Porteros, esa rara especie de futbolistas que por sí solos deciden ubicarse bajo palos y parar los cañonazos del equipo rival.
Visten distinto al resto de sus compañeros y son los únicos que pueden tocar la pelota con la mano. Si fallan la culpa sobre ellos. Pocas veces se les reconoce el mérito.
Son los que marcan el gol los que se llevan la gloria. No los que los evitan. Su labor es así. Muy ingrata.
Si hay algo de lo que padece un guardameta es de soledad. Siempre a varios metros de sus compañeros, ejercitándose bajo palos para mantenerse en calor si su equipo ataca demasiado y no le toca entrar en juego.

Sam Bartram en uno de los 623 partidos que jugó con el Charlton Athletic (Fuente: www.thejournal.co.uk)
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