La cita no va desencaminada, no hay nadie más crítico con sus compatriotas que los españoles y, en lo que nosotros nos atañe, el fútbol, podemos comprobarlo en las citas veraniegas (Eurocopa, Mundial) que tienen lugar cada dos años… Si es que España se clasifica.
Si hubo una Copa del Mundo que ilusionó a los españoles fue la de 1982. El país estaba consolidando su joven democracia y quería mostrar al mundo su renovación organizando el torneo de fútbol más prestigioso.
De mal en peor
Cuando las expectativas son muy altas, si no se cumplen los objetivos el mazazo es mucho mayor y eso es lo que le sucedió a la selección española.
La cosa empezó mal con el “Hondurazo”, mejoró un poco con la victoria (merced a un penalti injusto) ante Yugoslavia y devolvió a los aficionaos españoles a la realidad con la derrota por la mínima ante Irlanda del Norte. El Luis Casanova fue una auténtica montaña rusa de sensaciones para la anfitriona.
Al igual que al mal estudiante se le acumula el trabajo a última hora, no haber dado la talla en la fase de grupos le supuso a España tener que medirse a dos campeonas del mundo en la segunda liguilla para acceder a semifinales.
“La Roja” se trasladó al Santiago Bernabéu para continuar con su penitencia en aquella Copa del Mundo. Derrota ante Alemania y empate a nada frente a Inglaterra. Fuera de “su” Mundial con un juego paupérrimo y solo una victoria en 5 partidos.
En el disparadero
Ahí se manifestó en todo su esplendor el crítico futbolero que cada español lleva dentro. Disparando hacia todos lados. Había que buscar culpables.
Acusaron a la mascota “Naranjito” (hoy convertida en mito) de ser gafe, pero hubo otro culpable aún más surrealista, las medias de Arconada.
Cierto es que el portero donostiarra no mostró su mejor nivel, pero tampoco tuvo un error claro y manifiesto para señalarle de aquella manera. Ningún integrante del equipo estuvo a su mejor nivel.
El tema se fue retorciendo hasta generar una de las polémicas más agrias en la historia de la selección española.
Luis Miguel Arconada siempre lucía medias blancas en sus partidos con la Real Sociedad y antes del torneo solicitó a la Federación si podía continuar con esta tradición. Los dirigentes le dieron carta blanca.
Con España eliminada algunos se aventuraron a tildarle de antiespañol e incluso se rumoreó que estaba amenazado por ETA o más grave aún, que sentía simpatía por la banda terrorista en un momento en el que sus atentados aterrorizaban a la sociedad española.
La polémica tiene un recorrido muy corto, ya que, en otras ocasiones las medias de Arconada fueron las negras con la bandera e incluso llegó a lucir el brazalete de capitán y nunca se opuso a llevar el escudo sobre el pecho.
En cualquier otro país ahí se habría zanjado la polémica. No en España. Funcionó a pleno rendimiento el dicho popular: “Si el río suena…”.
Aquel río estaba completamente seco y repetir una mentira hasta la saciedad no la convierte en verdad, aunque sí deja un poso en la sociedad difícil de limpiar ¿Todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario? Muchas veces parece que es al revés. Triste, pero cierto.
Un portero muy supersticioso
Para arrojar un poquito más de luz sobre aquella añeja polémica con las medias de Arconada cabe destacar que el guardameta vasco era tremendamente supersticioso.
Como otros muchos deportistas era del pensamiento, si algo funciona no debo cambiarlo. Acordaos de los rituales de Rafa Nadal en cada descanso o la forma de proceder de algunos guardametas antes de un lanzamiento de penalti.
Los hay que lo llevan al extremo y llegan a “utilizar” a un aficionado para gafar a los rivales, como cuenta la leyenda de “Kiricocho”.
El caso es que entre las manías de Arconada estuvo la de implantar las medias blancas en el equipo “txuri-urdin” y, tampoco se cambiaba la camiseta hasta que su equipo perdiese.
Entre 1979 y 1980 la Real Sociedad se mantuvo invicta durante 38 jornadas, por lo que Arconada no cambió su zamarra durante toda la temporada.
De las medias de Arconada a las mangas de Piqué
Si el tema de las medias de Arconada se ligó de forma errónea al conflicto vasco y se le juzgó por unas ideas políticas que desconocemos, recientemente ha ocurrido algo similar con Gerard Piqué.
Arconada se negó a echar más leña al fuego y no hizo una sola declaración. Continuó jugando con la selección hasta el 30 de abril de 1985.
Su compañero Camacho si avivó la polémica con unas ambiguas declaraciones sobre los motivos que apartaron al portero del combinado nacional
En un partido clasificatorio para la Copa del Mundo de 1986 Gales ganó 3-0 a España y Arconada falló en el primer gol. Fue su sentencia. Miguel Muñoz decidió no volver a convocarle, pese a que siguió rindiendo a buen nivel hasta colgar los guantes en 1989.
Tras el fallo en la final de la Eurocopa de 1984 le siguió convocando, pero la presión mediática y sobre todo la mala relación con el presidente Pablo Porta dictaron sentencia.
En lo que respecta al central del FC Barcelona es mucho más dado a hablar y su actitud beligerante contra el Real Madrid le ha pasado factura frente a un sector de la población, pero su polémica con la selección española tenía tan poca sustancia como la de Arconada.
Acusaron al zaguero catalán de cortarse las mangas de la camiseta en un partido para no lucir la bandera de España. Ese fue su último partido internacional, Piqué renunció a la selección.
Se les debió olvidar que vistió esa camiseta en 102 ocasiones y jamás se negó a nada. Ya sabéis, la opiniones son como los culos, cada uno tiene la suya.
Lejos de juzgar cualquier opinión, solo cabe resaltar que aquellos que han tenido problemas en lucir la camiseta de España por sus ideas se negaron y aquí paz y después gloria. Inaxio Kortabarria (compañero de Arconada), Oleguer Presas o Nacho Fernández son claros ejemplos.