En su carrera cuenta con muchos y muy buenos goles, algunos entre los mejores de todos lo tiempos.
Tras su abrupta salida del FC Barcelona en el verano de 1997, llegó al Inter de Milán con la vitola de estrella mundial y, no era para menos.
En Milán desplegó su mejor fútbol, con el que había empezado a maravillar al planeta fútbol en la Ciudad Condal.
Uno de sus mejores partidos fue aquella final de la Copa de la UEFA de 1998 en la que Inter y Lazio se vieron las caras.
Este gol de Ronaldo a la Lazio fue el broche a un partido soberbio, una exhibición por todo lo alto en la que los nerazzurri pasaron por encima del conjunto laziale.
Poco después las lesiones cortaron el seco la progresión del magnifico ariete, para muchos el mejor de todos los tiempos.
Al poco tiempo de comenzar su segunda temporada como interista sufrió su primera lesión grave de rodilla, comenzando un calvario de lesiones que apenas le permitió jugar la tres siguientes campañas.
Luego llegó el Mundial de Corea, otro Balón de Oro y el Real Madrid, pero esa es otra historia…