y pasaron 12 minutos hasta que Santillana hiciera el 9-1 en el 76′, que prolongaba esa agónica montaña rusa de sensaciones.
En el 78’, Poli marcaba también su cuarto tanto, que era el 10-1. Poco después llegaba el el 11-1 de Sarabia en el 80’.
Quedaban 10 minutos y España aún necesitaba un gol, aunque ahora era un momento de euforia y la gente creía. ¿Quién no habría firmado antes de empezar el partido estar a un gol a 10 minutos de su conclusión?
Hubo tiempo para uno más, pero el colegiado lo anularía. Ésta historia es el capítulo anterior a la final de la Euro de Francia, la del gol de Platini a Arconada, lesionado esa tarde de Sevilla, aunque no le echásemos de menos… Pero esa es otra historia.