La primera fue en los cuartos de final de la Recopa de Europa 1990-1991. Los culés vencieron en Ucrania 2-3 y certificaron el pase a la siguiente ronda con un 1-1 en el Camp Nou dos semanas después.
El FC Barcelona alcanzó su segunda final continental en tres años con Johan Cruyff al mando, pero en esta ocasión sucumbieron ante el Manchester United con un doblete del ex azulgrana Mark Hughes.
Un año después se volvieron a enfrentar en la fase de grupos de la Copa de Europa. En ambos duelos la victoria cayó del lado culé, 0-2 en Ucrania y 3-0 en Barcelona, con Hristo Stoichkov en plan estelar.
Los culés terminaron alzando su primera “Orejona” en el mítico Wembley con el recordado cañonazo de Ronald Koeman ante la UC Sampdoria.
El 15 de septiembre de 1993 el Dinamo de Kiev le ponía muy cuesta arriba la eliminatoria al Barça. Un partido notable de los ucranianos, que tumbaron al campeón dos años atrás. 3-1 con doblete de Leonenko y un gol de Shkapenko.
Solo el tanto de Koeman desde el punto de penalti plantó la semilla de la remontada culé.
Aquella derrota hizo reaparecer en Can Barça los fantasmas del CSKA Moscú, que un año atrás eliminaron contra todo pronóstico al defensor del título a las primeras de cambio.
Fútbol de altos vuelos
14 días después de la debacle en Kiev, un Camp Nou engalanado para las grandes noches asistió a el mejor partido del Dream Team.
A los 2 minutos de juego Laudrup filtró un balón elevado a la frontal, la zaga ucraniana falló. Romario oportunista como siempre controló la pelota y su disparo se estampó en la mismísima cruceta. El Barça que había saltado al campo con un 3-4-3 ultraofensivo comenzaba a intimidar.
La réplica visitante no se hizo esperar y en la siguiente jugada Leonenko disparó al lateral de la red de la portería defendida por Zubizarreta.
En el 9’ Bakero la cedió para Romario, que la dejó pasar porque había visto por el retrovisor a Michael Laudrup que con el interior subió el primero al marcador. Instantes después “Txiki” Begiristain estuvo a punto de hacer el segundo con un disparo que repelió un defensa ucraniano.
Los culés necesitaban al menos otro para clasificarse a octavos de final. Iban a cumplir el objetivo en apenas 17 minutos. Su dominio era total y en ese tiempo habían generado media docena de claras ocasiones.
Bakero puso el 2-0 en el luminoso tras una excelente jugada entre Laudrup y Txiki, que la cedió atrás para un remate del centrocampista navarro que se escapó entre las manos a Kutepov.
En el 28’ Serhiy Rebrov heló la sangre de los presentes con un cañonazo ante el que nada pudo hacer Zubizarreta. Los ucranianos agazapados seguían muy vivos. Pese al mazazo, no bajaron los brazos y siguieron asediando la portería de Kutepov sin cesar.
Éxtasis en el Camp Nou
En la reanudación Koeman aprovechó un despiste en la zaga ucraniana para botar una falta lateral que Bakero remató al fondo de las mallas con la testa. El héroe de Kaiserslautern volvía a marcar un gol decisivo.
Pese al peligro ucraniano que en una sola llegada había anotado un gol, los locales no se dedicaban a nadar y guardar la ropa, iban a tumba abierta para marcar el gol que les otorgase el pase a octavos.
Y éste llegó en el 67’, tras un gol fantasma y dos clarísimas ocasiones en las botas de Romario y la cabeza de Bakero.
Otro de los hombres destacados del partido, que terminó como máximo goleador en aquella edición de la Copa de Europa, Ronald Koeman, sacó a relucir sus virtudes a balón parado.
El latigazo del central holandés cogió la parábola perfecta para superar la barrera y colarse junto al palo. 4-1. La remontada se hizo realidad en el mejor partido del Dream Team. Fútbol total.
El principio del fin del Dream Team
Aquel que para muchos el mejor partido del Dream Team, por juego, pero también por efectividad. Los jugadores culés dispararon 29 veces a portería, 4 terminaron en gol y otros 3 estampados en la madera. Un torrente ofensivo incesante.
El equipo dirigido por Cruyff dejó otros grandes recitales en la fase de grupos de aquel torneo en el que no dio opciones a AS Mónaco, Spartak Moscú y Galatasaray para meterse en la final.
Otra historia fue lo sucedido en el Olímpico de Atenas, apenas cuatro días después de arrebatarle en el último suspiro la Liga al Deportivo de la Coruña, tras una agónica pelea que se extendió durante meses.
Las disputas de Cruyff con algunos futbolistas y una apisonadora llamada AC Milan dieron la puntilla a un Dream Team que no volvería a levantar cabeza.