Al tratarse de un torneo en honor al jefe de estado, la Federación Española de Fútbol ha ido adaptando su nombre a la forma que adoptase el propio estado, que dicho sea de paso no ha sido muy estable.
Nació con el nombre de Copa de la Coronación, como homenaje a la subida al trono de Alfonso XIII. Al perpetuarse en el tiempo adoptó el nombre de Copa del Rey, circunstancia que duró lo mismo que su reinado.
Con la caída de la monarquía en 1931 y el cambio de sistema político la Federación pasó a denominar el torneo como Copa del Presidente de la República.
Así permanecería hasta 1936. El alzamiento de militar y la guerra civil relegaron al fútbol a un segundo plano, incluso algunos equipos se vieron prácticamente disueltos debido a la llamada a filas de sus jugadores.
Un nuevo torneo
La división de España provocó la aparición de sendas federaciones, la “oficial” de la que Ricardo Cabot trasladó su sede a Barcelona, alejándola del frente, pero sin apenas poder fáctico y carente de competiciones que gestionar.
Por otra parte estaba la “Nacional”, la que el General Moscardó asignó al Coronel Julián Troncoso con sede en San Sebastián en 1937 y, que estaba reconocida por la FIFA.
Ambas intentarían con mayor o menor éxito organizar campeonatos y torneos en sus respectivas zonas. Sirva de ejemplo la Copa de la España Libre 1937 organizada en zona republicana y despojada de validez tras la victoria de los golpistas.
A día de hoy el Levante, campeón de aquel torneo cuasi desconocido, sigue litigando sin éxito para que se le reconozca como legítima heredera de la Copa del Rey.
A finales de 1938 con la guerra más que decidida, el mal llamado bando Nacional empezó a gestionar el mundo del fútbol con el claro objetivo de organizar un torneo para el fin de la guerra.
El 2 de diciembre se publican las bases de la nueva heredera de la actual Copa del Rey, la más desconocida de todas, el denominado oficialmente como Torneo Nacional de Fútbol.
Se decretó la vuelta de todos los jugadores a los clubes en los que militaban al inicio del conflicto en 1936.
Organización muy compleja
Cada Federación organizaría su propio campeonato regional como fase previa. Los campeones y subcampeones obtenían plaza en el Torneo Nacional de Fútbol de 1939.
Inicialmente fueron invitadas las federaciones aragonesa, gallega, cántabra, guipuzcoana, navarra, sur y castellana (excluyendo Madrid).
Había regiones como Extremadura, Asturias, Canarias, Baleares y el Sahara incapaces de aglutinar los equipos necesarios para la disputa del torneo regional.
En agradecimiento a los territorios africanos por su ayuda en la contienda, Franco intentó que ocuparan al menos una plaza en la federación sur para que pudieran participar.
Por su parte catalanes, valencianos y madrileños fueron excluidos por motivos políticos. Se alegó que no tenían capacidad, siendo seguramente los que más posibilidades reales tenían para organizar esas fases previas.
Las distintas regiones se las vieron y se las desearon para juntar 4 equipos. Lejos de rendirse completaron los campeonatos haciendo uso de equipos de militares, omitiendo la legislación que obligaba a todo equipo a estar constituido y registrado legalmente, además de federado.
Los aspirantes en las fases regionales fueron:
-Vizcaína: Bilbao Athletic Club, Arenas Club de Guecho, Erandio Club, Sestao Sport y Baracaldo-Oriamendi.
-Guipuzcoana: Donostia, Deportivo Alavés, Real Unión de Irún, Tolosa, Euskalduna de Renteria y Aurrerá de Vitoria.
-Gallega: Deportivo de la Coruña, Racing de Ferrol y Celta de Vigo (que se retiró sin jugar).
-Navarra: Indarra de Pamplona, Osasuna y un combinado de militares destinados en la región.
-Cántabra: Racing de Santander, Unión Montañesa, Rayo Cantabria, Iberia, Barreda Sport y San Juan.
-Aragonesa: Zaragoza, Huesca, Aviación Nacional, 80ª compañía automovilística y Recuperación de Levante.
-Sur: Sevilla, Betis, Xerez, Cádiz, Recreativo de Granada (no participó) y el Ceuta Sport en representación del Magreb español.
Un torneo convulso
Los participantes en el Torneo Nacional de Fútbol fueron: Racing Club de Ferrol, S.D. Juventud Unión Montañesa, Racing Club de Santander, Bilbao Athletic Club, C.D. Baracaldo-Oriamendi, Club Atlético Osasuna, Zaragoza F.C., Aviación Nacional, Deportivo Alavés, Donostia F.C., Betis Balompié, Sevilla F.C. y Ceuta Sport Club.
Tras una inscripción plagada de irregularidades, con equipos que se apuntaban y luego desertaban El Oviedo, por ejemplo, tuvo que renunciar por la desintegración del equipo y se organizó una selección de jugadores asturianos, que finalmente tampoco participaron.
Al Athletic le sucedió algo parecido, se presentó con un combinado de jóvenes. No participó como equipo oficial, de ahí el nombre de Bilbao Athletic que a día de hoy usa el filial rojiblanco y no como Athletic Club de Bilbao.
Tras innumerables chapuzas y un sinfín de apaños comenzó el Torneo Nacional de Fútbol, que concedería al vencedor la llamada Copa del Generalísimo, nombre oficioso que acabaría imponiéndose y haciéndose oficial en la siguiente edición.
Algunas eliminatorias se vieron alteradas por la incomparecencia de varios equipos, como la plaza asturiana del Oviedo, a la postre adjudicada al combinado de jugadores asturianos que dado el estado de forma no se presentó al torneo y dio la victoria al Racing de Ferrol.
Lo mismo pasó con el equipo balear, el Constancia de Inca no podía hacer frente a los gastos del desplazamiento y se ausentó a última hora.
Esta peculiar competición solo contó con la participación de 4 clubes de primera división, Betis, Sevilla, Racing de Santander y Atlético Osasuna.
Imaginen una Copa sin el Valencia, Atlético de Madrid, FC Barcelona o Real Madrid, pues eso fue el Torneo Nacional de Fútbol.
Sevilla campeón
En cuanto al formato fue muy similar al que había hasta el momento. Todo a doble partido salvo la final.
Por motivos políticos y propagandísticos para la final se eligió el Estadio de Montjuic. Un castigo para Barcelona. El régimen quería dotar al torneo de cierta oficialidad omitiendo la exclusión de equipos de los últimos bastiones republicanos.
Ese fue uno de los motivos por el que no se atrevieron a denominarlo como Campeonato Nacional de España.
Finalmente no sería Franco quien entregó el trofeo. El encuentro fue presidido por el general Moscardó, figura notable del régimen y héroe nacional desde el asedio al Alcázar de Toledo.
El título se lo jugaron Sevilla y Racing de Ferrol. Los andaluces fueron muy superiores y alzaron el trofeo tras un contundente 6-2. Su delantera sería conocida desde entonces como “La Stuka” en referencia a su potencial ofensivo.
El torneo no volvió a repetirse, cambió de formato y volvió a denominarse con el nombre del jefe de Estado de turno, por aquel entonces Copa del Generalísimo.
Existe una consideración muy desigual para la Copa de la España Libre y el Torneo Nacional de Fútbol.
La de 1937 está considerada como un trofeo cuasi veraniego, mientras que la del 39, a pesar de la falta de rigor en la organización, está equiparada a cualquier otra Copa del Rey. Un trato desigual e injusto para los clubes vencedores de ambos torneos.