Un buen ejemplo de estas dualidades lo encontramos en Argentina. Hay una cuestión que divide al mundo del fútbol. No se trata de un debate entre hinchadas, ni de la pelea entre de dos clubes rivales. Son dos corrientes filosóficas. Dos formas opuestas del ver el fútbol. Bilardo y Menotti.
No es de extrañar que esto suceda en este país sudamericano donde el fútbol es casi una cuestión de Estado o prácticamente un credo religioso.
Estas dos corrientes toman el nombre de sus máximos exponentes, Bilardo y Menotti, lideres del Menottismo y el Bilardismo.
Bilardo y Menotti tienen el honor de haber sido los dos únicos técnicos que han conseguido ganar un mundial con Argentina. Menotti en 1978 y Bilardo en 1986.
Los dos dirigieron a la albiceleleste durante un periodo de 8 años y ambos la hicieron entrar en el Olimpo del fútbol, utilizando formas diametralmente opuestas para cumplir el objetivo.
Romanticismo vs….
El estilo de César Luís Menotti, conocido como el “Flaco”, tiene como seña de identidad la posesión. Un fútbol eminentemente ofensivo que pretende sumar el mayor número de jugadores posibles por delante del balón.
La piedra angular es la calidad técnica de sus jugadores, básica para poder desarrollar sus ideas sobre el terreno de juego. Sus equipos buscan las ocasiones a base de tocar y tocar y se defienden teniendo el balón en sus pies.
Tiene una idea romántica del fútbol, buscando siempre la victoria pero dotando de mucha importancia a la estética. No se trata solo de vencer, hay que convencer.
Este estilo de fútbol actualmente puede verse representado por técnicos como Guardiola o Bielsa. La selección española de 2008 a 2012 es uno de los máximos exponentes de este estilo.
… Pragmatismo
Carlos Salvador Bilardo, el “Narigón” o el “Doctor”, tiene una forma mucho más pragmática de entender fútbol. Lo fundamental por encima de todas las cosas siempre ha sido el resultado.
Los pilares sobre los que se sustenta su fútbol son la táctica y el trabajo físico. En una interpretación maquiavélica del juego, nunca se cuestiona el medio para llegar al fin, que es siempre ganar.
Su fútbol es más directo, con una presión asfixiante sobre el rival, cuanto más arriba mejor. Basado en transiciones rápidas y sin demasiada elaboración.
Actualmente uno de los máximos exponentes de este estilo es el Atlético de Madrid de “Cholo” Simeone.
Como ya os podréis imaginar sus estilos radicalmente distintos no puede ser motivo suficiente para generar una grieta tan profunda en a la sociedad que ha dado lugar a ríos de tinta.
Esta historia viene aderezada por una rivalidad personal que provocó que propios y ajenos se posicionasen a favor de uno u otro.
De la cancha a los banquillos
Como jugadores se enfrentaron solo en una ocasión. El 2 de mayo de 1965 en un Estudiantes de La Plata vs Boca Juniors, que terminó 2-2 , pero el campeonato terminó en las vitrinas «Xeneize«.
Menotti era un fino y talentoso centrocampista, con una buena visión de juego, dominio de la pelota y excelente disparo de media distancia.
Por su parte, Bilardo también jugaba en la medular, pero era un futbolista mucho más aguerrido, que peleaba cada balón como si fuera el último. Encargado de corregir constantemente aspectos tácticos e imprimir ese carácter ganador al equipo.
Ya sobre el césped, Bilardo y Menotti representaban estilos antagónicos. Uno la clase y la elegancia. El otro la lucha y el sacrificio.
Como técnicos se enfrentaron en un par de ocasiones más cuando Menotti dirigía a CA Huracán, y Bilardo a su querido Estudiantes de La Plata
El primer enfrentamiento concluyó 3-3. El segundo se lo llevó el equipo dirigido por Menotti por la mínima.
El origen
Menotti dejó la selección tras el Mundial de 1982 y Bilardo le relevó en el cargo. Supuestamente esa enconada rivalidad surgió cuando ambos mantuvieron una reunión al poco de producirse dicho cambio en el banquillo de la albiceleste.
Si bien nunca habían sido amigos, el trato entre ellos era cordial, aunque no exenta de pullas como cuando Menotti declaró: “El Estudiantes que dirigió Zubeldía retrasó la evolución del fútbol argentino por lo menos en diez años”
Bilardo fue el jugador franquicia de aquel Estudiantes de Zubledía, el más glorioso y laureado de su historia.
Zubeldía fue el padre futbolístico de Bilardo además de su mentor en el plano táctico por lo que Bilardo se convirtió en el heredero natural de aquella idea de fútbol que tanta gloria dio al club «Pincharrata«.
Estas declaraciones fueron recibidas con amargura por parte de Bilardo, que interpretó que Menotti consideraba que su estilo gozaba de cierta superioridad moral sobre el resto.
