La primera fue el 9 de febrero de 1975. El conjunto malacitano buscaba huir de los puestos de descenso y se impuso 3-2 a un Barça que vio como se le escapó aún más el liderato.
Fue un duelo vibrante en el que los locales se adelantaron hasta en tres ocasiones con los goles de Bustillo, Castronovo y Vilanova, mientras que los tantos culés fueron obra de Rexach y De La Cruz.
Los “grises” desalojan a Cruyff
El jaleo llegó en el minuto 36, tras el segundo gol malacitano. El linier levantó el banderín indicando que Castronovo estaba en posición ilegal, pero el colegiado de la contienda Orrantia Capelastegui para sorpresa de todos dio validez al tanto.
Cruyff fue a pedir explicaciones al trencilla. De primeras se llevó una amarilla, pero el holandés insistió de forma airada y terminó expulsado
El “14” se negó a salir del campo y fue obligado por los “grises”, nombre con el que se conocía popularmente al Cuerpo de Policía Armada y de Tráfico durante la dictadura franquista.
Casi dos años después, el 6 de febrero de 1977, de nuevo expulsión de Cruyff . Esta vez en el coliseo blaugrana. Los locales, en lo más alto de la tabla, recibieron al CD Málaga, que marchaba farolillo rojo.
El incendio de Melero
“El Flaco” abrió el marcador en el minuto 18, pero poco después Esteban Vigo igualó con la mano la contienda. De nuevo se armó la marimorena cuando Melero Guaza validó el gol.
En la segunda mitad Johan, vio la amarilla por reclamar como penalti una entrada de Laguna y también pidió unas manos dentro del área malacitana. Instantes después le anularon un gol por fuera de juego y el “14” estalló. Vio la amarilla por las protestas y segundos después la roja, según reflejó el colegiado en el acta por insultarle gravemente.
Neeskens dio la victoria a los locales, pero lejos de calmarse los ánimos el juez de la contienda tuvo que huir a la carrera a los vestuarios y con Migueli y Olmo como “guardaespaldas” ante el intento de agresión de varios hinchas.
A la salida del Camp Nou le esperaban 2.000 aficionados enfurecidos que quemaron un vehículo y destruyeron mobiliario del club. El resultado de los altercados fueron doce heridos y un buen susto en el cuerpo para Ricardo Melero.
El crack holandés, tratando de evitar una grave sanción, declaró que había dicho “¡¡Manolo, marca ya!!” a su compañero Manolo Clares. Años más tarde reconoció el insulto.
No coló. Fue sancionado con tres partidos y tras aquel incidente el Barça se desinfló. No obtuvo la victoria en los seis siguientes encuentros y terminó claudicando ante el Atlético de Madrid, que conquistó aquella Liga.
El colegiado por su parte dejó de arbitrar tras aquel partido, que tuvo más repercusión, ya que, sirvió para instalar vallas alrededor del terreno de juego con la intención de evitar que saltasen exaltados al césped. Dicha normativa se mantuvo en vigor en el fútbol europeo hasta la Tragedia de Hillsborough en la que fallecieron 97 personas.