Tras una buena temporada aderezada con tres títulos (Copa del Rey, Recopa de Europa y Supercopa de España), en esa obsesión por recuperar la esencia del “Dream Team”, Bobby Robson tuvo que abandonar el banquillo del Camp Nou.
Tras él salió Ronaldo. “El Fenómeno”. Gran esperanza culé. A cambio llegó Van Gaal cargadito de holandeses. De su mano aterrizaron el primer año Ruud Hesp, Michael Reiziger y Winston Bogarde.
No les fue nada mal aquella primer temporada, conquistando un doblete al que sumaron la Supercopa de Europa, derrotando al vigente campeón continental, Borussia Dortmund.
Durante la segunda campaña desembarcaron en Can Barça Frank de Boer, Philip Cocu. Patrick Kluivert, Boudewijn Zenden y Ronald de Boer en lo que pasó a conocerse como “El Barça de los holandeses”.
Lo que mal empieza….
Siendo completamente fiables en el campeonato doméstico, no lo fueron ni mucho menos por Europa, sumando varios sonados tropiezos.
El grupo a priori era asequible, Newcastle United, PSV Eindhoven y Dinamo de Kiev, pero todo fue mal desde el debut en St. James Park el 17 de septiembre de 1997.
Aquella fue la noche de Faustino Asprilla, que fulminó a los culés con un espectacular hat trick, maquillado en el tramo final con los tantos de Luis Enrique y Figo. Comenzaban a contracorriente.
En la segunda jornada solo pudieron arrancar un empate a dos goles frente al PSV, idéntico resultado al que cosecharon en tierras holandesas. Su única victoria en aquella Copa de Europa llegó ante el Newcastle en el Camp Nou con un solitario gol de Giovanni.
Mención a parte merecen los enfrentamientos con el Dinamo de Kiev, que condenaron a los culés a la última plaza del grupo. Entre el 22 de octubre y el 5 de noviembre los ucranianos les metieron 7 (3-0 en Kiev y 0-4 en Barcelona), con un jovencísimo Shevchenko en plan estelar.
De Kiev a Barcelona
Tras el mal comienzo el FC Barcelona necesitaba imperiosamente un triunfo ante un Dinamo de Kiev que, con el legendario Valeri Lobanovsky al mando, había comenzado la competición como una auténtica locomotora.
Hasta ese momento se habían visto las caras en seis ocasiones, con un balance muy favorable para los culés: 4 victorias, 1 empate y solo una derrota.
En su primer enfrentamiento en 1991 lograron el pase a las semifinales de la Recopa de Europa después de vencer 2-3 en Kiev y empatar en el Camp Nou. La siguiente temporada se vieron las caras en la fase de grupos de la Copa de Europa con sendas victorias del Barça (0-2 y 3-0).
El último antecedente databa de la primera ronda del mismo torneo en la 1993-1994. El Dinamo de Kiev dio buena cuenta de los azulgrana con un 3-1 en la ida. Rondaban los fantasmas del CSKA en la campaña anterior, pero el “Dream Team” respondió con uno de sus mejores partidos para darle la vuelta a la eliminatoria con un 4-1.
En el primer cara a cara de la 1997-1998 los blanquiazules no dieron opción alguna a sus oponentes. Nada más comenzar Rebrov abrió la lata con un cañonazo sin ángulo prácticamente desde la línea de fondo.
Los ucranianos llevaban mucho peligro en cada una de sus llegadas y en el 32’ Maksimov amplió la ventaja tras una elaborada jugada
Los azulgrana se veían incapaces de inquietar la meta contraria y los atacantes locales estaban siendo un auténtico dolor de muelas. En el 62’ fallo grosero de la zaga culé, culminado con una temeraria salida de Ruud Hesp, significó la expulsión del guardameta.
Cuatro minutos después el Dinamo de Kiev sentenció en otra contra fulgurante con un disparo ajustado de Kalitvintsev ante el que nada pudo hacer Busquets.
La primera gran noche de Shevchenko
Si doloroso fue lo sucedido en tierras ucranianas, lo del 5 de noviembre en el Camp Nou fue una auténtica debacle culé.
Sus mínimas opciones de clasificarse pasaban por ganarlo todo y esperar los pinchazos de PSV y Dinamo de Kiev. Ni lo uno, ni lo otro ocurrió.
Fue la explosión definitiva de Shevchenko, que logró un hat trick en los primeros 45 minutos. Al igual que en Ucrania semanas atrás el Dinamo de Kiev marcó muy pronto.
En el 9’ Shevchenko se anticipó a la salida de Vitor Baía, para perforar la meta culé con un cabezazo. Si la cosa estaba complicada para los locales, ahora tenían ante sí el Everest.
Mediada la primera parte Shevchenko y Baía se convirtieron de nuevo en protagonistas. El meta portugués salió blandito y el atacante le ganó de nuevo la tostada. 0-2.
Al filo del descanso Couto cometió un claro penalti sobre el propio Sheva, que pese a la juventud ya mostraba su carácter reclamando para sí el lanzamiento insistentemente, mientras se afanaba en coger el balón. Nervios de acero. No falló. Se mascaba la tragedia en el Camp Nou.
En la reanudación Sergi se marchó expulsado por una mano flagrante y el partido navegó en una sin sustancia para el Barça, ya únicamente preocupado en no ver ampliado el marcador en su contra. Tampoco pudieron evitarlo
En el 79’ jaleo monumental entre Ferrer y Baía, que aprovechó Rebrov para marcar el cuarto a placer. Los jugadores del Dinamo de Kiev bailaron aplaudidos por un Camp Nou que asistía estupefacto al naufragio de su equipo.
“Sheva” pudo ser culé
La siguiente temporada “Sheva” logró otros 10 goles que llevaron al Dinamo de Kiev a las semifinales del torneo por tercera vez en su historia.
El hijo pródigo abandonó el nido para volar rumbo al AC Milan, donde se convirtió en el segundo máximo goleador histórico de los ”rossoneri” tras el sueco Gunnar Nordhal.
Curiosamente después de estos dos partidazos del Dinamo de Kiev, tanto FC Barcelona como Real Madrid declinaron su fichaje al no fiarse de uno de los agentes del delantero ucraniano. El AC Milan si apostó por él y Shevchenko terminó en San Siro.
Allí logró títulos a nivel colectivo e individual, llegando al cenit de su carrera en 2004 cuando se convirtió en el tercer futbolista ucraniano en ganar el Balón de Oro tras Blokhin y Belanov.
Por su parte, el Barça de Van Gaal, volvió a a ganar la Liga el año siguiente y sufrió un nuevo batacazo en la Copa de Europa. Bien es cierto que le tocó un grupo durísimo del que salieron los dos finalistas, Manchester United y Bayern de Múnich.