Desde la llegada de Johan Cruyff al banquillo del FC Barcelona la afición culé se empezó a acostumbrar a ganar con regularidad.
En las seis primeras temporadas de “El Flaco” al mando de la nave azulgrana alzaron cuatro Ligas, una Copas del Rey, una Recopa de Europa, una Supercopa de Europa y el título que más ilusión hizo a la parroquia culé, la primera Copa de Europa.
Tras ganar de forma agónica la cuarta Liga consecutiva “gracias” al archiconocido penalti errado por Djukic el Dream Team empezó a desintegrarse tras la debacle en la final de Atenas ante el AC Milan.
El triste final del Dream Team
El enfrentamiento del técnico holandés con varios jugadores de la plantilla fue un fiel reflejo de lo sucedido sobre el césped y varias “vacas sagradas” conocieron en el vuelo de vuelta a Barcelona que no continuarían en el club la siguiente campaña.
Desde entonces y hasta el despido de Cruyff en 1996 el Barça solo fue capaz de levantar un título, la Supercopa de España de 1994. En Liga no compitieron el título a los dos siguientes campeones, Real Madrid y Atlético de Madrid.
Además en Europa fueron apeados en cuartos y semifinales de la Copa de Europa y Copa de la UEFA por PSG y Bayern de Múnich respectivamente.
En ese período su única final fue la de la Copa del Rey de 1996, que culminó el “doblete” rojiblanco con el tanto de Milinko Pantic de cabeza.
Por el camino se llevaron alguna que otra goleada sonrojante y pocas alegrías dio ya a su parroquia aquel equipo de leyenda que daba sus últimos coletazos.
Cambio radical
Con la intención de agitar el avispero la directiva culé acometió una profunda reestructuración que comenzó por darle el mando del equipo a Bobby Robson, que llegó con el aval de haber ganado títulos en Inglaterra, Holanda y Portugal.
Además realizaron una fuerte inversión para incorporar a jugadores que le diesen un nuevo aire al equipo. Así llegaron Vítor Baía, Couto, Blanc. Giovanni, Luis Enrique o Pizzi.
También regresó una vieja leyenda como Stoichkov, pero si alguien ilusionó al barcelonismo fue un joven brasileño llamado Ronaldo Nazario que venía de conseguir 54 goles en sus años con el PSV.
El delantero carioca de apenas 19 años se convirtió en el fichaje más caro de la historia, pues el Barça desembolsó 2.500 millones de las antiguas pesetas para hacerse con sus servicios.
La temporada no pudo empezar mejor para los culés ganaron la Supercopa de España ante el Atlético de Madrid. Una actuación estratosférica de “El Fenómeno” les dio una ventaja de 5-2 en la ida, aunque los colchoneros estuvieron a punto de remontar en la vuelta ganando 3-1.
Pese a los 34 goles de Ronaldo en Liga (el mejor registro de un futbolista del Barcelona hasta la llegada de Messi) el título cayó en manos del eterno rival, dirigido de forma eficaz por Fabio Capello.
Aún así la temporada fue más que notable para un FC Barcelona que conquistó otros dos títulos, Recopa de Europa y Copa el Rey. En el torneo continental se plantaron en la final dejando atrás a AEK Larnaca, Estrella Roja, AIK Estocolmo y Fiorentina, sin perder ningún partido.
Un hueso duro de roer
En la final de Rotterdam les esperaba un rival durísimo, el PSG, que un año antes había conquistado en Heysel el que hasta la fecha sigue siendo el único título europeo de su historia
El conjunto parisino alcanzó su segunda final consecutiva dejando en el camino al FC Vaduz en primera ronda. Tuvo que remontar con un 4-0 la derrota 4-2 en tierras turcas frente al Galatasaray, doblegó sin problemas al AEK Atenas y supo sufrir para defender la renta de 3-0 ante el Liverpool en Anfield.
La Recopa de Europa era la única opción de tocar metal aquella temporada para una plantilla histórica del PSG en la que destacaban Lama, N’Gotty (autor del gol en la anterior final), Guérin, Leonardo, Raí (hermano de Sócrates) o Dely Valdés que dejó un grato recuerdo en Real Oviedo y Málaga CF tras su paso por París.
Cita con la historia
Rotterdam acogió la antepenúltima final de la Recopa de Europa, en la que el FC Barcelona logró su cuarta conquista, convirtiéndose en el equipo con más títulos tras los de 1979, 1982 y 1989.
