España vivió durante los 80 y cambio radical tanto a nivel social como político.
El fin de una dictadura de casi 40 años dio paso a la transición y a la liberalización social.
Esto influyo en todas las esferas de la sociedad y como no, al futbol también.
En el cine y el espectáculo la movida madrileña y el cine del destape escenificó esa liberalización social.
Esa liberalización social y sobre todo sexual venía a dejar atrás los oscuros tiempos en los que la religión marcaba el paso de vida de una mojigata sociedad española.
Llegó la libertad
En mi humilde opinión durante aquellos años se alcanzaron cotas de libertad nunca vistas en España, incluso superiores a las actuales.
Con los años la autocensura y los nuevos códigos de lo “políticamente correcto” han ido reprimiendo a la sociedad española.
Nada escapa al “corsé” de lo correcto, ni el deporte, ni la prensa, ni tan siquiera el humor, victima de los “ofendiditos”.
Esto no fue así durante esos años y prueba de ello es la portada del 15 de diciembre de 1986.
Durante esa época “La Quinta del Buitre” lideraba un Real Madrid de éxito que reinaba en el panorama nacional.
Siempre con el objetivo de ganar una copa de Europa que hiciera internacional ese prestigio doméstico.
La Quinta recibía el nombre en honor a Emilio Butragueño, el hijo del propietario de una perfumería en el centro de la capital.
Butragueño había irrumpido con fuerza en el equipo y a pesar de su carácter discreto y tímido de buen chico, era el buque insignia de esa hornada de canteranos.
Siempre fue un chico correcto, humilde e introvertido, como el típico yerno soñado por todos.
Tal vez demasiado silencioso para esos tiempos de cambio y estridencia.
Butragueño hablaba en el campo y el Real Madrid rentabilizaba su buen hacer.
Hugo Sánchez mucho más mediático y carismático encajaba a las mil maravillas con su socio en la delantera.
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O como Michel que era la otra cara del canterano, con esa imagen de triunfador, sex simbol o guaperas, todo sin desmerecer su buen juego, dicho sea.
Hoy día sigue manteniendo esa imagen de buen chaval que nunca ha roto un plato.
Entonces sorprendía que estudiara una carrera universitaria, de los pocos que lo hacía.
Hoy en día esto sigue siendo minoritario en el gremio.
Hecho que junto a unos masters posteriores le sirvió enormemente para seguir desempeñando su labor institucional en el Real Madrid.
Y es que proyecta como nadie la imagen que el club quiere, la de un caballero comedido y elegante, como el señorío del que presume el madridismo.
La portado que nunca soñó Butragueño
El 14 de diciembre de 1986 podría decirse que se rompió un mito y los papeles se cambiaron, ya nada volvió a ser igual.
En la noche de autos, el Real Madrid recibía en el Santiago Bernabeu al Español de Barcelona.
Los Butragueño, Juanito, Santillana, Martín Vázquez, Camacho o Valdano, liderados por Beenhakker se medían a los chicos de Clemente.
Una de las mejores generaciones que han vivido los pericos.
Una generación llegó a la final de la UEFA al año siguiente con Soler, Valverde, N´Kono o Pichi Alonso.
En ese momento, la decimoséptima jornada de liga, el Barcelona iba líder.
Seguido por el Real Madrid y con el Español tercero, lo que significaba un partido trascendental en la lucha por el título.
En el partido Santillana adelantó a los blancos en el minuto 14.
El partido se adormeció sin demasiadas ocasiones para ninguno de los dos.
Ya se sabe, los equipos de Clemente no destacan por llevar la iniciativa y el Real Madrid estaba cómodo con el resultado.
Fue entonces cuando llegó el hecho en cuestión durante los minutos finales.
Butragueño conducía el esférico encarando el área rival, defendida por Francis y Job.
Durante un lance del juego, en pleno forcejeo, uno de los defensas pericos agarra por el pantalón al Buitre.
El tirón descoloca el calzón y deja al aire los genitales del delantero blanco.
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Butragueño que sale “airoso” del lance intenta continuar la jugada tratando de disparar a puerta.
Al finaliza la jugaba Butragueño volvió a poner a buen recaudo sus atributos.
Lo que nadie sabia es que aquellos segundos fueron mas que suficientes para que un fotógrafo del Diario 16 inmortalizase la escena.
Ni siquiera Charly Monge fue consciente del tesoro conseguido.
Sería después en la sala de revelado cuando advirtió la importancia de la instantánea.
Ahí surgió el debate ¿Se debía publicar esa imagen del pene de Butragueño?
La situación de Diario 16 era crítica, que ahogado por las deudas luchaba por sobrevivir.
Unos años antes la censura habría impedido la publicación, pero eran otros tiempos.
Finalmente se decidió seguir adelante y que las fotos vieran la luz.
Inesperadamente el pene de Butragueño fue portada del Diario 16 al día siguiente.
Sus ejemplares se agotaron en todos los kioskos y la foto tuvo repercusión internacional.
El propio Butragueño comentó la anécdota y se justificó diciendo que había priorizado la ocasión de gol.
Que de haber parado a colocarse el pantalón habría perdido.
El Real Madrid se molestó con la publicación, como era de esperar.
Y lo que cambió para siempre fue la imagen de Butragueño para el gran público.
Puede decirse que le confirió una imagen mucho más mundana y menos discreta.
Acercó más si cabe su figura al público femenino, mucho más afín a Michel por ejemplo.
La imagen fue “viral” diríamos hoy y era tema habitual de conversación y debate.
¿Se debieron publicar esas imágenes?
Otros medios nacionales e internacionales se hicieron eco de la noticia y todo el mundo hablaba del en los medios y los bares.
Hasta que poco a poco fue normalizándose y la controversia fue quedando en el olvido.
El partido acabó 1-0 y no tuvo ninguna trascendencia, salvo la imagen de Butragueño.
En mi opinión, viendo la infantilización y el buenismo reinante en los medios y la sociedad española, estas imágenes nunca habrían visto la luz.
La autocensura, mucho más poderosa que la censura, habría hecho su trabajo y esto nunca se habría publicado.
Todavía recuerdo cuando se secuestró la revista “El Jueves” por unas caricaturas del entonces príncipe Felipe y Letizia.
Y es que seguramente la mente de la sociedad española estaba mucho más abierta en los 80 de lo que lo está hoy en día.
Butragueño sigue fiel s sus principios, sigue con su vida discreta de siempre, casado con su novia de toda la vida, con tres hijos y manteniendo a su familia en el más absoluto anonimato.
Lo que jamás habría imaginado es que su pene estaría durante días en boca de todos.
