El dichoso mercado de invierno

Esa ventana suele ser mucho más complicada que la de verano, es como una corrección de algo que no salió bien.

Y a veces ni eso.

Salvo excepciones, suele salir bastante mal, por eso, porque se recurre a parches cuando afloran problemas de planificación.

Además rara vez los grandes jugadores salen de sus clubes a mitad de temporada y es más una solución temporal o una salida para lo que no ha cuajado.

La liga española tienes muchos más ejemplos de fiascos que de aciertos.

Ni bueno, ni bonito, ni barato

El pasado 2 de febrero se ha cumplido el aniversario del debut de uno de los peores fichajes, no solo de invierno, de la historia.

El 2 de febrero de 2009 debutaba en el Bernabeu Julien Faubert.

Miguel Ángel Portugal convenció a la directiva y a Juande Ramos de que el extremo francés era la solución a sus problemas

Llegó cedido procedente del West Ham por menos de 2 millones con una opción de compra de 6 millones.

Jugó poco más de 60 minutos, pasadísimo de peso sus actuaciones fueron calamitosas.

Se le recuerda especialmente por dormirse en el banquillo durante un partido y por no asistir a entrenar al confundirse de día. ¡Qué ruina!

En Barcelona tuvieron un caso similar con Amunike.

Fue nombrado futbolista africano del año en 1994, sobre todo por la actuación de Nigeria en el mundial de USA.

El Barcelona de Bobby Robson pagó en el mercado invernal 3 millones de euros por el nigeriano que había despuntado en los JJOO de Atlanta.

Su fichaje fue un fiasco, apenas jugó 20 partidos en las tres temporadas, la mayor parte en esa 96-97.

Lo más recordado de su paso por can Barça es el cántico “Luis Enrique, tu padre es Amunike”

El invierno siguiente el Barcelona volvió a caer en la trampa.

Parecía una ganga…

A instancias de Louis Van Gaal se contrato a Wiston Bogarde procedente del A.C Milan.

El holandés apenas jugó poco más de 50 partidos en tres temporadas.

Tal vez su peor momento fue cuando Van Gaal lo sustituyó a los 20 minutos de partido tras unos cuantos errores clamorosos.

Lo cierto es que demostró que podía reírse de si mismo al protagonizar un anuncio de televisión.

En el mercado de invierno de 2005-2006 un Madrid de entreguerras ficha a Antonio Cassano por menos de 6 millones.

Había despuntado en su Bari natal y en la Roma.

A pesar de su extraordinaria calidad siempre fue un jugador díscolo.

Acompañó cada destello de calidad con actos de indisciplina, a lo que hay que añadir que llegó pasadísimo de peso.

Su balance en el Bernabéu fue 4 goles en 29 partidos en año y medio.

“El Talentino” dejó una frase que define su etapa de blanco:

“Yo habría triunfado en el Real Madrid, pero es que estaban muy buenas”.

En el Atlético de Madrid tampoco se han quedado cortos en este aspecto.

Especialmente sonados los casos de Fabiano Eller y Elías Mendes, aunque al menos el segundo dejó algo de dinero en caja.

Los dos pasaron sin pena ni gloria por la entidad y en ambos casos fueron muy criticados por la prensa y la afición.

Eller se caracterizó por una muy mala relación con la grada, algo que no se perdona en ningún sitio, pero especialmente en el Vicente Calderón.

Por último está el caso de Martín Palermo, fichajazo estrella del Villareal de 2001.

Tras hacerle dos goles al Real Madrid con el Boca en la intercontinental Roig no lo dejó escapar.

Esa primera temporada Palermo hizo 6 goles en 17 partidos, aunque no fue excesivamente mala, nunca alcanzó el nivel esperado.

Y es que ya se sabe, en invierno lo raro es acertar…