Desde entonces el fútbol del continente negro permaneció excluido de la gran fiesta de fútbol hasta el Mundial del 1970, cuando Marruecos se convirtió en el segundo representante africano en disputar una fase final de una Copa del Mundo.
Debemos tener en cuenta que durante la primera mitad del siglo XX los Estados africanos independientes eran una excepción. No fue hasta la década de los 60 cuando la mayoría de los territorios africanos lograron independizarse de sus metrópolis con el boom de la descolonización.
En medio de este convulso panorama político y aprovechando la inestabilidad política de esos jóvenes Estados, surgen infinidad de dictadores a lo largo y ancho del continente africano.
Hoy vamos a recordar la historia de Zaire, la primera selección del África subsahariana en participar en la fase final de un Mundial, el de Alemania Federal 1974.
El fútbol como arma política
El Congo Belga se había independizado de Bélgica en 1960, solo 5 años después, Joseph Mobutu se hizo con las riendas del país mediante un golpe de Estado, implantando una dictadura que duraría más de 30 años.
Mobutu esgrimió el nacionalismo como elemento legitimador. Un símbolo de repulsa contra el pasado colonial. Prohibió las vestimentas occidentales, cambio nombres de ciudades, ríos y hasta el nombre del país, que abandonó el tradicional Congo, para llamarse Zaire.
Forzó a la población a sustituir sus nombres de origen occidental por los clásicos apodos tribales africanos.
El propio dictador adoptó el de Mobutu Sese Seko Nkuku Ngbendu wa Za Banga (el guerrero todopoderoso que va de conquista en conquista y deja fuego a su paso). Traducido popularmente como «El gallo que monta a todas las gallinas».
Este régimen (como todos) puso el deporte al servicio de ese nacionalismo exacerbado y supo ver en el fútbol una poderosa arma propagandística. Invirtió gran cantidad de recursos para armar una selección nacional a la altura de su megalomanía.
Si a día de hoy la profesionalización del fútbol en África está aun lejos de los niveles de occidente, imaginad como era durante los 70. Estaba a años luz.
A base de talonario repatrió a varios jugadores que habían huido a Bélgica. En busca de esta profesionalización, también contrató al entrenador húngaro Ferenc Csanádi, encargado de introducir los conceptos tácticos y técnicos occidentales.
El triunfo de «Los Leopardos»
Los resultados no se hicieron esperar. Rebautizados como “Los Leopardos” se proclamaron campeones de la Copa África de 1968.
En 1972 el yugoslavo Blagoje Vidinić, quien había dirigido honrosamente a Marruecos en su primera participación mundialista dos años antes, se hizo con las riendas de la selección de Zaire.
En 1974 Zaire conseguía su segunda Copa de África, además de la clasificación para el Mundial de 1974. Todo un hito deportivo para el África negra.
Como era de esperar, el presidente Mobutu, estaba eufórico. Como recompensa, regaló a cada miembro del equipo una casa, un Volkswagen verde y unas vacaciones con sus familias en EE.UU.
La celebración fue por todo lo alto, se organizó una fiesta en palacio presidencial, donde los miembros de la selección fueron agasajados como si de miembros de la realeza se tratase.
No cabía duda, la clasificación mundialista era el evento más relevante en la corta historia del país.
Para no dejar ningún detalle al azar se reunió a los mejores chamanes y curanderos de cada rincón del país para que formasen parte de la expedición mundialista y alejaran los malos augurios de «Los Leopardos».
Aunque el estridente presidente no acompañó al equipo, un importante contingente de militares y miembros del Gobierno si lo hizo. Aquella competición era un gran escaparate para el régimen y una buena herramienta para lavar su imagen.
En lo deportivo hay que reconocer que Zaire había armado un buen equipo prácticamente de la nada. Eso sí. A base de billetes.
Su columna vertebral la formaban el solvente guardameta Kazadi Mwamba, el imaginativo mediocentro Ricky Mavuba y el efectivo ariete Ndaye Mulamba.
