Gerd Müller era un delantero «bajito» para las costumbres de la época, solo medía 1,76m, era «culón» y tenía un aspecto rechoncho, pero era un delantero letal. como demuestran sus 729 goles en 787 partidos.
A pesar de esa estatura era bastante bueno en el juego aéreo, pero su gran virtud era el oportunismo. Siempre en el sitio indicado en el momento justo. El área era su hábitat natural.
Sin ser un jugador habilidoso con el balón, tenía muy buen cambio de ritmo y era muy explosivo en distancias cortas, lo que solía darle ventaja.
Aprovechaba su centro de gravedad bajo para girarse y hacía del control orientado su mejor arma para sorprender a los zagueros.
«Torpedo» Müller, sinónimo de gol
Por todas estas virtudes, casi siempre infravaloradas por rivales y aficionados, «El Bombardero de la Nación» es uno de los grandes goleadores de la historia.
Fue el máximo goleador de Alemania hasta 2014, con 68 goles en 62 partidos. Segundo máximo goleador histórico de la Bundesliga con 365 goles. Dos veces Bota de Oro (1970 y 1972), siete veces máximo realizador del campeonato alemán, cuatro de la Copa de Europa, así como de la Copa del Mundo de 1970 y la Eurocopa de 1972.
Unas cifras asombrosas e inagotables que le valieron ser galardonado con el Balón de Oro en 1970, convirtiéndose en el primer futbolista alemán en lograrlo.
De mayor o menor belleza Müller metía una cantidad ingente goles y fue fundamental tanto para el Bayer de Múnich como para la selección alemana de los Paul Breitner, Sepp Maier y Franz Beckenbauer.
Me quedo con este gol a Holanda en la final de la Copa del Mundo de 1974, porque le define a la perfección
Este gol le dio su segundo Mundial a Alemania frente a la mejor selección del momento, la Holanda de los Cruyff, Neskens y compañía.
¿Cuánto le deben los alemanes a «Torpedo» Müller?