Todos los años por estas fechas escuchamos lo del espíritu navideño, pero ¿qué significa realmente? Quizá este relato nos ayude a comprender un poquito más tan manida expresión.
Nos ponemos en situación. La Gran Guerra como se conoció en la época, se prolongó entre 1914 y 1918. El detonante fue el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo el 28 de junio de 1914.
En ella se enfrentaron las Potencias Centrales (Imperio alemán, Imperio austrohúngaro e Imperio otomano), frente a los Aliados (Francia, Imperio británico e Imperio ruso), posteriormente se le unirían más países como Italia y Estados Unidos.
Jóvenes que nada tenían que ver con los tejemanejes de sus dirigentes se veían obligados a ir al frente a pelear con otros jóvenes, que como ellos, eran ajenos a dichos conflictos.
Ypres (Bélgica), una fría noche en el frente occidental. Es el primer invierno de la Gran Guerra. De repente los alemanes hacen algo inesperado.
Sucede la noche del 24 de diciembre de 1914. Escasos 30 metros separaban las trincheras de los contendientes. Las inclemencias climatológicas habían estancado el frente.
Y el balón paró la guerra
Los soldados alemanes comienzan a cantar villancicos en su idioma (concretamente “Noche de Paz”), las tropas aliadas responden en inglés aún parapetados en su trinchera.
Algo recelosos por lo que pudiera pasar los británicos se atreven a salir. “Merry Christimas” dijeron unos, “Fröhliche Weihnatchen” respondieron los otros.
Intercambio de cigarrillos, de regalos, choque de manos y daba comienzo la conocida como Tregua de Navidad.
En estas a uno de los soldados se le ocurre sacar una pelota. El partido estaba montado. El terreno de juego estaba helado, las porterías eran improvisadas y no había árbitro, pero todos acataron las reglas gustosamente.
Algunos escritos indican que el partido finalizó 2-1, otras crónicas aseguran que el marcador fue 3-2, pero todos le atribuyen la victoria a Alemania…. Ya saben, como dijo el bueno de Gary Lineker décadas después.
Lo de menos fue el resultado. Aunque la guerra continuó durante tres años más, por un momento pudieron olvidar la barbarie y disfrutar del fútbol junto a sus contendientes.
Así fue como el fútbol fue capaz de parar una batalla de la Primera Guerra Mundial. Por unas horas estos jóvenes soldados pudieron aislarse del drama de la guerra y disfrutar del deporte Rey.
Como demuestra este relato, el fútbol es pasión, es hermanamiento, representa unos valores. El fútbol nos une desde hace más de un siglo. Por favor dejen de maltratar a nuestro amado balompié.