Aquel día el FC Barcelona se impuso al Real Madrid por 3-1 en el Hipódromo de la Castellana con doblete de Stemberg y un gol del fundador del club, Hans Gamper. Fue en la Copa de la Coronación organizada en honor a Alfonso XIII, coronado rey días después.
El título lo levantó el Club Vizcaya (actual Athletic Club) tras derrotar por 2 a 1 al conjunto azulgrana en la final.
Desde entonces, culés y merengues se han enfrentado en 243 ocasiones con 97 victorias para los blaugrana, 95 para los madridistas y 51 empates. Los merengues han marcado 405 goles por los 402 tantos de los culés.
Orígenes de la rivalidad
Hasta la temporada 2011-2012 el llamado “Viejo Clásico”, que enfrentaba a Real Madrid y Athletic Club era el duelo más repetido en la historia del fútbol español.
De hecho la denominación de El Clásico para definir los enfrentamientos entre Real Madrid y FC Barcelona no se comenzó a extender hasta los primeros años del siglo XXI.
Durante las primeras décadas del siglo XX la rivalidad entre merengues y culés no tenía nada que ver con lo que vivimos en nuestros días. No es que se tuviesen aprecio, pero tampoco existía una antipatía especial.
Estos dos equipos nunca han descendido por lo que se han visto las caras en todas y cada una de la ediciones disputadas de la Liga.
La primera fue el 17 de febrero de 1929 en el campo de Les Corts y cayó del lado blanco por 1-2. Morera hizo un doblete y Parera recortó distancias para los locales en el tramo final.
La goleada que abrió heridas
En la década de los 40 el gran dominador del fútbol español era el Athletic Club y su “quinteto mágico” formado por Iriondo, Venancio, Panizo, Gaínza y Zarra.
La mayoría de títulos se quedaban en Vizcaya. Esa década también nos iba a dejar El Clásico con más goles. Nada más y nada menos que 11-1 a favor del Real Madrid.
Corría el 13 de junio de 1943. Una semana antes en Les Corts el Barcelona había vencido por 3-0 y se veían en la final de la Copa del Generalísimo. Nada más lejos de la realidad.
El régimen franquista había prohibido el catalán en su fijación por tener bajo control todo el Estado. En esa década la rivalidad comenzó a traspasar lo deportivo.
Los catalanes defendían su autonomía y veían en el adversario el enemigo frente al que debían luchar. La animadversión entre aficiones afloró para nunca desaparecer.
Con todo este caldo de cultivo el conjunto merengue le dio la vuelta a la eliminatoria y, de que manera.
La prensa madrileña se pasó una semana calentando el partido y se llegó al día del encuentro con un estado de excitación fuera de lo normal. Chamartín fue un polvorín.
El autobús del FC Barcelona fue apedreado. El portero catalán Miró aseguró tener miedo de ocupar su puesto por si le caía algo desde la grada. Incluso el Ejército bajó al vestuario culé para advertirles de que no podían garantizar su seguridad.
Aquel resultado levantó una gran polvareda. El presidente culé dimitió. El portero no volvió a jugar y nació una enconada rivalidad que llega hasta nuestros días.
El Clásico traspasa fronteras
En los años 50 culés y merengues habían tenido una encarnizada lucha por el fichaje de Di Stéfano, procedente de River Plate.
Además, en la constante comparación en lo deportivo también ganaban los blancos, que habían conquistado todas las Copas de Europa disputadas desde la primera edición en 1956.
En el camino hacia la quinta “Orejona” blanca se vieron las caras por primera vez estos contendientes. El Clásico en Europa.
En apenas 6 días. Entre el 21 de abril y el 27 de abril de 1960. Los Gento, Di Stéfano, Puskas y compañía endosaron dos serios correctivos a su máximo rival apeándoles de la competición con un doble 3-1 en el Santiago Bernabéu y Camp Nou.
La afrenta fue aún mayor para los azulgrana cuando menos de un mes después veían levantar el quinto entorchado europeo al conjunto blanco en una de las mejores finales de la historia del torneo.
Un año después se tomaron la revancha logrando eliminar a u máximo rival por primera vez de “su torneo”.
Los blaugrana tocaban la gloria con la yema de los dedos, pero se toparon con el Benfica de Bela Guttmann en la conocida como final de los postes cuadrados, que les mantuvo en un estado de depresión durante más de una década.
La final de las botellas
En mayo de 1968 las calles de París acogieron las protestas estudiantiles contra la sociedad de consumo, el capitalismo y todo lo que conlleva. Los incidentes se fueron extendiendo y hubo una ola de protestas en multitud de países.
Dos meses después 100.000 hinchas enfervorizados protagonizaron otra protesta, pero que nada tenía que ver con el «Mayo Francés».
En lo deportivo el partido no dio para mucho. Lo decidió un tanto en propia puerta del madridista Zunzunegui. Ya no había cordialidad. Los clásicos rezumaban crispación.
No todo en el fútbol antiguo era mejor que en el fútbol moderno. Antes ibas a un estadio y te dejaban pasar libremente con un botellín u otros objetos más contundentes.
Aquel 11 de julio de 1968 el Real Madrid perdió la Copa en su feudo y buena parte de la parroquia blanca, descontenta con el arbitraje del colegiado balear Antoni Rigo, comenzó a lanzar botellas al terreno de juego.
El Clásico conocido como “la final de las botellas” estuvo dominado por una tensión que tuvo su clímax con este lanzamiento masivo de objetos al césped.
El Clásico de Cruyff
Si algo consiguió la llegada del profeta culé Johan Cruyff fue comenzar a equilibrar la balanza en El Clásico.
El holandés volador recalaba en un equipo en caída libre, pero su fútbol virtuoso tuvo la capacidad de regenerar al club catalán.
La 73-74 comenzó más que convulsa en Can Barça. El clima era insostenible. Lo deportivo tampoco acompañaba. En la jornada 7 apenas habían sumado 6 puntos y coqueteaban con los puestos de descenso.
Rinus Michels había pedido la llegada de su compatriota, pero las negociaciones se enquistaron y no aterrizó en Barcelona hasta el 27 de octubre de 1973 a cambio de 120 millones de pesetas.
El genio holandés venía de conquistar 3 Copas de Europa consecutivas. Estaba decidido a marcharse al Barça, pero obviamente querían retenerlo en su país. Llegó a amenazar a la Federación con no ir al Mundial del año siguiente si no le dejaban salir.
Fue llegar y el equipo comenzó a remontar el vuelo. Así se llega a la jornada 22 con el Atlético de Madrid y el FC Barcelona pugnando por llevarse la Liga.
El 17 de febrero de 1974 Cruyff visitó por primera vez el Santiago Bernabéu como azulgrana. Los culés jamás olvidarán ese partido. Una victoria en El Clásico que provocó la creación de una canción.
Ganaron 0-5 con doblete de Asensi y goles de Juan Carlos, Cruyff y Sotil. El Barça conquistó esa Liga tras catorce años de sequía. Y comenzó a dejar atrás viejos fantasmas.
Estas son sólo unas cuantas historias de los miles de momentos e imágenes que ha ido dejando El Clásico año tras año.
Un comentario
Se dice de los que bailan juntitos a media luz…
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