El 26 de abril de 1937, la aviación de la Alemania Nazi, aliada de Franco, arrasó la ciudad vizcaína. A pesar de que se alegó que el objetivo del ataque era la destrucción de un puente y una fábrica de armamento. Fue un auténtica masacre.
Tanto el puente como la fábrica, que se encontraban en las afueras de la ciudad, permanecieron intactos y bombardeo se focalizó en el núcleo urbano. Además utilizaron mayoritariamente bombas incendiarias, poco propicias para destruir infraestructuras.
Dicho bombardeo se efectuó desde mucha altura, lo que revela que no se pretendía alcanzar ningún objetivo concreto por la escasa precisión de lo que a todas luces fue un ataque indiscriminado contra población civil, que seguramente pretendía castigar al combativo pueblo vasco.
El fútbol como herramienta bélica
A comienzos de 1937, el lendakari era José Antonio Aguirre, ex jugador del Athletic Club y gran aficionado al fútbol. Por este motivo propuso que su amado deporte aportase su granito de arena en favor de la República.
En Madrid se había organizado el Batallón Deportivo y Euskadi no iba a ser menos, no obstante en la década de 1930 los mejores jugadores españoles eran vascos.
Algunos jugaban en los equipos de la región, pero otros tantos lo hacían en clubes repartidos por todo el país. Como el comienzo de la Guerra Civil Española se produjo en julio, muchos habían vuelto a casa por vacaciones.
Aprovechando su gran materia prima Aguirre organizó lo que llamó Euzkadi, una selección de futbol del País Vasco.
Este combinado tendría como objetivo realizar una gira por el extranjero para recaudar fondos en favor de la República. Su labor fundamental era puramente propagandística, en busca de cualquier apoyo extranjero.
Oficiosamente cuentan que los vascos pretendían diferenciarse del resto de los españoles defendiendo “su catolicismo” frente a la persecución religiosa de los republicanos.
Constelación de estrellas
Al frente de aquel combinado se puso Pedro Vallana, ex jugador internacional por España en varias ocasiones y que formó parte de la convocatoria en los Juegos Olímpicos de Amberes en 1920.
Como guardametas acudieron Gregorio Blasco del Athletic y Rafael Egusquiza del Arenas de Getxo.
La defensa la formaron ell bético Serafín Aedo, Pedro Areso del FC Barcelona y Pablito Barcos del Baracaldo.
Como medios; Leonardo Cilaurren, José Muguerza, Roberto Echevarría y Ángel Zubieta del Athletic, Pedro Regueiro del Real Madrid, Tomás Aguirre del Nîmes francés y Enrique Larrinaga del Racing de Santander.
Arriba contaron con pura dinamita por parte de los leones José Iraragorri y Guillermo Gorostiza, los merengues Emilio Alonso y Luis Regueiro, Isidro Lángara del Real Oviedo y el colchonero José Manuel Urquiola, así como Chirri II, ex del Athletic ya retirado.
Tras concentrarse durante un mes en Bilbao para preparar la gira, debutaron en el Parque de los Príncipes el 25 de abril ante el campeón francés Racing de París, aunque con “algún fichaje” de clubes vecinos.
Rodillo vasco
A los parisinos les endosaron un contundente 0-3 con triplete de Lángara. El día después,en plena euforia por la victoria, se produjo el bombardeo de Guernica. La noticia cayó como un jarro de agua fría entre la expedición, pero en lugar de ensombrecer su gesta avivó más aun su sed de contribuir a la causa.
La gira continuó en Marsella donde golearon al Olympique 5-1. Se desplazaron a Checoslovaquia donde no tuvieron tanta suerte cayendo 3-2 ante el Sparta de Praga, pero si lograron imponerse al combinado nacional 2-1, aunque hay fuentes que aseguran que perdieron ambos encuentros.
Viajaron a la URSS donde derrotaron en Moscú a Lokomotiv (1-5) y Dinamo en dos ocasiones (1-2 y 4-7). Aprovecharon para visitar a los niños de la guerra españoles, que se habían refugiado del conflicto en tierras soviéticas.
El equipo de Euskadi continuó su espectacular periplo futbolístico y el Dinamo de Kiev también fue víctima de aquella arrolladora selección.
El viaje prosiguió en Georgia, donde vencieron al Dinamo Tiflis (0-2) y a la selección georgiana.(1-3). Además el rodillo vasco le endosó al Dinamo Minsk un severo 1-6.
En toda su gira por territorio soviético el combinado de Euskadi solo sucumbió ante el Spartak de Moscú y la selección de Leningrado. Las malas lenguas cuenta que en aquellas derrotas medió el gobierno soviético que no podía consentir que sus súbditos fuesen sometidos a paliza tras paliza.
Más se perdió en la guerra…
Aquella victoriosa gira continuó por Silesia, Noruega y Dinamarca, donde lograron la mayor goleada (11-1) y, siguieron ganando de nuevo en Checoslovaquia y en la parada en Francia en el regreso hacia el País Vasco.
A mediados de junio de 1937 Bilbao cayó en manos de los sublevados y la guerra parecía ya decidida. La mayor parte de la expedición decidió continuar la gira por México y Cuba.
Algunos como Gorostiza regresaron a España y, al contrario de lo que pensaron inicialmente, no tuvieron problemas para continuar su carrera futbolística.
Antes de que pudieran jugar en Argentina, la FIFA reconoció a la federación franquista como oficial y no les permitió volver a jugar.
La selección de Euskadi se disolvió y los jugadores se desperdigaron reforzando las filas de clubes de toda Sudamérica. Algunos regresaron mucho tiempo después, cuando ya era demasiado tarde para volver al fútbol.
