A falta de 21 minutos para el final del partido el FC Barcelona dominaba el marcador 3-0 gracias a los goles de Luis Enrique, Rivaldo y Fernando Cáceres en propia portería, pero en un arranque de ímpetu los che, que no atravesaban su mejor momento, firmaron una remontada memorable.
En apenas 14 días los jugadores dirigidos por Louis Van Gaal vivieron esta situación dos veces, ya que, en la noche de Reyes la UD Salamanca les levantó un 1-3 en apenas 7 minutos.
Fue una tremenda cuesta de enero para los azulgrana que pese a no ganar ningún partido ese mes, también cayeron ante el Deportivo de La Coruña y empataron con la Real Sociedad, lograron mantener el liderato por delante de su eterno rival y terminaron conquistando el campeonato con holgura.
Por su parte, el Valencia con aquella agónica victoria logró alejarse de la zona caliente de la tabla. Fue un punto de inflexión que dio paso a uno de los ciclos más gloriosos en la historia del conjunto de Mestalla.
Poco antes Ranieri había sustituido en el banquillo a Valdano, el equipo no carburaba y llegó a ocupar puestos de descenso en el primer tramo e la temporada, pero el cambio de estilo y las ganas de la plantilla dieron paso a una nueva tendencia que les llevó a tocar metal el año siguiente tras dos décadas de sequía.
19 minutos son suficientes
Pocos podían imaginar en el minuto 69 que aquel duelo se le iba a escapar a los locales. Los che no estaban jugando mal pero se habían chocado con los postes en varias ocasiones. Su suerte empezó a cambiar cuando Guillermo Morigi, que acababa de saltar al césped, logró perforar la meta de Hesp.
Fue su único gol en su etapa como valencianista, pero no hay aficionado que lo olvide, porque fue un soplo de aire fresco que marcó el inicio de una de las remontadas más espectaculares que se recuerdan en el fútbol español.
Los visitantes empezaron a creer en ella en el 75’ cuando ante una desordenada zaga local “Piojo” López anotó a puerta vacía el 3-2, culminando una galopada de Juanfran por la banda izquierda.
A tres para el final de nuevo el menudo delantero argentino y, una de las grandes pesadillas del Barça en aquella época, hizo la igualada con un disparo desde fuera del área. Pero la cosa no terminó ahí.
En el último suspiro y en pleno desconcierto culé Ariel “Burrito” Ortega selló la remontada culminando una fulgurante contra valencianista iniciada tras el robo de balón en el saque de centro de los azulgrana que se le escapó hasta al realizador de televisión. Fue expulsado por quitarse la camiseta en la celebración pero ¿Qué les importaba ya?
Tres argentinos marcaron cuatro goles en apenas 19 minutos. Pura épica. Más de un aficionado del Barça soñó con ellos aquella noche.