El atacante asturiano anunció su retirada, pero tras un deslucido y poco efusivo homenaje en el Camp Nou el 10 de octubre de 1984 cambio de idea. No era el momento para que “El Brujo” colgase las botas. Todavía le quedaban goles por marcar.
La idea inicial de Quini fue regresar al Sporting de Gijón, el primer club que le vio triunfar, pero el acuerdo no terminaba de cerrarse y en esas se cruzó en su camino el eterno rival, el Real Oviedo.
La presencia de José Luis Romero en el banquillo carbayón, con el que mantenía una amistad de su etapa como azulgrana, posibilitó que el mayor mito en la historia del Sporting empezase a entrenar con sus vecinos.
El regreso a casa
Fueron su hermano Jesús Castro y el presidente Manuel Vega-Arango los que convencieron al delantero para que regresase a El Molinón.
Quini volvió a vestir la elástica rojiblanca durante tres temporadas, colgando las botas al final de la temporada 1986-1987, aunque siguió vinculado al club de sus amores hasta el fin de sus días.
Al momento de su retirada era el cuarto máximo goleador histórico de la Liga con 219 tantos (hoy ocupa el octavo puesto) tras Telmo Zarra, Alfredo Di Stéfano y César Rodríguez.
165 de esos goles fueron con el Sporting de Gijón, siendo con mucha diferencia el mayor realizador del equipo asturiano en Primera División.
“El Brujo” jugó un partido con el Real Oviedo
Tres años después de que no se concretase el fichaje de Quini por el Real Oviedo, el mito sportinguista disputó un partido con la camiseta del eterno rival.
En la primavera de 1987 se vistió la segunda equipación de los carbayones en un encuentro amistoso ante la Selección de Asturias para homenajear al ex árbitro Eusebio Álvarez Díaz.