Que Zinedine Zidane fue un virtuoso del balón no se le escapa a nadie a estas alturas.
Su elegancia y plasticidad chocaba frontalmente con su complexión física, nada habitual en jugadores de esa estatura y corpulencia.
Zidane al contrario de lo que pueda parecer no era un jugador muy barroco o que se adornase en exceso, pero a pesar de ser un futbolista «práctico» la belleza de sus movimientos le hacían parecer un malabarista.
Su tremenda calidad le permitía realizar regates o controles de gran belleza, aunque estos nunca eran cara a la galería, siempre tenían un sentido dentro del juego.

Gol de Zidane al Deportivo de La Coruña. Una obra de arte (Fuente: as.com)
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