Se enfrentaron en tierras valencianas Real Madrid (sin el título de Real durante la República) y FC Barcelona. Los dos grandes del futbol español se veían por primera vez las caras en la final del torneo del KO.
Dos equipos en los dejó huella “El Divino”, uno de los primeros jugadores en hacer el “puente aéreo” en el fútbol patrio.
Al club blanco llegó a comienzos de la década de 1930 procedente del RCD Espanyol. Un fichaje que alcanzó las 100.000 pesetas (una auténtica barbaridad para la época) y, con un sueldo de 3.000 pesetas mensuales para el guardameta.
Estirada legendaria
Con los merengues conquistó dos Ligas y otras dos Copas. En la última de ellas, de la que hoy estamos hablando, dejó una de las instantáneas más recordadas.
En apenas 12 minutos los blancos ganaban 2-0 gracias a los tantos de Eugenio y Lecue. En el 29’ Escolá recortó distancias. El marcador ya no se volvería a mover.
Durante los minutos finales con el asedio azulgrana en busca del empate se erigió la figura del legendario guardameta y, cuando el partido agonizaba llegó la última parada de Zamora.
Josep Escolá se sacó un zurriagazo que iba pegadito al poste izquierdo de la meta merengue y Zamora hizo una estirada antológica para atrapar el balón y asegurar el título para su equipo.
La televisión aún no había llegado a España por lo que solo hay fotografías para constatar la magnificencia de la última parada de Zamora, que recordemos en aquel momento era todo un veterano de 35 años.
Menos de un mes después estalló la Guerra Civil, que supuso todo un cisma en la vida de Ricardo Zamora, llegando a dar con sus huesos en la cárcel. El guardameta barcelonés se exilió en Francia y jugó sus dos últimas campañas en el OGC Nice.
Allí debutó en los banquillos y a la conclusión del conflicto bélico regresó a España para dirigir y hacer campeón de Liga por primera vez al entonces denominado Atlético Aviación, pero esa ya es otra historia.