Nació en 1948 en Dakar, capital del actual Senegal, entonces colonia francesa, lugar donde dio sus primeros pasos y patadas a un balón.
Su abuela materna le llevó a la metrópolis en busca de una buena educación católica y un futuro mejor. En la escuela pronto destacó por sus portentosas aptitudes para el fútbol, donde le apodaron “El Lobo Blanco”.
El sueño de un niño
Como muchos otros grandes jugadores galos comenzó su andadura en el Fontainebleau, en cuya escuela se han formado Anelka o Lilian Thuram entre otros.
Compaginando su formación futbolística con un empleo en la fábrica de plásticos conoció a su esposa Bernadette, quien le acompañó hasta el final de su vida.
Tras casarse en 1969 apareció la oportunidad que esperaba, el Nimes Olympique le ofreció un contrato profesional y así comenzó su carrera deportiva.
Para ello ayudó mucho la consecución del torneo francés amateur la campaña anterior en el que Jean-Pierre Adams tuvo un papel fundamental.
Si bien había comenzado su carrera como delantero, Kader Firoud decidió aprovechar su poderío físico para el centro del campo, y finalmente terminó despuntando como zaguero.
Una estrella emergente
Aquella primera temporada, 1970-1971, el Nimes terminó en una honrosa cuarta posición que le dio acceso a competiciones europeas y la siguiente campaña alcanzaron el subcampeonato igualando la mejor clasificación en la historia del club.
Ese portentoso físico y su carácter competitivo le abrieron las puertas de la selección gala y le valieron el apelativo de “La Roca Negra”.
El año 1972 fue su bautismo definitivo, alzándose con la Copa de los Alpes y siendo convocado por la selección de Francia, donde formó una de las mejores parejas de defensores de la historia de Francia junto a Marius Trésor, en la denominada «Guardia Negra».
Del Nimes pasó al OGC Nice en 1973, en la época uno de los aspirantes al campeonato francés, con el que participó en la Copa de la UEFA y fue elegido en el once ideal de la Ligue 1.
Entre los mejores
En 1977 dio el salto a un jovencísimo PSG, equipo pensado para que la capital de Francia rompiera la hegemonía de los equipos del su del país, principalmente Saint-Étienne y Olimpyque de Marsella.
Tras dos temporadas en el Parque de los Príncipes y a los 31 años de edad, volvió al fútbol modesto, fichando en 1979 por el FC Mulhuse , equipo de la región de Alsacia que militaba en la Segunda División y colgó las botas en 1981 en las filas del FC Chalonnais.
Un terrible giro del destino
Querer seguir vinculado al fútbol le empujó a formarse como entrenador, una tarea que compaginó con la atención a una tienda de deportes que regentó junto a su mujer.
Realizando el curso de entrenador su maltrecha rodilla no aguantó y sufrió una rotura de ligamento. A priori era un simple imprevisto que tenía fácil solución, una pequeña intervención quirúrgica y podría continuar persiguiendo su sueño.
Por recomendación de un doctor aficionado al fútbol ingresó en un hospital de Lyon para ser intervenido en su rodilla el 17 de marzo de 1982.
Por avatares del destino, aquel día gran parte del personal estaba en huelga y en lugar de aplazar la intervención, que no era para nada urgente, decidieron continuar adelante. Un anestesista y un estudiante en practicas debían anestesiar a ocho pacientes para ser intervenidos.
Fue una fatídica cadena de errores. En primer lugar Jean-Pierre Adams no fue entubado correctamente por lo que aquello que debía facilitar su respiración la dificultaba aun más.
Para colmo fue sedado por el estudiante en prácticas, quien no calculó correctamente la dosis necesaria de anestesia y suministró más de la necesaria. Adams reaccionó mal al fármaco, que le provocó un broncoespasmo que derivó en un paro cardiaco.
Una vida en pausa
La falta de oxígeno en su cerebro le provocó lesiones irreversibles y la «Roca Negra» no volvió despertar. Desde 1982 permaneció en coma y su mujer Bernadette nunca se separó de él.
Ella es quien le cuidaba, afeitaba, alimentaba y se preocupaba de que no le faltase nada. En más de una ocasión ha manifestado su temor a fallecer antes que su marido, preocupada por quien cuidaría de él.
El 6 de septiembre de 2021 todas esas pesadillas se disiparon, Jean-Pierre Adams nos dejó a los 73 años, tras más de 39 años en coma.
Desde ahora será mucho más difícil entrar en el cielo si tú guardas su puerta. Descansa en paz. Hasta siempre «Roca».