Las fases de grupos, para aumentar los partidos y por extensión los ingresos, han terminado con gran parte de la magia de las competiciones futbolísticas.
Una de las eliminatorias más recordadas por los aficionados fue la que enfrentó a Athletic Club y Newcastle en la Copa de la UEFA 1994-1995. Dos duelos vibrantes que además sirvieron para hermanar a “Leones” y “Urracas”.
El Newcastle era uno de los gallitos de la Premier League, rozó el título hasta en dos ocasiones a mediados de la década de 1990 y en el momento que se disputó esta eliminatoria lideraba el campeonato inglés.
Por su parte, el Athletic Club buscaba recuperar el brillo de antaño y ese año regresó a competiciones europeas tras cinco temporadas de ausencia.
Los chicos dirigidos por dos leyendas en sus respectivos países, Javier Irureta y Kevin Keegan, ofrecieron dos batallas sin cuartel. Duelos en los que nadie especuló, con dos equipos constantemente en busca de la meta contraria. Dos auténticas odas al fútbol.
Partido de altos vuelos
La ida tuvo lugar el 18 de octubre de 1994 en el mítico Saint James’ Park. Las “Urracas” entraron pisando fuerte y se pusieron 3-0 arriba gracias a los tantos de Ruel Fox, Peter Beardsley (desde el punto de penalti) y Andy Cole.
Lejos de bajar los brazos, los “Leones” dieron su rugido final para recortar distancias con los tantos de “Cuco” Ziganda y Suances entre el 72’ y el 80’, dejando la eliminatoria completamente abierta para la vuelta en Bilbao.
Apoteosis rojiblanco
Dos semanas después se volvieron a ver las caras Athletic y Newcastle. Desde los prolegómenos del partido se notó que era un partido especial, pero lejos de la tensión que suele imperar entre las aficiones, los seguidores de ambos equipos dieron muestras de hermanamiento por las calles de Bilbao.
En lo meramente futbolístico, el gol de Ziganda en el 67’, tras una brillante asistencia de Bittor Alkiza, decantó la balanza para los vizcaínos.
A la conclusión del choque la euforia se desbordó entre los aficionados locales que invadieron el césped de San Mamés para agradecer la victoria a sus jugadores. Además dejaron una de las imágenes más bellas en la historia del fútbol.
Se fueron hacia el fondo donde estaban los hinchas rivales y empezaron a cantar al unísono durante varios minutos. Eso es fútbol. Pasión y comunión entre aficionados por encima de un resultado.
No podemos describirlo. Mucho mejor que veáis por vosotros mismos cómo nació la amistad entre Athletic y Newcastle.