A pesar de las reticencias iniciales, un amigo en común logró reunirlos en 1976 con muy buen resultado. Cenaron de nuevo en Barcelona cuando el «Flaco» dirigía al Barça.
Supuestamente aquella reunión giró en torno a jugadores de la albiceleste y se acordó mantener en secreto las opiniones discordantes entre ambos con el fin de salvaguardar el buen ambiente de la selección.
Al parecer Menotti no respetó aquel pacto entre caballeros y acabó filtrando parte de aquella conversación a la prensa, mostrando su descontento al ver que Bilardo no seguía sus recomendaciones.
El «Doctor» se sintió traicionado y comenzó así una guerra de declaraciones a través de los medios de comunicación.
Guerra sin cuartel
Los puntos de fricción fueron muchos y no están del todo claros, se habla de quitarle la capitanía a Passarella para otorgarle el brazalete a Maradona.
Ambos coincidieron en que Tarantini no debía seguir jugando en la selección o al menos no como lateral derecho y Menotti declaró posteriormente ante la prensa que era el mejor defensa argentino del momento.
También se comenta que Menotti montó en colera cuando Bilardo convocó a Maradona, jugador del FC Barcelona en aquel momento, para una serie de partidos amistosos, cuando según el «Flaco» lo que debía hacer en esos partidos era probar nuevos jugadores y no poner el riesgo al Diego.
Como era de esperar el estilo vistoso y técnico del que presumía la selección argentina de Menotti se tornó en uno mucho más intenso y directo, más del gusto del nuevo entrenador.
Inicialmente el cambio de estilo fue cuestionado por muchos. Los resultados no le acompañaban y no transmitía ninguna sensación de seguridad.
Si bien es cierto que, aunque bastante justa de juego y teniendo que esperar al último partido, consiguió su clasificación para el Mundial del ’86. Se especuló con la posibilidad de su destitución que nunca se llevó a cabo.
Al conseguir Bilardo la segunda Copa del Mundo para Argentina, la superioridad moral del bloque Menottista se disipó de un plumazo. La rivalidad entre ambos aun persiste a día de hoy y sigue siendo tema de debate habitual en las cantinas.
Como el perro y el gato
A nadie se le escapa la influencia de Diego Armando Maradona en el historial de estos dos técnicos, ya que, Menotti fue uno de sus descubridores, mientras que a las órdenes de Bilardo alcanzó su mejor versión.
Los grandes beneficiados de este enfrentamiento fueron los medios de comunicación. La guerra entre Bilardo y Menotti dio infinidad de titulares, entrevistas y debates.
Normalmente el mundial de uno y de otro suele infravalorarse por parte de sus adversarios.
Los Bilarditas dicen que el Mundial del ’78 se ganó por la condición de anfitrión y las presiones del gobierno presidido por Videla.
Los Menottistas reducen la influencia de Bilardo hasta algo testimonial en 1986, asegurando que fue Maradona quien ganó ese torneo y que podría haberlo hecho con cualquier otro entrenador.
En mi humilde opinión ambos tienen parte de razón, pero también en ambos casos la influencia del entrenador fue fundamental para alzarse campeón.
A día de hoy el debate sigue vivo a pesar de haber aparecido otros estilos de juego, algunos como Mauricio Pochettino hablan de la llamada “tercera vía”.
Bilardo vs Menotti, el eterno debate
Ambos métodos cuentan en su historial con gloriosas victorias y catastróficos fracasos. Cierto es que el Menottismo requiere mayor tiempo de maduración y necesita jugadores de un perfil muy técnico mientras que el Bilardismo suele dar sus frutos en poco tiempo y no requiere jugadores excesivamente talentosos.
Ninguna de las dos fórmulas tiene el éxito, ni el espectáculo asegurado. Para recuerdo de todos queda el Barcelona de Pep Guardiola que asombró a toda Europa por su juego hasta convertirse en el mejor Barça de la historia, mientras que la misma filosofía y el mismo entrenador no consiguieron cotas tan altas en el Bayern de Múnich.
Del otro lado tenemos el caso de Mourinho, consiguiendo el mayor hito de la historia del Oporto, la Copa de Europa o el triplete con el Inter de Milán, mientras que sus éxitos podrían catalogarse como discretos durante su estancia en el Real Madrid.
En cuanto a los protagonistas originales, la verdad es que esa rivalidad fue perdiendo tensión y el tono fue rebajándose entre ambos. Prueba de ello son los buenos deseos de Menotti a colación de la delicada salud de Bilardo el año pasado.
“Las diferencias que pueda haber en los estilos de vida no tienen nada que ver con esto. Yo deseo que Dios lo proteja, lo ayude, y que pueda salir bien de esta circunstancia que le toca pasar”