Hasta 1924 acumuló 9 títulos de liga, lo que no sabían es que su reinado había llegado a su fin.
En Italia el décimo título se reconoce con una estrella dorada bordad sobre el escudo, insignia que nunca pudo conseguir el Genoa.
Lo peor es la forma en la que los genoveses perdieron aquel título de 1925.
Leandro Arpinati era un miembro destacado del partido fascista e íntimo amigo de «Il Duce» Benito Mussolini.
El fútbol al servicio del poder
Arpinati ostentó numerosos cargos políticos y deportivos como diputado, alcalde de Bolonia, presidente de varias federaciones, entre ellas la de fútbol, etc.
Aunque para 1925 aun no era presidente del organismo se le atribuye el cambio organizativo que llevó a dividir la liga en dos, norte y sur.
Los vencedores tendrían que verse en una final a doble partido.
A su vez había más subdivisiones, pensemos que los transportes para 1925 no eran los de hoy.
En el sur era una suerte de subcampeonatos regionales, con 3 grupos y una serie de liguillas y clasificaciones que daban un campeón regional del sur.
En el norte eran dos ligas de entornos a 12 equipos y los campeones jugaban una final de “conferencia” que daba un campeón del Norte.
De facto el campeón del norte, mucho más nutrido de equipos y más poderoso, se convertía sin problemas en campeón frente al del sur.
Por ello la autentica final era la de campeones de grupo en el norte.
Dos gallos en el mismo corral
En aquel momento el pez gordo era el Genoa, pero había otro gallo en el corral, el Bologna.
Ambos ganaron sus respectivos grupos y la final del norte se esperaba emocionante, aunque los genoveses eran favoritos.
En el primer partido en el Sterlino de Bologna el Genoa se impuso 1-2.
En la vuelta en el viejo Marassi el Bologna repitió resultado y puso el 1-2, condenando a partido de desempate.
El partido se disputó en territorio neutral, en Milán.
Todo hacía indicar que seria un trámite para los genoveses, que pronto se pusieron 2-0 con goles de Catto y Alberti.
A la hora de partido De Prá, portero del Genoa, desvió a córner un fuerte disparo de Muzzioli.
La hinchada boloñesa, plagada de camisas negras, quienes habían tomado el poder para Mussolini en 1922, invadieron el campo reclamando gol.
Según su versión la red estaba rota y el balón habría salido de la portería.
Las amenazas dieron sus frutos y el árbitro tuvo que conceder del gol.
Algunas fuentes hablan de presiones “a punta de pistola”.
Según el capitán del Génova, el árbitro le dijo que para “evitar un baño de sangre”.
Aunque se comprometió a explicar lo sucedido a las autoridades.
Tras un parón y con la concesión del gol todo volvió a una relativa tranquilidad y el partido continuo.
En plena euforia a unos minutos del final el Bologna logró el 2-2 definitivo.
Supuestamente el partido tendría que haber ido a la prórroga, pero el colegiado prefirió dar por finalizado el encuentro.
La maquinaria fascista
Leandro Arpinati era en aquel momento algo similar al gobernador de la región, pero sobre todo un acérrimo hincha del Bologna.
De ahí el peso de las camisas negras entre los aficionados del Bologna y sobre todo su numerosa presencia en Milán.
Arpiati maniobró en la federación de fútbol y demás autoridades italianas y consiguió que no se diera el partido por perdido al Bologna.
Convenció a las autoridades de que se jugase un último partido de desempate.
Un mes y medio después de acabar la liga se disputó el 4º partido en Turín.
Eso si, a puerta cerrada para evitar más incidentes.
Pero ni por esas acabó el culebrón, ya que volvieron a empatar a uno en un ambiente de tensión y presencia militar.
Eso no evitó que hubiera altercados y algunos heridos en los aledaños del estadio.
La federación, ya harta de la situación, decidió dar vacaciones a todos los jugadores y aplazar el partido a la vuelta del verano.
Todo se decidiría en agosto y todavía faltaba la final de verdad, con el sur.
La final se jugó el 9 de agosto a las 7:30h de la mañana, supuestamente huyendo del calor estival, aunque se sabe que se hizo para evitar nuevos altercados.
Mismo motivo por el que no se dijo la sede hasta dos días antes, para evitar la afluencia de seguidores.
Supuestamente el Genoa solo supo unos días antes la fecha del encuentro sin tiempo para entrenar.
Mientras que el Bologna sabía de antemano la fecha y pudo preparar mucho mejor el partido.
El partido se disputó en un pequeño campo a las afueras de Milán, donde a pesar de las restricciones hubo cierta presencia de camisas negras a pie de campo.
La sombra de Arpinati era mucho más alargada de lo que se creía…
Como era de esperar toda la maquinaria fascista puesta al servicio del Bologna dio sus frutos y estos levantaban su primer Scudetto tras imponerse 2-0.
En Genova nunca olvidarán el “atraco” que les privo de lucir su estrella en el pecho. Bueno, antes tuvo que endosar un parcial de 6-0 al campeón del sur, el Alba de Roma, pero eso ya se contaba con ello.