Desde entonces ha sido la casa del Rayo Vallecano y el lugar donde cada 31 de diciembre termina la San Silvestre, una de las carreras populares más multitudinarias del país.
Antes de la apertura del Estadio de Vallecas los franjirrojos jugaron sus partidos como locales en los campos de Las Erillas, El Rodival y Vallehermoso.
El primer Campo de Vallecas
En 1929 el desaparecido Racing Club de Madrid necesitaba un nuevo campo para afrontar la primera temporada en Segunda División.
Al no poder edificarlo en la ciudad de Madrid compraron unos terrenos en el municipio de Vallecas (exactamente en el mismo lugar donde se erige el estadio en la actualidad) y, allí construyeron un nuevo campo con un aforo de 18.000 personas, para dar cabida a su gran masa social.
El 19 de marzo de 1930 quedó inaugurado con dos partidos amistoso en los que el Racing Club de Madrid derrotó a Real Madrid y Red Star.
Hasta 1932 se denominó Estadio Puente de Vallecas y a partir de ese año pasó a conocerse como Camp de Vallecas. En esa época el Racing tuvo que vender el estadio para salvar su maltrecha economía.
Tras pasar a ser propiedad de una empresa de motocross, en la década de 1930 el Atlético de Madrid, lo utilizó durante el tiempo que el Comité Nacional de Fútbol inhabilitó el Metropolitano debido a que en sus instalaciones también se practicaban otros deportes.
Durante la Guerra Civil Española fue utilizado como campo de concentración por el bando franquista y, al término del conflicto armado volvió a ser la “casa” de los colchoneros (entonces conocidos como Atlético Aviación) hasta la reconstrucción del Estadio Metropolitano.
En 1972 comenzaron las obras para la construcción del actual Estadio de Vallecas, que se extendieron durante cuatro años.
“Vallekanfield”
El 6 de junio de 1976 fue inaugurado en el duelo de la última jornada de Segunda División entre Rayo Vallecano y Real Valladolid. Un año después «La Franja» ascendió por primera vez en su historia a la máxima categoría del fútbol español.
En esa campaña se ganó el apodo de “Matagigantes”, ya que, el paso de los grandes por el Estadio de Vallecas no fue precisamente un paseo.
En este campo cayeron en su primera visita los seis primeros clasificados en la temporada 1977-1978: Real Madrid (3-2), FC Barcelona (2-1), Athletic Club (3-2), Valencia CF (3-0), Sporting de Gijón (3-1) y Atlético de Madrid (2-0).
Desde entonces el club vallecano ha vivido momentos dulces como la aventura en la Copa de la UEFA (2000-2001), muy amargos, apenas tres años después cayeron al pozo de la 2ªB y volvieron a resurgir a comienzos de la década de 2010.
Independientemente de la categoría en la que esté el Rayo Vallecano siempre ha habido un constante a lo largo de su historia, el apoyo de su afición. Siempre presentes en “Vallekanfield”, en clara alusión a la mística de Anfield, el templo del Liverpool.
Los hinchas de “La Franja” siempre tienen la bufanda y la voz preparada para animar a su equipo, más aún si cabe cuando peor le van las cosas.
Durante los últimos años de la familia Ruiz-Mateos al frente de la entidad, el campo pasó a denominarse Estadio Teresa Rivero (2004-2011), recuperando su nombre original, la misma temporada en la que retiraron las vallas metálicas que rodeaban el terreno de juego. Fue el último equipo del fútbol español en hacerlo.
Un templo de la música
Durante las décadas de 1980 y 1990 el Estadio de Vallecas fue un auténtico templo de la música.
Sobre su césped actuaron iconos mundiales como Bob Dylan, Metallica o Queen, en el que fue el antepenúltimo concierto de la banda inglesa. Aquel 3 de agosto de 1986 25.000 personas abarrotaron el templo rayista.
Además, en su interior se disputó la primera fase final de la Liga Superibérica de Rugby en 2009 y alberga dos Federaciones nacionales, de boxeo y ajedrez.
Tras el fallecimiento en 2015 de uno de los grandes iconos de “La Franja”, Wilfred Agbonavbare, pusieron su nombre a la puerta 1 del Estadio de Vallecas.
El templo rayista es un lugar sin parangón, donde se vive el fútbol intensamente y existe una permanente comunión entre aficionados y equipo, independientemente de cómo vayan las cosas en la faceta deportiva.