Enfrente un Real Valladolid mucho más necesitado. Empatados con Rayo Vallecano y Albacete un puesto por encima de la promoción y, a tan solo dos puntos del descenso.
Era la penúltima jornada del campeonato liguero 95-96. Casi todo el mundo andaba pendiente de la pelea por el título de aquella surrealista Liga de 22..
El Atleti, ya con la Copa del Rey bajo el brazo, mantenía una lucha encarnizada con el Valencia por conquistar el ansiado Doblete. Colchoneros y ches llevaban 19 y 25 años respectivamente sin ganar el torneo de la regularidad
Diréis que tampoco era tan interesante el partido del que hablamos hoy. Si que lo fue. De hecho aquella tarde del 19 de mayo de 1996 se batieron varios récords de nuestra Liga.
El colegiado Japón Sevilla pitó la friolera de 6 penaltis. 4 de ellos fueron anotados por el delantero croata Alen Peternac.
Penalti va penalti viene
Fue una temporada de lo más movida en Pucela. Rafa Benítez estuvo a cargo del equipo durante 24 jornadas.
Como los resultados no convencían le sustituyó de forma interina durante una jornada Antonio Santos y, desde la 25 hasta el final de Liga ocupó el banquillo blanquivioleta el técnico argentino Vicente Cantatore.
En aquel encuentro frente al Oviedo se jugaban gran parte de las opciones para permanecer otro año en Primera División, evitando el escollo de la promoción.
Al descanso el Oviedo ganaba 2-1. Los tres tantos de penalti. Los locales anotados por el danés Thomas Christiansen y el visitante obra de Peternac.
La segunda parte fue por los mismos derroteros. En el minuto 49 los visitantes empataban a 2 con otro penalti transformado por Peternac. César era expulsado injustamente. Tocó balón, no fue falta.
Un minuto después ¡¡aleluya!! “Mami” Quevedo ponía en ventaja al Valladolid aprovechando un balón suelto en el área. Primer gol del partido que no era desde los once metros.
El 2-4 llegó en el 67’ ¿Sabéis cómo? Efectivamente, de penalti. De nuevo Peternac. La falta de Onopko no admitía dudas. Otros fueron dudosos. Alguno se lo inventó el trencilla.
Cuatro minutos después el “9” del Valladolid marcó el quinto de su equipo en una contra perfectamente ejecutada.
Pedro Alberto fue expulsado por otra pena máxima más que discutible. Peternac marcó su quinto tanto. El partido ya era de récord.
Forjando una nueva amistad
Pese a la goleada y a jugar con 9 los carbayones no bajaron los brazos. El mítico Carlos Muñoz marcó el tercero de su equipo en el 89’.
Con los locales fundidos Quevedo aprovechó los dos minutos finales para marcar otros dos goles, el último una vaselina preciosa, fijando el resultado en un espectacular 3-8. Misión cumplida. Permanencia asegurada.
Se trata de la mayor goleada de los pucelanos a domicilio de su historia y al mismo tiempo la peor derrota encajada por los asturianos en su feudo.
Aquella tarde Peternac hizo 5 tantos, pasando a formar parte del selecto club que ha conseguido el repóker en nuestra Liga: Zarra, Campanal, Clares, Echevarría, Falcao y Cristiano Ronaldo.
El delantero croata cuajó su temporada más goleadora con 23 tantos. Aún hoy sigue siendo el máximo anotador del conjunto pucelano (55).
Por su parte, el otro héroe de aquel día, “Mami” Quevedo consiguió el único hat-trick en su dilatada carrera en Primera División.
José Japón Sevilla entró en el libro de los Guinness. 6 penaltis pitados, de los cuales 5 fueron como poco dudosos. Tarde de récord, pero con una actuación bastante desafortunada del colegiado andaluz.
Esta fiesta del fútbol sirvió para hermanar a ambas aficiones, que jaleaban al árbitro andaluz para que pitase más penaltis. Desde entonces celebran su amistad cada vez que se tienen que ver las caras.