Estos clubes se fundamentan en otros valores y el dinero es una cuestión secundaria, pequeños oasis en un desierto de dinero.
Uno de los mas peculiares es el ahora de moda 1.FC Union Berlin o simplemente Unión Berlín.
El Unión Berlín es un club de barrio, concretamente del barrio berlinés de Köpenick, a las afueras de la capital alemana.
Aunque su fundación data del 1906, fruto de las escisiones sería refundando en 1966.
Fuera del sistema
Con la división de Alemania tras la II Guerra Mundial y la división de Berlin, se creó la DDR-Oberliga, disputada por los clubes de la Alemania oriental o RDA.
La mayoría de estos clubes, como los de los países de la órbita socialista, estaban ligados a una institución gubernamental.
Por ejemplo, el Staua de Bucarest o el CSKA de Moscú dependían del ejercito de Rumanía y la URSS respectivamente, los Dynamos de Kiev, Bucarest, Dresde, Tibilisi o Moscú de las distintas polías secretas de cada estado comunista.
También existían clubes ligados a un gremio o un sector profesional, como el Lokomotiv de Moscú o el Torpedo Moscú, de los empleados ferroviarios y de la fábrica de automóviles ZIL.
Entre estos, aunque fuera del alcance de cualquier control gubernamental nació el Unión Berlín.
El club históricamente este ligado a la clase obrera y al sector del metal, aunque no únicamente.
Esta masa social le hizo precisamente despertar grandes simpatías en el sindicato oficial, hasta reconocerse ciertos vínculos “afectivos”, pero desde luego ningún control por parte de este.
Por este motivo de “equipo libre” se convirtió en archienemigo del otro club del Berlín oriental, el Dynamo de Berlín.
Ser simpatizante del Unión Berlín refrentaba una forma de estar en contra del régimen comunista de la RDA.
“No todos los hinchas del Unión son enemigos del Estado, pero todos los enemigos del Estado son hinchas del Unión”
Su enconada rivalidad con el Dynamo sigue presente hoy en día, aunque este milita en la 4ª división de Alemania.
Antes de la unificación, el Dynamo fue durante años el club “preferido” del régimen y el más potente de la RDA.
En la RDA el Unión era considerado un foco de disidencia, hasta tal punto que Enrich Mielke, el mandamás de la Stasi, estuvo de ilegalizarlo en 1977.
Finalmente no fue así, en gran medida por la masa social que mueve y el compromiso de esos hinchas.
«Wir wollen keine Stasi schweine» («No queremos a los cerdos de la Stasi») Cántico de la hinchada del Unión Berlín.
Único en su especie
Hoy en día esa “gran familia” sigue tan viva como antaño.
Futbolísticamente nunca fue un club puntero, reduciéndose sus méritos a la copa de la RDA de 1868 y la Intretoto de 1986.
Esto sin embargo no estaba reñido con ser unos de los clubes que mayor afluencia de publico registraba.
Hasta 2019 no alcanzó la máxima categoría por primera vez después de la reunificación de Alemania.
El carácter indomable y los principios morales de sus seguidores continúan vigentes.
Por ejemplo, el club siempre ha sido muy reacio a pagar dinero por el traspaso de sus jugadores.
Aunque hay que decir que no le ha quedado más remedio que pasar por el aro, seguramente por el precio de la élite.
Aun así, el traspaso más caro en la historia del club no llega a los 2 millones de euros, muy lejos de las cantidades a las que estamos acostumbrados en el mundo del futbol.
En 2004 el club se encontraba al borde de la desaparición debido a la deuda que arrastraba.
Sus aficionados salieron en tropel a recaudar fondos y así poder saldar el 1,5M€ que debía el club.
Una de las fórmulas de recaudación fue la donación de sangre por parte de sus hincas, acto que en Alemania esta remunerado.
Si a día de hoy su casa el estadio de Alten Försterei sigue siendo su casa es gracias esos socios.
Con capacidad para unos 22.000 aficionados el club mantiene cerca de 20.000 socios.
“La Unión del Hierro” como dice su lema trabajó gratuitamente en la reforma de su estadio para evitar la demolición.
Sus hinchas de forma altruista llevaron a cabo la mayor parte de la reforma que requería el estadio para poder mantenerse en pie.
Más de 16.000 horas de trabajo durante más de 300 días para llevar a cabo las más que necesaria remodelación de 2008.
El estadio es una oda a la nostalgia, aun hoy conserva una casi un 80% como localidades de pie o mantiene el marcador manual, aunque tiene un videomarcador moderno.
En otra jugada de imaginación, el club puso a la venta el estadio para sus propios socios, vendiendo 10.000 participaciones a 500€ cada una, donde no se podía comprar más de 10 por persona.
«Estamos vendiendo nuestra alma, pero no a cualquiera» eslogan del club.
Y es que el estadio se usa para fines de lo más variopinto, desde algún concierto a concentraciones para cantar villancicos cada navidad.
Una de las originales ha sido emitir los partidos del mundial en pantalla gigante y llenar el césped de sofás para que sus aficionados estuvieran tan cómodos como en casa.
A pesar de la rivalidad futbolística el club está desde hace décadas hermanado con el Hertha, con el que durante compartió cantos por la unificación.
Hoy en día su afición es de las más críticas con el RB Leipzig al que acusan de querer acabar con la esencia del fútbol.
El Union Berlin sigue siendo un club genuino, de su gente, de su barrio y esperemos que siga así por mucho tiempo.