El mediático y excéntrico presidente del A.C Milan, lo fue todo y cambio todo.
Cantante frustrado, empresario del ladrido y después de la comunicación, como no presidente y propietario del AC Milan y primer ministro de Italia.
¿Alguien da más?
Su apodo de el cavaliere, es fruto de una distinción nobiliaria, al ser nombrado miembro de la Orden al Mérito del Trabajo, fundada en el 1901 por el rey Vittorio Emanuele III.
Actualmente otorgada por el presidente de la República de Italia.
Hombre de éxito
Por cierto, en el caso de Berlusconi, lo recibió en los años 70 por su faceta de empresario de la construcción y le fue revocado en 2014 al ser condenado por fraude fiscal.
A principios de 1986 el otrora glorioso el A.C Milan se encontraba hundido y destrozado.
El escándalo del “totonero” lo había destrozado, incluso lo había llevado a la Serie B, aunque hacía poco había retornado a la máxima categoría.
Acuciado por las deudas, se encontraba al borde de la desaparición, sumido en la crisis institucional, financiera y deportiva más profunda de su historia.
El estado de destrucción era tal, que Milanelo se alquilaba para la celebración de bodas.
Berlusconi, en ese momento había saltado ya a los medios de comunicación, inicialmente montando un canal local de tv en Milán, Telemilano, desde 1976.
Para después dar el salto a la tele nacional con “Canale Cinque” en 1980.
Por aquel entonces era un empresario de éxito en Italia.
De la empresa al palco
Su relación con el fútbol comenzó ese año 1986.
Aunque la historia oficial dice que de niño su padre le llevaba a San Siro a ver partidos del AC. Milan, del que siempre fue seguidor, hay serias dudas de su veracidad.
Lo cierto es que Silvio intentó en primer lugar la compra del Inter de Milán, pero que la negociación con los Moratti no fructificó.
Finalmente en febrero de 1986 se hacía con la propiedad del AC Milán.
Desde el primer momento dejó claro su estilo y revolucionó el mundo del fútbol.
Sirva de ejemplo la presentación de los flamantes fichajes en la presentación del equipo para la temporada 86-87.
Berlusconi aterrizó en helicóptero en un Arena Civica de Milano lleno hasta la bandera de tiffosi rosoneri.
La banda sonora escogida para la ocasión la Cabalgata de las Valquirias’ de Richard Wagner.
Hizo su entrada triunfal acompañado de flamantes fichajes como Donadoni o Massaro, las primeras piezas de su proyecto ganador.
#OnThisDay in 1986 🤩
35 years ago, the beginning of a golden era with Silvio Berlusconi 🔴⚫35 anni fa, l'inizio ufficiale della gloriosa era @berlusconi 🔴⚫#SempreMilan pic.twitter.com/Qic1wIZlKe
— AC Milan (@acmilan) March 24, 2021
Esa temporada el AC. Milan se enfrentó al Parma de un jovencísimo Arrigo Sacchi.
Aquel cruce de Copa de Italia sirvió para que Berlusconi pusiera el foco en el prometedor entrenador de solo 40 años.
El Parma eliminó al Milan, pero era un mal menor, porque Sacchi cerró un acuerdo con el A.C Milan.
Berlusconi cumplió su palabra y trajo a los mejores para hacer un equipo ganador.
El innovador técnico italiano puso el resto.
En su 1ª temporada conquistó la liga y la supercopa.
A los Maldini, Baresi, Donadoni o Masaro, pronto se unieron Ruud Gullit Marco Van Basten, Costacurta o Frank Rijkaard.
La presencia de estos 3 tulipanes le valió el apodo de el Milan de los holandeses, aunque aquel equipo era mucho más que tres jugadores.
Con Sacchi al frente el Milan volvió a ser campeón de Europa en 2 ocasiones, ya lo había sido 2 veces en blanco y negro.
Además sumó dos supercopas de Europa y dos intercontinentales.
Esos años se convirtió en el rival a batir en el viejo continente.
Una máquina de ganar
En 1991 Capello sustituyó a Sacchi e hicieron bueno aquel dicho del gatopardo.
“cambiemos algo para que todo siga siendo igual” y así fue, el Milan siguió ganando.
Capello había sido interino durante la 86-87, clasificando al equipo para la UEFA, pero como hemos dicho Sacchi ya estaba contratado y Fabio tuvo que esperar.
Sacchi mantuvo a Capello en el cuerpo ténico, hasta que en 1991 tomó el relevó.
Capello ganó 4 de 5 Scudettos y 3 copas de Italia. Además de una copa de Europa y una supercopa.
Silviro Berlusconi rescató un equipo camino de la desaparición y lo aupó a lo más alto del panorama internacional.
Supo rodearse de gente de futbol y traer a los mejores para forjar un proyecto de éxito.
En 31 años al frente de la entidad milanista levantó 29 títulos, una pasada.
«Mañana soñaremos con otros objetivos, inventaremos otros desafíos, buscaremos otras victorias”
Su cruz, la corrupción.
En la faceta empresarial tuvo que enfrentarse a condenas por fraude entre otros cargos.
Como político, sus fiestas con prostitutas, algunas menores, como el caso Rubygate, a punto estuvieron de llevarle a prisión.
Y deportivamente el calciopoli o moggigate acabó costándole 15 puntos al AC. Milan en 2005.
Y es innegable que ha sido una de las personas más influyentes del siglo XX, aunque héroe para algunos y villano para otros.