A principios de la década de los 90, el Real Zaragoza, tras convertirse en sociedad anónima deportiva alcanza una época de estabilidad institucional y deportiva que pronto daría sus frutos, grandes actuaciones en Liga, Copa y hasta en Europa. La edad dorada del fútbol maño.
En la temporada 1993-1994 el Real Zaragoza se enfrentó en la final de la Copa del Rey al Celta de Vigo en el Vicente Calderón. En la que hoy sigue siendo la mayor movilización celtiña de la historia.
El encuentro finalizo sin goles y los maños se imponen en la tanda de penaltis alzándose con su cuarto trofeo de esta competición. ¡Qué tiempos! cuando había finales entre modestos…
No quiero pasar por alto que esta final es, hasta la fecha, la mayor gesta del Celta de Vigo, porque como dijo el ilustre Gustavo Agulla:
El culmen de este proyecto llegó la noche del 10 de Mayo de 1995, los maños disputan la final de la Recopa, competición ya extinta ,que enfrentaba a los campeones de copa de los diferentes países miembros de la UEFA. París se encontraba invadida por unos 20.000 aficionados zaragocistas, la ocasión no era para menos. El conjunto maño se enfrentaba al Arsenal, vigente campeón y favorito por su experiencia en competiciones europeas. Con una plantilla compuesta por estrellas de la época como: David Seaman, en mis recuerdos el último gran portero inglés; Stefan Schwarz, sueco que jugaría después en el Valencia y mejor jugador de su país en 1999, o Ian Wright, pichichi de la Recopa esa temporada y máximo goleador de la Premier 3 años antes. También estaba Alan Smith, máximo goleador en dos ocasiones de la Premier (89 y 91), aunque ya con menor relevancia. El Zaragoza en cambio era un equipo más técnico, aunque de menos renombre. Es el Zaragoza de los Cedrún, Belsué, “El Negro” Cáceres, Aguado, Solana, Poyet, Santi Aragón, Pardeza, «Paquete» Higuera o Esnáider. Este bloque dirigido por Víctor Fernández sería la columna vertebral del equipo que tantas glorias traería a la ciudad, para después seguir dando de que hablar, la mayoría, al dispersarse por otros equipos y Ligas. Esnaider adelantó a los aragoneses. Alegría que solo duró 7 minutos, lo que tardaron en empatar los «Gunners«. El partido finalizó en tablas y dio paso a la prórroga, en la que se sucedieron las ocasiones, pero el marcador no se movió. Cuando todo el mundo firmaba los penaltis, a diez segundos del final sucedió una de esas cosas que nos hacen amar el fútbol. El protagonista era un reconocido medio del Zaragoza. Ceutí de nacimiento, español, pero de ascendencia marroquí, aunque deportivamente ligado inicialmente al Barcelona y posteriormente al Tottenham, donde ya le arruinaría más de un derbi londinense al Arsenal y donde se daría a conocer deportivamente antes de llegar a La Romareda. Las imágenes muestran el que es posiblemente el mayor hito de la historia del club maño.Aquella noche en El Parque de los Príncipes….
Un héroe inesperado