El campeón yugoslavo contaba con una de las mejores generaciones de su historia con los Prosinecki, Stojkovic, Savicevic y compañía. Un equipo que con pequeños retoques fue campeón de Europa en 1991 por primera y, única vez hasta la fecha.
Por su parte los “rossoneri” habían recuperado el Scudetto tras una sequía de 9 años, empezaban a retomar la senda del triunfo tras la llegada de Berlusconi al palco, Sacchi al banquillo y estrellas como Van Basten, Rijkaard o Gullit al terreno de juego.

Los yugoslavos se deshicieron en primera ronda del Dundalk FC con un global de 8-0, mientras que los milanistas hicieron lo propio doblegando al Vitosha Sofia con sendas victorias y un marcador total de 7-2.
Todo gran equipo necesita una pizca de suerte en un momento determinado para comenzar a forjar su leyenda y el AC Milan de “Los Inmortales” la encontró en el Pequeño Maracaná en noviembre de 1988.
En el partido de ida disputado en San Siro el 26 de octubre de 1988 AC Milan y Estrella Roja igualaron a un tanto. Dragan Stojkovic adelantó al equipo yugoslavo en el 47’ y un minuto después Pietro Virdis igualó la contienda.
Belgrado dictaría sentencia el 9 de noviembre, o eso estaba previsto en principio.

Salvados por la niebla
14 días después se reanudó la eliminatoria en el Pequeño Maracaná. Los locales se adelantaron por medio de Dejan Savicevic y parecían tenían completamente controlado el encuentro, más aún cuando el AC Milan se quedó con diez futbolistas por la expulsión de Virdis.
Los “rossoneri” eran incapaces de hincarle el diente a su rival pero en ese momento llegó al rescate un aliado inesperado. La densa niebla hacía imposible la correcta visibilidad por lo que el partido se suspendió en el minuto 65.

Inexplicablemente esta norma sigue vigente en el reglamento de la competiciones UEFA: el partido se reanudó al día siguiente en el mismo escenario a las 15:00 horas, pero todo lo sucedido quedaba invalidado. Como si no hubiese pasado. Jugaron de nuevo 11 contra 11 y con el 0-0 inicial en el marcador.
Lo intempestivo de la hora hizo que el Pequeño Maracaná registrase apenas la mitad de aforo que el día anterior.
Aquella decisión completamente injusta para el Estrella Roja dio una nueva oportunidad al AC Milan, que no desaprovechó.

Van Basten adelantó a los “rossoneri” en el 35’ y Stojkovic hizo el definitivo 1-1. El pase a semifinales se decidió en la tanda de penaltis.
Baresi, Van Basten, Evani y Rijkaard anotaron para el Milan, Stojkovoic y Prosinecki lo hicieron para el Estrella Roja, pero les condenaron los fallos de Savicevic y Mrkela.
Durante el transcurso de la primera parte el fisioterapeuta del Estrella Roja evitó una tragedia, su rápida intervención salvó la vida a Roberto Donadoni.
Tras chocar con Vasilijevic quedó inconsciente en el suelo y tuvieron que romperle la mandíbula para evitar que se asfixiase con su propia lengua.
La leyenda de “Los Inmortales”
El equipo de Sacchi tras doblegar al Werder Bremen por la mínima regresó casi dos décadas después a las semifinales de la competición de clubes más importante de Europa. La última databa de 1969 cuando los «rossoneri» alzaron su segunda “Orejona”.
Gracias a aquella “ayudita” de la climatología el AC Milan inició su exitoso periplo de finales de los 80 y comienzos de los 90. Tras derrotar al Real Madrid en semifinales con un contundente 5-0 en San Siro, levantaron su tercer título en el Camp Nou imponiéndose con solvencia al Steaua de Bucarest.
La leyenda de “Los Inmortales” no había hecho más que comenzar. Un año después repitieron éxito derrotando al SL Benfica en la final, para convertirse en el primer equipo en repetir título desde que lo lograse el Nottingham Forest en 1980.
El genial “Milan de los holandeses” se apagó junto a los focos del Stade Vélodrome en marzo de 1991, pero poco después comenzó a gestarse otro equipo imponente dirigido por Fabio Capello y que fue bautizado como “Los Invencibles”,
