Con el debate lingüístico sobrevolando el panorama político español viene muy a cuento recordar lo que medidas similares significaron para el fútbol español.
Inicialmente casi todos los clubes adoptaron los anglicismos, ya que los ingleses inventaron y trajeron el fútbol a España y sobre todo no nombraron.
Eran tiempos de foot-ball aun y el fútbol ni estaba ni se le esperaba.
Y esto mismo se aplicaba a todos sus términos y tecnicismos, goalkeeper, goal, team, sportman, referée, corner, etc.
En muchos casos palabros impronunciables para la mayoría de los españoles de la época.
Por ello ya Mariano de Cavia propuso en 1908 rebautizarlo como balompié, pero nadie le hizo mucho caso.
La mayoría de los equipos fundados inicialmente adoptan nombres con clara influencia anglosajona, de ahí los Sporting, Racing, foot-ball y todos los denominados “club”.
La cosa encima se va complicando más con los que por designación real añaden la corona y el distintivo “real” a su nombre.
En definitiva, un galimatías más difícil de entender que de jugar desde luego.
En los años 20 la prensa comienza a introducir ciertas castellanizaciones, para simplificar y todo sea dicho, porque el idioma de “la Pérfida Albión” no era especialmente querido aquí.
No hay que olvidar la profunda rivalidad histórica que ha existido entre ingleses y españoles desde hace siglos.
La llegada de la II República trajo consigo muchas adaptaciones.
Por ejemplo, desaparecieron los escudos y esa “distinción real” tan exclusa.
Algunos clubes incluso cambiaron su nombre y muchos escudos sufrieron modificaciones.
El Real Madrid, no solo perdió la corona y el “Real” si no que también cambió la franja de su escudo, que dejó de ser azul, para convertirse en morada, tan de moda en ese momento.
La Real Sociedad pasó a llamarse Donostia Club de fútbol.
Porque al mismo tiempo se españolizaron muchos términos.
El foot-ball dejó paso al fútbol, porque lo de balompié no acababa de cuajar.
El gol sustituyó al gol y así el castellano fue abriéndose camino en el deporte que trajeron los ingleses.
Y es que “castellanizar” y palabro es algo muy español y tenemos infinidad de ejemplo en todos los ámbitos.
Cuando los ingleses llevaron el fútbol a Bilbao, en los albores del Athletic Club.
Los ingleses identificaban las mejores vetas de metal con un “all iron” y los trabajadores y jugadores cobraban más dinero.
Entonces se cantaba “alirón, alirón, el Athletic campeón” aplicado al hoy famoso “cantar el alirón” cuando se gana algo.
No tiene mucho que ver, pero ahí están las botas “katiuskas” herencia del Katiusha soviético.
Hay que reconocer que algunos clubes se vieron seducidos por la españolización.
Sustituyendo el football por fútbol o balompié en sus nombres y hasta algún Sporting por el Deportivo, como el Tenerife.
Algunos clubes empiezan a aparecer con nombres como Cultura, Deportivo, Atlético, etc.
Con la guerra civil española y la victoria de Franco y sus sublevados todo volvió a cambiar.
En plena guerra en los territorios controlados por el bando mal llamado nacional, se fue prohibiendo el resto de lenguas regionales.
Si bien con gallegos y vascos que apoyaron el alzamiento se fue algo más indulgente, o menos represivo, no fue así con catalanes, valencianos, etc.
Como indica la ley de 16 de mayo de 1940 «Se prohíbe en rótulos, muestras, anuncios, etc. el empleo de vocablos genéricos extranjeros«
Esto trascendía del fútbol y de facto obligaba a toda la sociedad a dejar sus lenguas regionales, persiguiendo al Euskera, Gallego y Catalán.
De ahí la famosa frase de “Pensar como Franco, sentir como Franco y hablar como Franco”
De esta forma todos los clubes que tenían un anglicismo o cualquier término en un idioma que no sea el “español” estaba obligado a castellanizarlo.
Así nació el Real Gijón (Sporting), el Atlético de Bilbao, Real Santander o Atlético Aviación(Athletic)
El más curioso fue Osasuna, que significa “Salud” o “vigor” en euskera y mantuvo el nombre.
No se sabe si por desconocimiento o por indulgencia del régimen con sus fieles requetés y carlistas navarros.
En esos tiempos esta normativa no era tan rara entre estados de corte nacionalista/fascista.
Algo similar hizo Mussolini con el famoso “calcio italiano”.
La ley estuvo en vigor hasta 1972, aunque es cierto que desde mediados de los 50 hubo cierta laxitud en su aplicación.