Comienza la aventura
En la actualidad Mulambia continúa teniendo el récord goleador en una edición de la Copa África. 9 goles en 6 partidos.
A pesar de ser una selección de baja estatura, ya que, muchos provenían de la etnia mbuti, descendientes de pigmeos, tenían muy buena condición física.
El sistema de trabajo era el de un equipo occidental, por lo que no eran una calamidad táctica ni mucho menos.
Las expectativas eran simplemente cuajar una digna actuación dadas sus limitaciones y la entidad de sus rivales en la fase de grupos. Escocia, Yugoslavia y Brasil.
Escocia era una selección relativamente potente en aquel momento, con jugadores como Kenny Dalglish, Billy Bremner o Denis Law entre otros.
El duelo se saldó con un 2-0 para los escoceses, pero «Los Leopardos» dieron muestras de una gran solvencia defensiva. En definitiva dejaron buena imagen.
Esto no fue suficiente para Mobutu, que esperaba más de sus paisanos y, como castigo decidió no pagar a los jugadores y al cuerpo técnico.
Bochorno
Ante esto los jugadores iniciaron una huelga encubierta y se negaron a jugar frente Yugoslavia el segundo partido. Situación que se resolvió cuando la Federación Alemana pagó 3000 marcos a cada miembro, para evitar la bochornosa imagen de deserción de una selección en pleno campeonato.
Zaire saltó al terreno de juego, pero ya no eran los mismos. Del combativo equipo que había jugado frente a Escocia quedaban poco más que las camisetas. Su actitud sobre el campo, caminando más que corriendo se tradujo en un 3-0 en 21 minutos.
Entonces llegó la hora de mover ficha por parte del Gobierno. Uno de sus miembros forzó la sustitución del guardameta Mwamba, por Tubilandu Ndimbi, más del gusto del ministro de Deportes y que apenas medía 1,65.
La cosa ni mucho menos mejoró y el encuentro acabó con un contundente 9-0 y el consiguiente escarnio público internacional para Mobutu.
Durante el encuentro el defensa Mwepu Ilunga, realizó una dura entrada y se originó una tangana, con el revuelo el árbitro expulsó al delantero Ndaye Mulamba. Supuestamente por error.
Tras el partido el equipo recibió la visita de unos enviados del presidente Mobutu. El mensaje era claro, si perdían por 4 goles o más no podrían volver a casa. Eran un vergüenza nacional.
Terror sobre un campo de fútbol
Con Zaire eliminada, aquel encuentro era más que un partido de fútbol. Los jugadores de Zaire se jugaban la vida ante Brasil.
La tres veces campeona del mundo, necesitaba marcar al menos 3 goles para asegurarse la clasificación sin depender de terceros.
Al descanso se llegó con 1-0 para la verdeamarela. Algunas fuentes hablan de una visita de los brasileños al vestuario africano en el descanso para ponerles en situación y evitar la debacle. No se sabe si es cierto.
En el minuto 78 con 2-0 en el marcador el árbitro señala una peligrosa falta al borde del área y tuvo lugar unas de las imágenes más surrealistas en la historia de los mundiales.
Durante muchos años se convirtió en un objeto de mofa entre acusaciones de que los jugadores de Zaire no sabían ni las reglas. Nada más lejos de la realidad.
El protagonista, Mwepu Ilunga, aquel que debió ser expulsado ante Yugoslavia en lugar de Ndaye, intentaba ganar unos segundos al crono a la desesperada. Para salvar su vida cualquier opción era buena.
Los brasileños marcaron poco después el definitivo 3-0. Suficiente para clasificarse y salvar las vidas de los zaireños.
Mobutu retiró los fondos al fútbol descontento con el resultado y cambió de estrategia. Organizó el combate de boxeo entre Foreman y Muhammad Ali. El conocido The Rumble in the Jungle.
Los componentes de esa selección tuvieron que abandonar la opulencia y conformarse con sobrevivir. Perdieron todos sus privilegios para llevar vidas precarias, o humildes en el mejor de los casos, el resto de sus días.
Un comentario
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