En el primero de estos monumentos celebra sus triunfos el Real Madrid, mientras que en el segundo lo hace el Atlético de Madrid. Aunque no siempre fue así. Hubo un tiempo en el que Cibeles fue colchonera y Neptuno merengue.
Estos dos dioses acompañan a los madrileños desde el reinado de Carlos III, al que nombraron como “el mejor alcalde de Madrid”, por el crecimiento exponencial que vivió la ciudad durante su mandato.
Bodas de Oro rojiblancas
En 1953 el Atlético de Madrid celebró sus Bodas de Ora con una serie de festejos que concluyeron con un triangular entre el 27 de marzo y el 1 de abril en el que participaron el Athletic Club y el Sportklub Wacker Viena.
Para tal ocasión diseñaron un trofeo con el escudo del equipo local sobre la diosa Cibeles que terminó en el museo del conjunto vizcaíno, que se impuso 6-3 y 5-3 a madrileños y vieneses respectivamente.
Nueve años después los aficionados colchoneros se congregaron alrededor de Cibeles por primera vez para celebrar su primer título europeo, la Recopa de Europa, conquistada el 5 de septiembre de 1962 ante la Fiorentina.
Aniversario merengue
En 1977 los blancos celebraron el 75 aniversario de su fundación en un ambiente enrarecido, su legendario presidente Santiago Bernabéu había caído gravemente enfermo y falleció apenas un año después.
El alcalde madrileño Juan de Arespacochaga en cuyo equipo de gobierno estaba otro futuro presidente blanco, un jovencísimo Florentino Pérez, hizo entrega de un trofeo con el dios Neptuno bañado en plata al mandatario merengue.
Los actos culminaron con un cuadrangular de lo más exótico en el que participaron los combinados nacionales de Irán y Argentina, así como el equipo marroquí Mouloudia Chaäbia.
El torneo lo ganaron los locales gracias a un tanto de Del Bosque ante una albiceleste que apenas un año más tarde levantó su primera Copa del Mundo.
Poniendo las cosas en su sitio
La calurosa noche del 18 de junio de 1986 una portentosa actuación de Emilio Butragueño, anotando cuatro goles ante Dinamarca en los octavos de final del Mundial, cambió el destino de Cibeles y Neptuno para siempre.
Los aficionados que estaban disfrutando del partido en las terrazas del Paseo de la Castellana alrededor de Cibeles, no dudaron en instaurar una nueva tradición celebrando aquella gesta bañándose en la fuente entre los cánticos “¡Oa, oa, oa, el Buitre a la Moncloa!” y “¡Se nota, se siente, El Buitre presidente!”
El hecho de que fuese el líder de “La Quinta del Buitre”, el gran dominador del fútbol español en la época identificó inmediatamente aquel acto espontáneo con el equipo merengue.
El 16 de marzo de 1988 los blancos derrotaron al Bayern de Múnich en cuartos de final y una imponente caravana de aficionados se congregó en los alrededores de Cibeles. Los merengues ya habían colonizado a la diosa.
Tres años después, tras seis sin tocar metal, los colchoneros conquistaron ante el RCD Mallorca la Copa del Rey gracias a un solitario gol de Alfredo Santaelena.
Sabedores que ya era costumbre que sus vecinos celebrasen los títulos en Cibeles, decidieron desatar sus pasiones en la fuente de Neptuno. Así de un día para otro y de forma espontánea ambas deidades cambiaron de colores para siempre.