En 1968 se había convertido en el entrenador holandés más joven en lograr la licencia A que permitía dirigir conjuntos de la Eredivisie. Su primera experiencia fue con el SC Veendam de Segunda División .
Tras dirigir al Go Ahead Eagles y un breve paso por el Feyenoord, fue reclutado para formar parte del cuerpo técnico de los “ajacied”.

El club de Ámsterdam no tenía prácticamente nada que ver con aquel que había logrado 3 Copas de Europa a comienzos de los 70. Practicaba un estilo más “amarrategui”. Parecían haber desterrado el fútbol total de su manual.
Recuperar el estilo era uno de los cometidos de un Leo Beenhakker, cuyo potencial en los banquillos estaba aún por descubrir.
En su primera temporada revalidó el título que un año antes había ayudado a conquistar como segundo de a bordo de Cor Brom. Pero más importante incluso que el título fue que el equipo recupero el juego ofensivo de antaño.

Empiezan las dudas
Su segunda temporada al mando del Ajax arrancó con más dudas. Prácticamente en el ecuador del campeonato el equipo marchaba séptimo en la tabla a 9 puntos del líder, AZ Alkmaar.
En la jornada 14 recibían en De Meer al FC Twente, otro de los que estaba inmerso en la pelea por copar los puestos punteros de la clasificación.
Aquí entra en escena el segundo protagonista de esta historia. Johan Cruyff. “El Flaco”, icono de los “ajacied”, aquel día estaba en la grada para ver en directo al equipo de sus amores.
Había terminado su temporada con los Washington Diplomats y tomaría una controvertida decisión, no regresando a Estados Unidos para jugar en las filas del Levante UD, por entonces en Segunda División.
El encuentro se puso de cara para los locales en el minuto 11 gracias a un golazo de falta del danés Frank Arnesen, pero en apenas 5 minutos. Del 21’ al 26’. “Los Tukkers” pusieron el encuentro patas arriba con dos tantos de Thoresen y otro de Sánchez Torres.

De la grada al banquillo
Cruyff se comía hasta los puños del abrigo por lo que estaba sucediendo sobre el césped. Ya eran conocidas por todos sus dotes de liderazgo e inteligencia táctica sobre el terreno de juego.
Ni corto ni perezoso, superada la media hora de partido, abandonó su butaca para sentarse en el banquillo junto a un cariacontecido Leo Beenhakker. Y fue más allá.
Se puso a dar indicaciones a los futbolistas, sin importarle lo más mínimo que quedase en entredicho la autoridad del entrenador.

Aunque aquel día Leo Beenhakker quiso darle normalidad al asunto, pero su pensamiento cambió con el paso de los años.
Lo peor para el técnico fue que un equipo sin alma hasta ese momento, se reactivó y empezó a hacer las delicias de De Meer. En el 37’ Tscheu La Ling recortó distancias con un centro-chut que se envenenó.
En la segunda parte los “ajacied” dieron un recital ofensivo con otros tres tantos de Ophof, La Ling y Arnesen. Pasaron del 1-3 al 5-3 final. Una remontada espectacular.
Hasta 1985, ya retirado, Johan Cruyff no tomó el mando del Ajax, pero aquella breve incursión en el banquillo dejó tocado a mas de uno. El más afectado obviamente fue Leo Beenhakker.
Perdió la autoridad sobre sus jugadores, no pudieron revalidar el título y al final de temporada se marchó a probar suerte en el Real Zaragoza.

Tensando la cuerda
Ambos mostrarían todo su potencial como técnicos en diversos equipos. Leo Beenhakker conquistó tres Ligas y una Copa al mando del Real Madrid de “La Quinta del Buitre”.
Después regresó a Holanda para ganar otras dos Eredivisie con Ajax y Feyenoord respectivamente.
Por su parte Cruyff, solo dirigió dos equipos, Ajax y FC Barcelona, en 11 años en los banquillos.

A diferencia de su homólogo no pudo ganar la Eredivisie, pero si dos Copas de Holanda y una Recopa de Europa con los “ajacied”.
En 1988 aterrizó en Barcelona para formar uno de los mejores equipos de la historia del fútbol, denominado “Dream Team” y, que logró 4 Ligas, 1 Copa del Rey, 3 Supercopas de España, 1 Copa de Europa, 1 Recopa y 1 Supercopa de Europa.
Durante el tiempo que ambos coincidieron en los banquillos de los dos grandes de España no cesaron las pullas y cruces de declaraciones.

Esta tensa relación tuvo su punto más álgido en la primera de las dos Ligas perdidas de forma consecutiva por el Real Madrid en Tenerife.
El origen de la disputa fue aquel 30 de noviembre de 1980 en el que Cruyff saltó de la grada al banquillo para dirigir a los pupilos de Leo Beenhakker.
