Los Czibor, Kocsis, Puskas y compañía formaban “El Equipo de Oro” que había conquistado los Juegos Olímpicos en 1952 , un año después derrotó a Inglaterra en Wembley removiendo los cimientos del fútbol y hasta la final de la Copa del Mundo de 1954 permanecieron 32 partidos invictos desde la derrota frente a Austria en mayo de 1950.
Considerados los precursores del “fútbol total” que perfeccionó Holanda en la década de 1970, los “Magiares Mágicos” cayeron en el mismo grupo que Alemania, Corea del Sur y Turquía en el primer gran torneo celebrado en Europa tras la cruenta Segunda Guerra Mundial.
El 17 de junio de 1954 los húngaros encarrilaron su pase para las eliminatorias ganando 9-0 a los coreanos y tres días después endosaron a Alemania en el St. Jakob Park una de las mayores goleadas de su historia. 8-3.
Un equipo imposible de frenar
Los magiares formaron en aquella soleada tarde en Basilea con Gyula Grosics, Jeno Buzanszky, Mihaly Lantos, Gyula Lorant, Jozsef Bozsik, Jozsef Zakarias, Jozsef Toth, Sandor Kocsis, Nandor Hidegkuti, Ferenc Puskas y Zoltan Czibor.
A los tres minutos ya de juego ya iban por delante mostrando su poderío con un tanto de Kocsis. En 21 minutos iban 3-0 con los goles de Puskas y de nuevo Kocsis.
Antes del final Pfaff recortó distancias y en la segunda mitad llegó el vendaval de Hungría. Entre el 52’.y el 54’ Hidegkuti marcó otros dos tantos. Kocsis completó su trébol (59’ y 78’) y Toth también se unió a la fiesta (75’)
¡¡5 goles en 26 minutos!!! Y pudieron ser muchos más, ya que, cada ataque de los húngaros era una ocasión clara de gol en la meta germana.
Helmut Rahn (77’) y Richard Hermann (84’) maquillaron un poco el resultado de aquella incontestable victoria. Aunque hay quien dice que fue una estrategia del técnico teutón.
En aquel enrevesado sistema de competición Alemania aún perdiendo con Hungría tenía la opción de clasificarse para cuartos de final ganando en el desempate a Turquía, como finalmente fue (7-2).
¿Estrategia?
Sepp Herberger había presenciado en directo la victoria magiar 3-6 en Wembley y decidió reservar hasta siete titulares para este encuentro. Se lo jugaba todo a la carta del desempate y además no revelaba sus armas a los rivales.
Además, en la concentración sometió a varias sesiones de vídeo a sus jugadores para que memorizasen el sistema de juego de Hungría y así poder hacerles frente si se cruzaban más adelante en el torneo.
La prensa alemana se cebó con los suyos, especialmente con el seleccionador Herberger, aunque pocos días después tuvieron que tragarse sus palabras ante la gesta del Die Mannschaft.
En la segunda parte Werner Liebrich cayó sobre Puskas que quedó lastimado en el suelo. La estrella húngara no pudo jugar los partidos de cuartos y semifinales ante Brasil y Uruguay. Llegó para la gran final pero lejos de su plenitud física.
Aún así ayudó a su equipo a adelantarse en el marcador. Seguidamente los alemanes igualaron a dos goles, comenzó a llover y llegó “El milagro de Berna”.
Un comentario
A splendid article, I just given this onto a colleague who was doing a little analysis on this. And he in fact purchased me lunch because I found it for him :). So let me rephrase that: Thanks for the treat! But yeah Thankx for taking the time to talk about this, I feel strongly about it and enjoy learning more on this topic. If possible, as you become expertise, would you mind updating your blog with more info? It is extremely helpful for me. Two thumb up for this article!