El Mundial nace por iniciativa de Jules Rimet, quien fuera presidente de la FIFA. Para la primera edición disputada en Uruguay en 1930 se encargó un trofeo al artesano francés Abel Lafleur.
El trofeo consistía en una copa octogonal sustentada por la figura de Atenea Niké (diosa de la victoria) con los brazos en alto. Medía unos 30 centímetros y pesaba algo menos de 5 kilogramos.
Fabricada en plata y bañada en oro, su valor rondaba los 50.000 francos de la época. Su nombre oficial era simplemente “Copa del Mundo”, aunque el autor siempre se refirió a ella siempre como “Diosa de La Victoria”.
En 1946 fue rebautizado con el nombre del principal promotor del torneo, el ex presidente de la FIFA, Jules Rimet.
El mayor robo en la historia del fútbol
Si nos preguntamos cuántas veces se ha producido el robo de la Copa del Mundo, muchos responderán que infinidad de veces. Ciñéndonos a los robos literales del trofeo, no a los “atracos futbolísticos” ha sido sustraída en dos ocasiones.
El campeón tiene el privilegio de custodiar el trofeo entre torneo y torneo, hasta que se entrega al siguiente organizador. Inglaterra lo recibió para la organización del Mundial de 1966 y la copa fue expuesta en Londres, en el Central Hall Westminster, supuestamente bajo unas férreas medidas de seguridad. Nada más lejos de la realidad.
Únicamente estaba custiodada por la atenta mirada de un anciano al que nadie sustituía cuando abandonaba la sala. Así el 20 de marzo de 1966 cuando el “cuidador” había salido a cenar, alguien sustrajo el trofeo.
Todo el país se puso a buscarlo cuando Edward Betchley pidió un rescate de 15.000 libras. No era más que un ratero de poca monta intentando sacar tajada y nada tuvo que ver con el robo de la Copa del Mundo, a pesar de decir que era un intermediario.
Siete días después, David Corbett estaba paseando a su perro Pickles por unos jardines del sur de Londres cuando el sabueso encontró un paquete oculto en unos arbustos. Dentro estaba el trofeo.
Los héroes recibieron una recompensa. Fama y gloria para el dueño y comida de por vida para el can.
Perdido para siempre
El trofeo siguió utilizándose de esta forma hasta 1970, cuando Brasil se hizo con el título por tercera vez, obteniendo la copa en propiedad como reconocimiento a un logro nunca antes alcanzado. En ese momento la copa Jules Rimet fue sustituida por el trofeo actual.
Tras el robo de la Copa del Mundo en tierras inglesas en 1966, un directivo de la Confederación Brasileña de Futbol dijo:
En diciembre de 1983 sucedió lo que pensaban que nunca podría pasar. El trofeo, exhibido en la CBF, protegido por una urna de cristal blindado y adosada a la pared, desapareció. Seguramente fruto de la rivalidad, pronto corrió el rumor de que el ladrón era argentino.
Poco después atraparon a los autores materiales del robo de la Copa del Mundo, José Luiz Vieira, alias ‘Bigote’, y Francisco Rocha, alias ‘Barba», que no tardaron en delatar al cerebro de la trama, Juan Carlos Hernández.
Se trataba efectivamente de un argentino afincado en Brasil, además del vendedor de oro robado más importante del país. Pese a la detención no pudieron recuperar el trofeo, ya que, Hernández lo fundió y vendió en cuanto estuvo en su poder.
A pesar del bochorno la FIFA decidió enmendar, en cierta medida, aquella perdida irreparable. En 1986 la FIFA fabricaron una copia y se la entregaron a la Confederación Brasileña de Futbol. Una réplica que se exhibe hasta la fecha.