Los palcos son lugares poco propicios para la espontaneidad, la exaltación y el júbilo.
A todos aquellos representantes institucionales de equipo y selecciones se les presupone un comportamiento decoroso.
Normalmente, sentados junto a los mandamases del equipo rival, deben mantener las formas y el respeto por el equipo rival.
Hay que dejar fuera las emociones o al menos manifestarlas el mínimo posible, como si de un jugador de póker se tratar.
El palco siempre fue territorio encorsetado por un protocolo casi regio, aunque las actuaciones de muchos hayan dado tanto que hablar.
En boca de todos
La celebración de Rubiales ha sido todo un ejemplo de mal gusto y un manual de lo que nunca se debe hacer en un palco.
El mundial de España 82 dejó algunas anécdotas curiosas de palcos.
Muy recordado fue el jeque kuwaití que bajó del palco de zorrilla y paró el partido.
Los más veteranos recordarán también, a un efusivo octogenario que celebró efusivamente los goles y la victoria de Italia en el palco del Bernabéu.
¿Quién es el anciano del palco?
Se trata del presidente de la República de Italia, Sandro Pertini.
Sandro Pertini nació en Liguaria en 1896, cuando la joven Italia apenas llevaba 25 años unificada.
A pesar de pertenecer a una familia acomodada pronto se significó políticamente y se afilió al parido socialista italiano, lo que a la postre le costaría caro.
A pesar de ser un veterano condecorado de la Gran Guerra no encontró buen acomodo en la Italia Fascista de Benito Mussolini.
La prohibición y persecución de los partidos de izquierdas le llevó a la cárcel en 1925, y gracias que muchos otros ni lo contaron.
Tras salir de la cárcel al año siguiente no le quedó mas remedio que exiliarse a Francia.
A su vuelta en 1929 volvería a ser encarcelado y durante su reclusión comenzó la II Guerra Mundial.
No sería liberado hasta 1943 cuando los aliados invaden Sicilia, Mussolini es depuesto por el Rey de Italia y da comienzo una “guerra civil italiana”.
Ahora si, formó parte activamente del movimiento partisano, la resistencia italiana contra el fascismo.
Por cierto, inventores del hoy famoso “bella ciao”
Como miembro destacado del Comité de Liberación Nacional de la Alta Italia, organizó levantamientos ciudadanos, huelgas obreras y combatió activamente al fascismo.
Tras el levantamiento de Milán el comité se hizo con todos los poderes civiles y militares de la región.
En aquellos momentos, preparando el fin del conflicto se debatía sobre que hacer con Mussolini.
El Duce pretendía escapar y trataba de conseguir un salvoconducto mediante la negociación.
Algunos miembros destacados eran partidarios de apresarlo vivo y juzgarlo, mientas que otros eran partidarios de darle muerte en cuento fuera posible.
Pertini supo aquel 25 de abril de 1943 que su hermano menor había fallecido en el campo de concentración de Flossenburg.
Se dice que también le influyó enormemente ver los cadáveres de partisanos en las calles muertos durante el levantamiento.
Pertini fue el principal defensor de la condena a muerte de Mussolini, donde además se recogía que cualquiera que le apresase podía ejecutar la sentencia.
Los allí presentes firmaron la condena a muerte de Mussolini.
El final de la historia es más que conocido.
Mussolini intentó escapar por el norte disfrazado de soldado alemán junto a su novia, Claretta Petacci.
Fue reconocido y apresado por unos partisanos, que aplicaron la sentencia y colgado cabeza debajo de una gasolinera de Milán.
Por todo esto, aunque fue Walter Audisio, quien apretó el gatillo y dio muerte a Mussolini, Pertini es considerado el hombre que acabó con Mussolini.
A la pregunta de ¿Quién es el anciano que baila en el palco del Bernabéu?
La respuesta sería el hombre que mató a Mussolini.
Gracias a él, Italia celebra cada 25 de abril su fiesta nacional, el día que vencieron al fascismo.
