El trofeo continental contó desde sus inicios con el valioso apoyo de Santiago Bernabéu, por entonces presidente del club blanco.
Esto se ha interpretado por ciertos sectores críticos como una síntoma de favoritismo por parte de la organización hacia el club merengue. De la misma forma que en España se achaca dichos éxitos al apoyo de Franco, aunque esta versión es un tanto inverosímil por el escaso peso internacional del caudillo en esos años.

La edad de oro blanca
Año tras año, edición tras edición, el Real Madrid fue levantando las cinco primeras Copas de Europa.
Ya entonces, existía una gran rivalidad entre culés y merengues, que no contentos con los cruces de Liga o Copa, también se vieron las caras por primera vez en competiciones europeas. Sucedió en las semifinales de la máxima competición continental de la temporada 1959-1960.
El Real Madrid asistió al torneo en calidad de vigente campeón, mientras que el Barcelona lo hacía como ganador de la liga Española.
Los blancos se impusieron por sendos 3-1 tanto en la ida como en la vuelta, pasando a disputar una de las mejores finales de la historia de la competición.
Aunque no sin algo de polémica, volvieron a proclamarse campeones, lo que despertó cierto rechazo o hastío de las aficiones rivales. Algunos dicen que incluso en la propia organización.

Vientos de cambio
Meses después se repitió la historia. Un nuevo Clásico en Europa, esta vez en octavos de final.
Los blaugranas tuvieron que disputar la ronda previa, pero tras esta el sorteo deparó un nuevo choque fratricida entre los dos clubes españoles de la competición. Antaño solo la disputaban los campeones de cada Liga y el campeón de la edición anterior. Los cruces se designaban mediante sorteo puro y eran a eliminatoria a doble partido desde primera ronda.
Cabe recordar que el Real Madrid había sido el verdugo de dos de los tres participantes españoles en las ediciones anteriores.
Primero fue el Sevilla FC (1957-1958), el Atlético de Madrid en la siguiente edición (1958-1959), librándose únicamente del fuego amigo el Athletic Club( (1956-1957), eliminado por el Manchester United.
El partido de ida, en el Santiago Bernabeu, se disputó el 9 de noviembre de 1960.
Los blancos se adelantaron con gol de Mateos nada más arrancar el encuentro y Luis Suárez puso la igualada en el 27′. Solo seis minutos después Gento puso el 2-1, pero la segunda parte varios errores del colegiado inglés, Mr. Ellis, cambiaron el curso de la eliminatoria

¿Conspiración o casualidad?
En una jugada extraña Del Sol tocó el balón con la mano tras caer empujado por un rival. Esto fue interpretado por el árbitro como mano y concedió a los blaugranas una falta peligrosa
Villaverde anotó el gol del empate de cabeza, pero Arthur Ellis anuló el tanto por fuera de juego. Las imágenes de la época no permiten saber si acierta o no, pero la jugada fue muy protestada por los futbolistas culés.
A pocos minutos del final del encuentro la conexión magiar del Barcelona dio sus frutos. Czibor filtro un balón y Kocsis se plantó solo en la frontal. El asistente levantó el banderín señalando fuera de juego, pero el colegiado no siguió su indicación.
Vicente salió a la desesperada y despejó el balón, pero Mr. Ellis señaló penalti. En este caso sí puede deducirse que el guardameta golpeó el balón fuera del área. En cualquier caso, no hubo contacto con Kocsis, que se dejó caer.
Error tras error, el colegiado inglés embarro aquel partido, posiblemente intentando compensar errores o por pura inseguridad fue enturbiando su actuación.
Una falta dudosa dio paso a un gol, seguramente legal, que anuló y su conciencia le obligó a compensar con un inexistente penalti. Una sucesión de desdichas para ambos equipos.
«El Arquitecto» puso las tablas desde los once metros y todo quedó abierto para el partido de vuelta el 23 de noviembre en el Camp Nou.

Vuelta movidita
En esta ocasión el colegiado del encuentro se había ganado cierta reputación y existía un sentimiento de persecución por parte de la parroquia blanca.
En el partido los blaugranas se pusieron 2-0 con goles de Vergés y Evaristo.

Un gol de Canário en las postrimerías del encuentro acortó distancias, pero ya no hubo tiempo para más. Aquel 2-1 puso fin al reinado de un lustro del Real Madrid en Europa.
El partido tuvo miga y de nuevo fue el colegiado, Reg Leafe, el protagonista absoluto. En el minuto 27 una surrealista jugada en la que Canário recibió una patada en el pecho, fue finalizada por Del Sol marcando a bocajarro.
El arbitro anuló el gol y dio falta a favor del Barcelona. Se entiende que interpretando una mano de Canário. Poco después, anuló sendos goles de Pachín y Di Stéfano por fuera de juego. Ambos inexistentes.
Por último, tal vez la más acertada de sus decisiones, aunque por ello no menos polémica, no dio gol en un remate merengue que aparentemente no traspasó totalmente la línea de gol.
El fin de una era
En aquella eliminatoria cargada de polémica y ante su eterno rival el Real Madrid hincó la rodilla por primera vez en su torneo fetiche.
Las malas lenguas hablan de la necesidad por parte de la organización de cambiar de campeón, ya que, resultaba aburrido que ganase siempre el mismo
No existe prueba alguna de que todo esto sea cierto, aunque fue un sentimiento generalizado entre los hinchas y los dirigentes blancos.
La prensa de la época, tanto nacional como internacional habló alto y claro del agravio al conjunto merengue, evidentemente a excepción de la prensa catalana. Santiago Bernabéu tiró de retranca y brindó en la cena con los culés por: «Meus amits catalans, deseo que el Barcelona siga los triunfos de mi conjunto. Serán considerados propios»
El Barcelona llegó hasta la llamada «final de los postes cuadrados» donde el Benfica de Bela Guttman se convirtió en el primer equipo en levantar el trofeo tras los merengues.
