Tampoco exagero si digo que se trata de uno de los mejores jugadores de historia de Francia.
Era un jugador muy elegante, con gran conducción de balón, habilidoso en el regate y buen golpeo con ambas piernas. Su atractivo físico era el componente perfecto para convertirle en lo más parecido a una estrella del rock.
Este cóctel de buenas condiciones auspiciaban un prometedor futuro, pero todo se truncó en una jugada que marcó su carrera para siempre.
Con todo para triunfar
Apodado «El Magnífico», no solo era el ídolo de la afición parisina, también de toda Francia, siendo nombrado mejor futbolista francés en 1993.
En el PSG, formo junto a George Weah una de las delanteras más temibles del Viejo Continente, que no tiene nada que envidiar a la dupla Neymar-Mbappé.
El 17 de noviembre de 1993, justo en el mejor momento en la carrera de Ginola, la selección francesa se midió a Bulgaria con un billete para la Copa del Mundo de 1994 en juego.
A «Les Bleus» les bastaba el empate para viajar a Estados Unidos, pero enfrente tenían la mejor selección búlgara de la historia con los Stoichkov, Kostadinov, Ivanov, Letchkov, Balakov, Penev y compañía.
El encuentro se disputó en el Parque de los Príncipes de Paris, casa del PSG y por lo tanto de Ginola.
Errores que marcan una vida
Llegaron al minuto 90 igualados a un gol. Cantona marcó para los locales y poco después igualó la contienda Kostadinov. El resultado bastaba a los galos para regresar a la Copa del Mundo tras perderse la edición de 1990.
«El Magnífico» tenía el balón en su poder junto a la línea de fondo de Bulgaria, con el rival replegado, pero en lugar de aguantarlo y dejar pasar el tiempo, decidió colgar el balón al área. Craso error. Ningún compañero esperaba el centro.
Los búlgaros recuperaron el balón, montando un fulgurante contragolpe que Kostadinov culminó con un latigazo a la escuadra. 1-2. Bulgaria al Mundial y los galos, que se las prometían muy felices, de nuevo fuera del torneo de selecciones más prestigioso.
Aquella jugada marcó el devenir de la carrera de Ginola, señalado su seleccionador, Gérard Houllier, nada más acabar el partido, y convertido de la noche a la mañana de ídolo a enemigo público número uno en Francia.
No demasiado tiempo después Ginola decidió emigrar a Inglaterra en busca de un cariño que le negaron las gradas francesas, especialmente los rivales del PSG, desde la desafortunada jugada.
En la Premier League dejó un gran recuerdo, sobre todo en Newcastle y Tottenham. Rindió, pero ya no volvió a alcanzar su mejor nivel, el peso sobre sus hombres de aquella mala decisión le acompañó hasta su retirada en 2002.
En cuanto a Bulgaria, firmó su mejor participación en una Copa del Mundo alcanzando la cuarta posición. Fueron una de las sensaciones del campeonato, pero esa es otra historia…