En los albores del siglo XX, con la llegada del deporte rey a España aún muy reciente, el panorama futbolístico era bien distinto.
Y es que esos años fueron gloriosos para clubes hoy extintos algunos de ellos y sobre todo desconocidos para el gran público.
En esa categoría podríamos encuadrar al Arenas de Getxo, el Real Unión de Irún o al protagonista de esta historia, el Racing de Madrid.
El Racing de Madrid nació en 1914 de la fusión del Regional y el Cardenal Cisneros, dos clubes de la capital.
Los chamberileros nacen cuasi como contraprestación al señorío del Madrid.
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Nacido para dar guerra
Club castizo, de barrio, ya que Chamberí no era lo que es hoy y se nutrió del populacho de la zona.
Eran años románticos, donde los barrios y sus clases imprimían identidad a sus equipos.
El Athletic de Madrid con sus ingenieros vascos o el Madrid con sus chicos de “familias bien”.
Sus colores eran el rojo y negro, en los que muchos vieron claras alusiones al infierno, dada la rudeza de su juego.
Su fiereza y bárbaros métodos se convirtieron en su seña de identidad.
Patadas en el bazo / con bárbara fiereza… / Tan pronto un puñetazo / hinchaba una cabeza / como desaparecía / un ojo en un instante. / Aquello parecía / el campo de Agramante!
Coplilla de Francisco Ramos de Castro.
Inicialmente no tenían campo y fue en su segunda temporada cuando tuvieron que improvisar uno en la calle Hermosilla, donde jugadores y aficionados “acondicionaron” un descampado.
Esa primera temporada se proclamaron campeones de del campeonato regional de centro.
En ausencia de la liga, que no aparecería hasta 1929, los trofeos regionales eran el torneo regular.
Siempre por detrás de la Copa del Rey, en cuanto a importancia, para la que debían clasificarse, ya que no todos los equipos tenían plaza.
La temporada siguiente, ya si tuvieron un campo al uso.
En busca de un hogar
No sería hasta 1918 cuando construyeron su primer campo, sito en la calle Martínez Campos, en pleno barrio.
Durante esos años el Racing de Madrid se hizo con 2 campeonatos y cuatro subcampeonatos, por lo que su afición fue creciendo proporcionalmente a su importancia.
Llegados a 1930 decidió comprar unos terrenos para edificar un campo que pronto se conocería como el Campo de Puente de Vallecas.
Su objetivo era rivalizar con el metropolitano y como no, con Chamartín y su construcción costó unas 800.000 pesetas de la época.
Años después se convertiría en el Estadio de Vallecas, hogar hoy en día de otro equipo de barrio, el Rayo Vallecano.
Lo cierto es que aquí comenzó el declive y ese estadio sería su tumba.
El estadio estaba relativamente alejando de su barrio y no tuvo la acogida esperaba en su afición, pero tampoco en la vallecana.
Su flamante nuevo estadio estaba se encontraba a casi 1 km de la estación de metro.
Además, el camino no era precisamente fácil.
Para llegar al estadio sus aficionados estaban obligados a ascender lo que hoy es la albufera, entonces un barrizal o un secarral, dependiendo de la estación.
La acogida de la otrora fiel afición chamberilera fue descendiendo y los números no salían.
La deuda era inmensa y el escaso éxito acabaron obligando al club a vender el campo.
Acuciado por las deudas, vagó por los campos algunas temporadas, sin casa propia, incluso jugo de local en el Metropolitano.
El ocaso de un club legendario
Con el nacimiento de la liga, el Racing de Madrid quedó relegado a la segunda división española y esa misma temporada cayó a la tercera categoría.
Tras desavenencias con la federación, decidió negarse a disputar dicha competición, al igual que otros clubes.
Esto significaría el golpe de gracia, dada su crítica situación financiera.
Como solución desesperada, el entrenador, Paco Bru, propone organizar una gira americana para recaudar fondos.
Ahora lo llamaríamos simplemente “activar palancas”
Piden autorización a la federación centro, pero esta les es denegada.
Desoyendo a la federación deciden embarcarse a la aventura e inician el viaje.
La gira da comienzo en Perú, continua por Cuba, a continuación, México y por último Estados Unidos.
Todos los partidos se convierten en una sucesión de fracasos y más que gira es una odisea.
Vivieron un golpe de estado en Perú y hasta tuvieron cierta participación.
Paco Bru hizo de correo y entregó unas cartas del fascista Luis Miguel Sánchez Cerro, exiliado en España hasta entonces, que advertían de su regreso y sus intenciones de levantamiento.
Después todo en Cuba tuvieron que vivir una serie de revueltas sociales y huelgas, sobre todo de transportes.
En México uno de sus partidos derivo en tangana y esta en reyerta, lo que llevó a gran parte de la plantilla al calabozo.
Los encuentros no tienen la acogida esperada entre el público americano, que apenas acude a ver a los rojinegros.
Llegados a Estados Unidos el promotor de la gira abandona la expedición a la carrera.
Podríamos decir que se dio a la fuga, si abonar lo pactado y abandonando al equipo a su suerte en tierras americanas.
La expedición carece de fondos, ni si quiera para volver a casa.
A la desesperada recurren de nuevo a la Federación, la que les había denegado los permisos, y es esa quien se hace cargo de la situación.
Es entonces cuando la Federación se hace cargo y asume el coste de la repatriación del equipo.
Las consecuencias fueron fatales, son multados y descendidos de categoría, lo que significó la desaparición del club.
El club desaparece de facto, aunque nunca se disolvió formalmente, pero sus aficionados en masa pasan a engrosas las filas del Athletic de Madrid.
