Una curiosa forma de ejecutar un córner por parte de Sam Chedgzoy durante un Everton vs Arsenal disputado en 1924 provocó un cambio en el reglamento del fútbol.
El córner se incluyó entre las normas en 1872 y más de cinco décadas más tarde se permitió que el lanzador pudiese marcar gol directamente. Lo que hoy conocemos como “gol olímpico”, que popularizó Cesáreo Onzari y, que meses antes había logrado por primera vez Alston en un partido de la Segunda División escocesa.
La ocurrencia del extremo diestro de los “Toffees” Sam Chedgzoy aquel día en Goodison Park fue aún más osada. En lugar de ejecutar el córner salió corriendo con la pelota desde la esquina, regateó a todo aquel que se cruzó en su camino y prácticamente se metió con el balón dentro de la portería contraria.
Nadie entendía bien que acababa de suceder y, para sorpresa de todos el árbitro validó el tanto al entender que el futbolista no había vulnerado ninguna norma. Aquel gol decidió el encuentro e iba a traer cola, hasta el punto de cambiar el reglamento para siempre.
Cambiando la norma
El córner nació como una forma de poner el balón en juego cuando este sale por la línea de fondo y, a diferencia de su hermano, el saque de banda, se ejecuta con el pie en lugar de con la mano.
Tras su nacimiento era considerado un saque indirecto, permitiéndose conseguir gol disparando directamente desde la esquina desde 1924.
La jugada de Chedgzoy sirvió para terminar con el vacío legal en la norma. Desde entonces para lograr un gol de córner hay que disparar, no se puede salir corriendo desde la esquina con el balón en los pies. El jugador que efectúa el lanzamiento no puede volver a tocar la pelota hasta que lo haya hecho otro compañero.
Casi tres décadas más tarde de nuevo tuvieron que matizar la norma. Eddie Baily, jugador del Tottenham Hotspur ejecutó un lanzamiento de córner que golpeó en el árbitro y regresó a sus pies. Centró y Len Duquemin cabeceó a gol.
El colegiado concedió el gol ante las airadas protestas de los jugadores del Huddersfield. Con la norma en la mano el lanzador no había tocado la pelota dos veces seguidas, pero hubo que matizarla, ya que, a efectos del juego el árbitro es un elemento inexistente y si le golpea la pelota es necesario realizar un bote neutral.