Además aquellos duelos provocaron un enfrentamiento entre los escritores Rafael Alberti y Gabriel Celaya, que tuvo como resultado los célebres poemas “Oda a Platko” y “Contraoda del poeta de la Real Sociedad”.
Batalla en Santander
El primer encuentro de aquella interminable final tuvo lugar el 20 de mayo de 1928 en El Sardinero y finalizó con empate a un gol. El tanto donostiarra de Ángel Mariscal en el tramo final igualó el logrado por Josep Samitier para los culés.
En las gradas a rebosar del coliseo santanderino, con mayoría apabullante de hinchas de la Real Sociedad, también estuvieron lo más selecto y granado de la aristocracia y la cultura hispanoamericana.
Fue un partido muy tenso que rozó los límites del reglamento, en el que más perjudicado fue el guardameta Franz Platko, que sufrió un fuerte traumatismo craneoencefálico tras un choque (fortuito o intencionado según quién lo cuente) con el delantero Ignacio María Alcorta “Cholín”.
El portero húngaro quedó tendido inconsciente y de la herida manaba abundante sangre, algo que hizo enmudecer a los presentes temiéndose lo peor.
Al no estar permitidos los cambios el ariete Ángel Arocha terminó defendiendo la portería de su equipo y, poco después otra fuerte entrada lesionó a Samitier. Finalmente en un gesto heroico Platko regresó a la meta con un aparatoso vendaje.
Lesionado, la estrella culé logró el “gol del cojo” para adelantar a los suyos en una segunda mitad en la que las hostilidades fueron in crescendo hasta el empate realista a siete minutos para el final.
En la prórroga el marcador no se movió y al no existir aún las tandas de penaltis debían disputar un nuevo encuentro.
Celebración interruptus
Dos días después se dieron cita en el mismo escenario en un duelo que arbitró el polifacético Pedro Escartín, ya que, ambos conjuntos se quejaron de la actuación de Pedro Vallana y la Federación optó por sustituirle.
Si el primer partido fue duro, el segundo traspasó todas las líneas tornándose en violento. Hubo un expulsado por cada bando y el partido terminó con el mismo resultado. 1-1. En esta ocasión “Kiriki” adelantó a los donostiarras en la primera mitad y Piera igualó en la segunda.
Llorens, el sustituto de Platko en la meta culé, aseguró que los donostiarras le lanzaron un gato negro muerto, que devolvió a la grada mientras aseguraba que no era supersticioso.
Al finalizar el partido tuvo que intervenir la Guardia Civil para evitar que algunos hinchas encolerizados accediesen a los vestuarios y hubo puñetazos, patadas e insultos por doquier.
Vuelta a la casilla de inicio. Debían disputar una nueva final para dirimir el campeón. Aunque debido a un error en la narración de Radio Barcelona un nutrido grupo de aficionados culés salieron a celebrar el título por Las Ramblas al radiar estos el inexistente segundo gol de su equipo.
A la tercera hubo campeón
Debido a la inminente disputa del torneo olímpico de fútbol en Ámsterdam, el tercer partido de la final de aquella Copa del Rey tuvo que aplazarse hasta el 29 de junio. Y esta vez sí fue el definitivo.
Los culés finiquitaron por la vía rápida en los primeros 25 minutos con goles de Samitier, Arocha y Sastre, mientras que Zaldúa marcó desde el punto de penalti el tanto txuri-urdin.
El choque, como no podía ser de otra manera, arrastró toda la tensión de los dos anteriores y, en la segunda parte Carulla y Mariscal fueron expulsados tras enzarzarse en una pelea.
La polémica arbitral volvió a hacer acto de presencia con los donostiarras quejándose amargamente por dos supuestos penaltis no señalados.
La final de los poetas
Tras el duelo futbolístico empezó el de poetas entre Rafael Alberti y Gabriel Celaya que presenciaron en directo aquella épica triple final.
El gaditano era un reconocido seguidor de los azulgrana y quedó impresionado por la valentía del “Oso Rubio”, que llegó al Barça para suplir la marcha de Ricardo Zamora, dedicando al húngaro su “Oda a Platko”:
que frente a ti saltaba sin poder defenderte.
Ni la lluvia. Ni el viento, que era el que más rugía.
Ni el mar, ni el viento, Platko,
rubio Platko de sangre,
guardameta en el polvo,
pararrayos.
No nadie, nadie, nadie.
Camisetas azules y blancas, sobre el aire.
Camisetas reales,
contrarias, contra ti, volando y arrastrándote.
Platko, Platko lejano,
rubio Platko tronchado,
tigre ardiente en la yerba de otro país.
¡ Tú, llave, Platko, tu llave rota,
llave áurea caída ante el pórtico áureo !
No nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.
Volvió su espalda al cielo.
Camisetas azules y granas flamearon,
apagadas sin viento.
El mar, vueltos los ojos,
se tumbó y nada dijo.
Sangrando en los ojales,
sangrando por ti, Platko,
por ti, sangre de Hungría,
sin tu sangre, tu impulso, tu parada, tu salto
temieron las insignias.
No nadie, Platko, nadie,
nadie se olvida.
Fue la vuelta del mar.
Fueron diez rápidas banderas
incendiadas sin freno.
Fue la vuelta del viento.
La vuelta al corazón de la esperanza.
Fue tu vuelta.
Azul heroico y grana,
mando el aire en las venas.
Alas, alas celestes y blancas,
rotas alas, combatidas, sin plumas,
escalaron la yerba.
Y el aire tuvo piernas,
tronco, brazos, cabeza.
¡ Y todo por ti, Platko,
rubio Platko de Hungría !
Y en tu honor, por tu vuelta,
porque volviste el pulso perdido a la pelea,
en el arco contrario al viento abrió una brecha.
Nadie, nadie se olvida.
El cielo, el mar, la lluvia lo recuerdan.
Las insignias.
Las doradas insignias, flores de los ojales,
cerradas, por ti abiertas.
No nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.
Ni el final: tu salida,
oso rubio de sangre,
desmayada bandera en hombros por el campo.
¡ Oh, Platko, Platko, Platko
tú, tan lejos de Hungría !
¿ Qué mar hubiera sido capaz de no llorarte ?
Nadie, nadie se olvida,
no, nadie, nadie, nadie
Celaya, que apoyaba a los de su tierra, respondió casi cincuenta años después con otro poema titulado «Contraoda del poeta de la Real Sociedad”, en el que enumeró los errores arbitrales en contra de los donostiarras en la final más larga en la historia del fútbol español:
El cantante argentino Carlos Gardel, también presente en el primero de aquellos duelos adaptó su tango “Patadura” incluyendo a jugadores azulgranas como Platko y Samitier.
Un comentario
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