Si echamos la vista atrás recordamos un buen puñado de buenos guardametas y especialmente mediáticos como “Loco” Gatti, Sergio Goycochea, «Mono» Burgos o Jorge D’Alessandro, casos muy conocidos por su nueva faceta televisiva.
Podría decirse que en la portería de Argentina siempre existió una dualidad, similar a la disputa en los banquillos entre Bilardo y Menotti.

Rivales acérrimos
En esta historia tenemos de un lado a Ubaldo “Pato” Fillol gran portero de River Plate de la década de 1970 y comienzos de los ’80. Sobrio, trabajador y discreto, nada tenía que ver con el otro protagonista.
Hugo “Loco” Gatti, la otra cara de la moneda del fútbol argentino de la época. El guardameta de Boca Juniors era un amante de los focos, polémico y extrovertido.
Ambos mantenían una fuerte rivalidad, tanto a nivel de clubes como en la albiceleste, que se tradujo en varios cruces de declaraciones y cierta enemistad.
Hoy ambos reconocen que aquella rivalidad con la portería de Argentina como telón de fondo les hizo mejores a los dos y mantienen una buena relación.

Gatti es a día de hoy el futbolista con más partidos el Campeonato Argentino, por su parte Fillol ostenta el récord de penaltis detenidos en el país con 26, cuatro más que su colega de profesión.
El de Boca era el teórico portero “titular” la Copa del Mundo que organizó Argentina en 1978., pero su carácter extravagante provocó algún que otro roce con Menotti y una inoportuna lesión le puso la titularidad en bandeja al “Pato”.
Misma película. Otros protagonistas
Con el cambio de década irrumpieron otros protagonistas para recoger el testigo de su antecesores,
Nery Pumpido desarrolló la mayor parte de su carrera entre Unión de Santa Fe y River Plate. En España se le recuerda especialmente por su etapa en el Real Betis, al final de su carrera.
Formó parte de la expedición albiceleste en Mundiales de 1982, 1986 y 1990, siendo titular en el segundo de ellos.
Ubaldo Fillol, titular en España ’82 partía con ventaja y aparentemente tenía la confianza de Bilardo para la cita en el país azteca, pero finalmente la lista la conformaron Luis Alberto Islas, Zelada y el propio Nery Pumpido, que se hizo con la titularidad dando el pistoletazo de salida a una nueva rivalidad en la portería de Argentina.
Luis Alberto Islas no asumió bien la titularidad de Pumpido y los celos fueron origen a una nueva «guerra» mucho más cruenta que la anterior.
Islas defendió la portería de clubes como Independiente, Atlético de Madrid o Logroñés. De nuevo asistimos a un choque de estilos. Pumpido mucho más sobrio y discreto, mientras que Islas era un portero especialista en el mano a mano, bastante egocéntrico y algo conflictivo.
Prueba de ello fue su salida de Independiente, fruto de la mala relación con el resto de la plantilla y el entrenador, Jorge Solari. Hasta tal punto de solicitar su traspaso a otro club en aras del buen clima laboral en el vestuario.

Guerra bajo palos
La portería de Argentina le dio a Pumpido gran prestigio en el panorama internacional, además levantó el título de campeón del mundo. Aquello escoció sobre manera a Islas, que se creía mejor que Nery.
Islas empezó a atacar en los medios a Pumpido, que aguantó lo que pudo, pero terminó entrando al trapo. La guerra de declaraciones rompió literalmente la relación, hasta tal punto de retirarse la palabra.
Bilardo, consciente de la situación hizo lo que pudo por mejorar su relación. Pero no había manera. Pumpido tuvo la mala fortuna de fracturarse el antebrazo antes de la Copa América de 1987, otorgando la titularidad a Islas que siguió a la gresca.
Cuando Pumpido se recuperó volvió a ser el portero de Bilardo y en la Copa América de 1989 Islas viendo que no iba a ser titular renunció a la selección. Decisión que mantuvo hasta el siguiente Mundial, aunque en tierras italianas todo cambió inesperadamente.

Giro de guion
Durante el segundo partido de la fase de grupos, frente a la URSS, Pumpido chocó con su compañero Olarticoechea y sufrió una fractura abierta de tibia y peroné. Durante el resto del mundial Sergio Goycochea fue el cancerbero titular.
Islas nunca reconoció su error por no haber ido a aquel campeonato, pero sí volvió a ser convocado con la albiceleste.
En 1994 consiguió aquello que tanto había peleado, por lo civil y lo criminal. Defender la portería de Argentina, aunque cuando llegó su momento no le fue tan bien como esperaba.