Aquel Barcelona vs PSG se disputó en De Kuip ante 52.000 espectadores que disfrutaron de un encuentro tremendamente competido con dos estilos antagónicos y una bonita batalla por el dominio del centro del campo.
Pese a que Robson logro tres títulos, su sucesor, Louis Van Gaal, presenció aquel encuentro desde el palco sabedor de que sería el siguiente inquilino del banquillo culé.
A falta de 8 minutos para el final de la primera parte Bruno N’Gotty derribó a Ronaldo en el área y el propio delantero se encargó de transformar la pena máxima que a la postre fue el único gol del partido.
Desde ahí hasta el pitido final Popescu cumplió a la perfección su función de “secar” a Raí, que había amargado la Intercontinental a los culés en 1992 y cuya actuación fue clave para que el PSG eliminase al Barça en cuartos de final de la Copa de Europa un año antes de esta final.
Vítor Baía mostró su agilidad felina sofocando todas las acometidas francesas y entre Iván de la Peña y Ronaldo pusieron en jaque a la zaga del PSG, aunque el marcador no se volvió a mover.
Tras la conquista de aquella Recopa de Europa Bobby Robson dio a entender que estaba sentenciado por la directiva (y así era).
Una gran decepción para el técnico inglés que hizo un excelente trabajo, pero el juego desplegado por el equipo no convencía ni a dirigentes ni a muchos aficionados, como quedó demostrado una tarde en la que pese a derrotar 8-0 al CD Logroñés el público silbó al equipo.
La temporada estratosférica de “El Fenómeno”
Los aficionados culés solo pudieron disfrutar una temporada de Ronaldo Nazario, pero fue espectacular.
El delantero carioca (para muchos el mejor de la historia) deslumbró al fútbol español con sus increíbles galopadas, potencia descomunal y voracidad goleadora (47 goles en 49 partidos), que le valieron el Pichichi y la Bota de Oro de la campaña 1996-1997.
Ganó sus primeros tres títulos en España y culminó una temporada increíble siendo pieza fundamental en la selección brasileña que conquistó la Copa América ese mismo verano. El “9” marcó 5 goles, uno de ellos en la final ante Bolivia.
Por todo esto Ronaldo fue galardonado con su primer Balón de Oro, un premio más que merecido para el futbolista brasileño.
Renovación encallada
Tras la final de la Recopa de Europa entre Barcelona y PSG, Ronaldo jugó dos partidos más con la camiseta azulgrana, marcando en la victoria a domicilio ante el Celta de Vigo y dando el triunfo por la mínima frente al Deportivo de La Coruña, en la que fue su despedida del Camp Nou (algo que en ese momento nadie podía esperar).
Se perdió las tres últimas jornadas del campeonato y la final de Copa ante el Real Betis al estar concentrado con la “verdeamarela” para la disputa de la Copa América.
El fulgurante inicio de Ronaldo con la camiseta del Barça despertó el interés de todos los grandes de Europa, por este motivo la directiva aceleró las conversaciones para renovar su contrato a finales de 1996.
Núñez llegó a un acuerdo con los representantes por el que el brasileño pasaría a cobrar 500 millones de pesetas, pero la firma se fue postergando durante meses y en mayo la situación estaba completamente encallada.
Una parte se sentía engañada y la otra aseguraba haber cedido a todas las peticiones, mientras tanto los aficionados temían por la más que probable pérdida de su nuevo ídolo. Y todo esto salpicado por un constante cruce de declaraciones a través de los medios.
El fin del Ronaldo culé
Tras un nuevo acuerdo alcanzando pocos días después de la final entre Barcelona y PSG, el conjunto culé aceptó pagar 3.000 millones en concepto de traspaso. Fue el inicio de un baile de cifras que terminó con el futbolista fuera del Camp Nou.
El 20 de junio de 1997 con Ronaldo aún en tierras bolivianas disputando la Copa América los abogados del Inter se personaron en España para abonar los 4.000 millones de pesetas de su cláusula de rescisión.
Parecía el fin del culebrón, pero aún quedaban algunos capítulos. La Federación Española denegó el transfer al futbolista brasileño. Seguía el lío.
Tras un mes de jaleo judicial la FIFA dio la razón al Barça al mismo tiempo que consideró a Ronaldo nuevo jugador del Inter de Milán a todos los efectos.
Al comienzo de la siguiente temporada los “nerazurri” tuvieron que pagar 270 millones más por el traspaso, pero ya nada ofrecía consuelo a una afición que solo pudo disfrutar durante unos meses de uno de los mejores jugadores de la historia.