Uno de los duelos más controvertidos llegó poco después, concretamente el 10 de marzo de 1918, en la tercera edición del Campeonato Regional Sur, también conocido como Copa de Andalucía.
Aún no existía la Liga y el torneo más importante era la Copa del Rey, al que accedían los distintos campeones de los torneos regionales.
El Sevilla participó por primera vez en el torneo del KO en 1917 y, sus paisanos del Betis (entonces conocidos como Balompié) ansiaban disfrutar de ese privilegio, aunque no lo lograron hasta 1929, cuando conquistaron por primera vez el Campeonato Regional Sur tras 9 triunfos consecutivos de los hispalenses.
Los sevillistas tomaron ventaja ganando 3-2 en el Campo del Mercantil, mientras que los béticos vencieron en la vuelta 3-1. Entonces no se daba más valor a los goles fuera de casa, por lo que la eliminatoria debía resolverse en un desempate.
Un acto bochornoso
Este derbi sevillano fue más tenso de lo habitual, hubo varios altercados y un energúmeno apuñaló a Manuel Pérez, futbolista del Sevilla, cuando se disponía a sacar de banda.
Los jugadores visitantes se quejaron de que ni el terreno de juego, ni las porterías cumplían las medidas reglamentarias, algo que según ellos siempre ocurría cuando visitaban el Campo de la Enramadilla.
Ante un suceso tan grave José Ximénez de Sandoval, capitán general de Andalucía, decretó que ningún militar podría jugar el desempate de aquel derbi sevillano.
La decisión realmente solo perjudicaba al Betis, ya que, aún lejos del profesionalismo dos de sus jugadores, Artola y Candas, estaban cumpliendo el servicio militar y no les pudieron salir el cuartel para disputar el encuentro.
La mayor goleada en un derbi sevillano
Tremendamente enfadados los dirigentes del equipo verdiblanco decidieron presentar al equipo infantil (la mayoría de edad estaba fijada en 25 años) en aquel trascendental duelo ante el Sevilla FC.
Imaginaos las caras de los jugadores hispalenses al ver que sus rivales eran adolescentes imberbes que apenas alcanzaban los 17 años.
Pese a saberse superiores los hispalenses decidieron tomárselo en serio y se emplearon a fondo. Ganaron 22-0 en la que sigue siendo la mayor goleada en la historia del derbi sevillano.
Cuentan las malas lenguas que además a los niños verdiblancos les habían aleccionado para “rascar” los tobillos de sus rivales y el Betis terminó con varios jugadores menos sobre el terreno de juego.
En esta historia, hay lagunas, parte de leyenda y datos que no se pueden contrastar, ya que, las crónicas no muestran de forma clara todo lo acontecido en aquella serie de derbis.
Si se sabe que gran parte de la hinchada bética acusaba al Sevilla FC de gozar del favor de los poderosos y más de un siglo después continúan conociendo este duelo como “el partido de la vergüenza”.