Muchos de los allí presentes ni siquiera eran conscientes de que a miles de kilómetros de allí se celebraba una centenaria tradición yanqui. Lo único que importaba era pasarlo bien.
Aquella noche en ese chalet de Heliópolis se produjo una de las anécdotas más graciosas de nuestro fútbol, aunque a alguno no le hizo demasiada gracia en ese momento.
Habían ascendido a Primera División los dos equipos de la ciudad, Real Betis y Sevilla FC, que curiosamente habían bajado juntos al infierno de Segunda un año antes.
Juande Ramos se hizo cargo del equipo y en Liga arrancaron como un cohete. Tras 7 jornadas eran líderes de la competición y habían dado un severo correctivo al Real Madrid de un recién aterrizado Zinedine Zidane.
Con la llegada del otoño se fueron desinflando. Apenas 20 días antes de la fiesta el equipo había caído con estrépito 4-1 frente a la AD Ceuta en los treintadosavos de final de la Copa del Rey.
Pocas fechas antes del día de los hechos los verdiblancos perdían 3-0 frente al FC Barcelona en el Camp Nou. No estaba el horno para bollos, pero ya sabéis, los futbolistas a veces viven en su pompa.
Fiesta “interruptus”
Benjamín Zarandona decidió montar una fiesta en su casa. El evento llegó a oídos del presidente Manuel Ruiz de Lopera. Se iba a armar la marimorena.
Presidente y entrenador decidieron personarse en la vivienda de Benjamín, que vio como un coche estacionaba frente a su puerta. Imaginaos el shock cuando les vio salir del automóvil.
En palabras del organizador del guateque se les había ido de las manos y había mucha más gente de la esperada. El alcohol corría con desenfreno. Algún invitado había quemado el sofá con colillas.
Benjamín palideció al instante. Se cuenta que fue cazado con varias copas en la mano, aunque él asegura que no bebe alcohol.
Se metió rápidamente para ver quién había invitado al presidente, mientras otros invitados se hacían fotos con el máximo mandatario verdiblanco.
Algunos futbolistas se habían escondido tras las cortinas. Denílson había ido más allá. Al parecer se metió en el baño e intento escapar por una ventana.
El presidente con ironía iba preguntando por la estancia si sus jugadores se estaban concentrando para el siguiente partido.
Curiosamente Benjamín se enteró a través de un preso de quién había dado el chivatazo sobre su fiesta de Halloween en una charla que ofreció tiempo después en una cárcel andaluza.
Una reacción ejemplar
Por allí también andaba un joven canterano que había debutado la temporada anterior en el primer equipo. Joaquín Sánchez. Lopera se paró frente a él con cara de pocos amigos:
La reprimenda de Lopera pudo contribuir a centrarle, pero el extremo gaditano siempre ha atesorado una calidad indiscutible.
El caso es que el “17” se ha convertido en el segundo jugador que más veces ha vestido la elástica verdiblanca y, sigue en plena forma a sus 38 años. Dándonos mucho tanto dentro como fuera del campo.
En el partido siguiente a la famosa fiesta de Halloween el Betis cayó en su estadio frente al Real Zaragoza. La brecha entre afición y equipo parecía insalvable.
Si es cierto que los jugadores estaban ese día de cachondeo a horas intempestivas y haciendo algo que no debían. También lo es que dieron el callo durante el resto de temporada. Sólo perdieron 5 partidos.
Terminaron sextos y se clasificaron para la Copa de la UEFA el año de su regreso a la élite del fútbol español. Muy por encima del objetivo marcado.
La fiesta de Halloween verdiblanca es una de las anécdotas más divertidas y recordadas de la historia del fútbol español. Aquí podéis rememorarla en palabras de su organizador: