Como cada año desde entonces el choque entre merengues y culés se bautizó como “el partido del siglo”, pero más bien fue el tostón del siglo, como cada vez que algo que genera muchas expectativas no está a la altura.
El conglomerado de estrellas de uno y otro lado reunidas en el coliseo madridista, se preocuparon más de que el otro no les hiciese daño que de lo que realmente importa en este deporte, mirar hacia la portería contraria.
Así el primer y tedioso Clásico por televisión terminó con victoria local por la mínima gracias a un tanto de Chus Herrera y con un sinfín de espectadores insatisfechos.
Corría la jornada 22 del campeonato y el partido tenía todos los ingredientes para ser un auténtico espectáculo, más allá de la llegada de las cámaras.
El FC Barcelona visitaba la “casa blanca” en lo más alto de la tabla con un punto de ventaja sobre su rival. Los culés llevaban desde 1953 sin ganar el título y ansiaban participar por primera vez en la Copa de Europa, esa que su archienemigo conquistaría por cuarta vez consecutiva ese mismo año.
De un lado los Di Stéfano, Gento y Puskas; del otro Kubala, Luis Suárez y Evaristo. Nadie se lo quería perder.
Barcelona se quedó sin televisores
En el Bernabéu se colgó el cartel de no hay billetes, pero no fue lo único que se llenó aquel domingo soleado de febrero. También los bares, los escaparates de las tiendas y las casas de los 10.000 propietarios de un televisor en aquel momento en España.
Por entonces era un artículo de lujo, inalcanzable para la gran mayoría de la gente asumir su coste de 30.000 pesetas, pero aquel día en Barcelona se agotaron las existencias. Alrededor de 6.000 aparatos.
Madrid ya había vivido cuatro partidos por televisión, pero esta fue la primera retransmisión que llegó a la Ciudad Condal.
El primer Clásico por televisión tuvo una audiencia de un millón de espectadores. Todo un acontecimiento, más a recordar por el aspecto social que por lo futbolístico. Todo sea dicho.