Sin polémica no hay fútbol, ni ahora ni antes. Si no fuese por la polémica ¿que sería de esas discusiones de lunes en la oficina? ¿Y de que debatir con desconocidos en el bar?
En la actualidad la tecnología ha terminado o debiera corregir algunas de las imperfecciones del deporte rey.
Un ejemplo es la tecnología denominada Goal/No Goal, que simplemente hace vibrar el reloj del árbitro principal cuando el balón sobrepasa totalmente la línea de meta, por lo que no está sujeto a ningún tipo de interpretación y en principio es infalible.

Gracias a este avance no habría polémica alguna, acabando con los llamados goles fantasmas, como aquel que dio el Mundial a los ingleses en 1966 y que jamás habría subido al marcador, (prometo contar esto detenidamente en otra ocasión, porque tiene miga) o el gol de Michel que valía un empate frente a Brasil en el Mundial de 1986.

Buscando minimizar el error
Otro sistema tecnológico que busca acabar con este tipo de polémicas o injusticias es el denominado VAR, siglas de videoarbitraje, tan de actualidad y en boca de todos a día de hoy.
Si bien ha corregido algunos errores, tiene tantos defensores como detractores («haters«, que dirían los modernitos), ya que, no es infalible, y sigue dando lugar a la interpretación del colegiado, tanto del VAR o el de a pie de campo, pero interpretación, en cualquier caso.
Simplemente es una herramienta que debe facilitar el visionado de lo que antaño denominábamos como aquella sección de TV, “Lo que el ojo no ve”.

A pesar de todos los avances tecnológicos introducidos con el fin de acabar con los errores arbitrales, todo ha sido insuficiente, aunque hay que admitir que todos los errores cometidos desde la introducción del VAR, se habrían cometido sin él.
¿Y de que discutiremos cuando no exista la polémica en el fútbol? ¿Acabaremos con el fútbol si se acaba la polémica? En una ocasión el impetuoso búlgaro Hristo Stoichkov dijo:

Uno de los líos arbitrales más polémicos de nuestro fútbol se dio el 29 de septiembre de 1996. Se disputaba en La Romareda, un Zaragoza vs FC Barcelona.
Aquel Barcelona, lo entrenaba Sir Bobby Robson y su asistente, que hacía las veces de traductor, era el polémico José Mourinho.

Lío monumental
Tenía un equipo de transición que combinaba caras nuevas con clásicos blaugranas. Con un recién llegado Ronaldo Nazario, “El Gordo”, como cabeza de cartel, acompañado por jugadores tan míticos como Sergi Barjuan, el cancerbero portugués Vitor Baia, Fernando Couto, Nadal, Luis Enrique, (por cierto, en su odiada demarcación de lateral derecho) Guardiola o el gran Figo.
En el medio jugaba un tal Giovanni, que os sonará por algo de unas butifarras y en la zaga el galo Laurent Blanc.

El conjunto maño lo entrenaba el jovencísimo Víctor Fernández (36) que aunque se había proclamado poco antes campeón de la Recopa, solo duraría 11 jornadas esa temporada.
Su equipo lo componían hombres como Gustavo López, Radimov, un tal Morientes, Santi Aragón, Nayim, Xavi Aguado, Gustavo Poyet o el «Kily» González.
Algunos como Pardeza o Quique Sánchez Flores permanecían en un segundo plano, debido a su edad, por exceso o por defecto.

Se esperaba un gran partido entre dos rivales de entidad. Poyet adelantaba a los locales en el minuto 11, mientras que Figo ponía la igualada solo 10 minutos después.
En el 36 el asturiano Luis Enrique, aunque de padre nigeriano dirían los merengues (Amunike), marcaba en propia meta el 2-1 y en el 46, Gustavo López marcaba el 3-1 con el que se irían al descanso.
En la reanudación Ronaldo metía a los culés en el partido con el 3-2 en el 53.
Hasta aquí todo parece un partido norma, al poco de rebasar el minuto 70 sucedía algo inesperado, lo que muestra el vídeo…
Rafa, no me jodas
Popescu, el medio rumano, marcaba desde los once metros e igualaba el marcador. El colegiado asturiano Enrique Mejuto González dejaba al conjunto aragonés con 10 por la expulsión de Xavi Aguado, el 6 maño, a instancias de su asistente Rafa Guerrero.
Visionando las imágenes detenidamente se aprecia que es el veterano “Chucho” Solana, quien toca la nuca/cuello de Fernando Couto, aunque no sabemos si con la suficiente fuerza como para entender aquella agresión en un saque de esquina. Esto se conoce desde entonces como “El Penalti de Rafa”.

Restaba casi media hora de encuentro y se planteaba un escenario completamente nuevo. El Zaragoza pasaba de controlar el partido y el marcador a verse empatado y con un hombre menos.
Para Mejuto esto de los cambios inesperados, era un día más en la oficina, solo hay que recordar que pitaría también la final de Champions de 2005, en la que el Milán vencía por 3-0 al descanso y que acabaría proclamando campeón al Liverpool de Benitez.
También arbitró la final de la Copa del Rey del Centenariazo en aquel descalabro del Real Madrid en su estadio. Sigue siendo el arbitro español con más internacionalidades.
Volviendo al partido, todo se ponía de cara para el conjunto blaugrana y demasiado cuesta arriba para los aragoneses. Luis Enrique redimía sus pecados anotando el 3-4 (81´) y Ronaldo repetía goleando en el 85′ haciendo el definitivo 3-5.

Un linier de lo más peculiar
La afición maña muy indignada se sintió atracada y esperó a la salida del estadio como una turba enfurecida para mostrar su malestar. La policía tuvo que escoltar al autobús culé y al trio arbitral para evitar incidentes. Estaba el ambiente muy caldeado.
Aquella Liga de 22 equipos por cuestiones extradeportivas que no viene a cuento explicar hoy, la acabaría ganando el facilísimo Real Madrid de Capello con 2 puntos sobre el Barcelona.
El Zaragoza navegó a la deriva toda la temporada acabando a pocos puntos del descenso, un resultado muy lejos del esperado, dada la calidad de aquella plantilla.

De Rafa Guerrero, decir que es leonés, conserje de un colegio y padre adoptivo de un niño saharaui. Ha contado en multitud de ocasiones lo que este vídeo significó para él, cosas como que la policía le escoltó a desayunar o que fue increpado y perseguido por aquella decisión polémica.
Por cierto, no es la única de su carrera, aunque fue la que le catapultó a la fama. En 1998 reclamó acertadamente a Fernández Marín un penalti de Pedro José en un Extremadura vs Real Madrid o en 1999 señaló erróneamente un gol fantasma en un Barcelona vs Racing de Santander.