Un culebrón que pudo acabar en divorcio. El fútbol estaba entrando en la “modernidad”, pero aún no alcanzaba los vergonzosos niveles de fanfarria mediática que vivimos ahora cada verano con la estrellita de turno.
Para muchos es el mejor jugador español de la historia. Ha ganado todo en Can Barça y ha sido junto a Iker Casillas el líder de una generación de jugadores de la selección irrepetible que nos trajeron un triplete que difícilmente algún equipo pueda igualar.
Escrito así parece muy sencillo, pero no todo ha sido tan bonito durante la carrera de Xavi Hernández.

Aunque el habían ganado títulos con Sir Bobby Robson, desde la marcha del mito, Johan Cruyff, el club parecía buscar de nuevo el rumbo.
El paso fugaz de Ronaldo Nazario por la Ciudad Condal, los fichajes que no terminaban de funcionar y la pérdida de identidad habían sumido al culé en una nueva depresión.
En estas llegó Louis Van Gaal. El ideólogo del último gran Ajax. Un técnico gustoso de darle oportunidades a los más jóvenes.
Él sería el encargado de pulir los diamantes de La Masia y de recuperar el estilo perdido. El eterno debate en el Camp Nou.
Durante la primera campaña el equipo recuperó el cetro liguero. Algo que no lograba desde la precipitada marcha de “El Flaco”.
No jugó ni un minuto pero ya empezó a entrenar con el primer equipo un menudo futbolista con una extraordinaria visión de juego y excelente toque de balón.

Xavi salva a Van Gaal
La 98-99 el de Terrassa comenzaba con los mayores. Van Gaal le daba la alternativa. Además la lesión de Guardiola le catapultaba a la titularidad. De los 17 partidos que jugó ese año, en 16 ocasiones lo hizo saliendo en el once inicial.
Esa campaña no empezó nada bien para los azulgrana. En diciembre marchaban novenos en la clasificación a 7 puntos del líder, el Mallorca.
Durante un mes el equipo no fue capaz de sumar un solo punto, sucumbiendo ante Mallorca, Atlético de Madrid, Deportivo de la Coruña y Villarreal. Además por segundo año consecutivo habían caído eliminados en la fase de grupos en la Copa de Europa.

La espada de Damocles estaba sobre la cabeza de Van Gaal. Todo lo que no fuese una victoria a domicilio ante el Valladolid supondría su destitución inminente.
En Zorrilla el Barça no hizo un buen partido, pero ganó. Xavi, curiosamente de cabeza, hizo su primer gol en Liga. El primero en el fútbol profesional lo había marcado en la Supercopa de España.
El “nen” había salvado la cabeza del entrenador. El controvertido técnico holandés se comería el turrón en Barcelona. Poco a poco el equipo fue remontando el vuelo
Tan solo un mes después alcanzaron el liderato. Y lo hicieron con fuerza. No lo soltaron. Consiguieron así la segunda Liga consecutiva. La primera de las 8 que Xavi Hernández logró en su carrera deportiva.
«Si se va, me divorcio»
Todo iba viento en popa para el Barça, pero para Xavi empezó a torcerse en febrero de 1999. Guardiola había superado su lesión y volvía al equipo.
Van Gaal en su afán porque Xavi Hernández no dejase de jugar decidió mandarle de nuevo al filial. Jarro de agua fría. El jugador aceptó resignado la decisión del técnico.
En estas llega una oferta del AC Milan. Adriano Galliani se había enamorado del juego de Xavi Hernández. Le prometía como “rossoneri” los minutos que no iba a tener en Can Barça.

A esto se le añadía 250 millones de las antiguas pesetas. Cinco años de contrato. Un chalet en la ciudad lombarda y un trabajo para su padre.
Como poco la suculenta les hizo dudar. Bueno realmente el padre estaba dispuesto a firmar, pero entró en escena la madre de Xavi Hernández, María Mercè, que evitó el que podía haber sido uno de los errores más grandes de la historia del Barça.
Literalmente amenazó con divorciarse si permitía que su hijo aceptase la oferta del club italiano.
Xavi se quedó. En sus 17 campañas hubo otros intentos de varios equipos para ficharle. Él se mantuvo fiel. Su irrefrenable deseo por triunfar en el equipo de sus amores hizo que nunca se rindiera y así el“6” terminó llevando las riendas del mejor Barça de la historia.
